Nuevo rey de Roland Garros

El apoyo de El Palmar a Alcaraz alcanza la Philippe Chatrier de París

Los vecinos de Carlos Alcaraz siguieron la vibrante final de Roland Garros congregados en las calles de la pedanía murciana frente a una pantalla gigante instalada por el Ayuntamiento. El triunfo del palmareño desató la celebración de casi un millar de personas, que disfrutaron del tercer Grand Slam del tenista

Alfonso Asensio

Alfonso Asensio

Ni el sol, ni el importante calor, ni el horario de la final de Roland Garros (15.00h) detuvo a los vecinos de la pedanía murciana de El Palmar, que se congregaron en la Avenida Pintor Pedro Cano para vivir unidos el partido de su paisano Carlos Alcaraz. Modificaron sus horarios y se organizaron para tenerlo todo listo, votación electoral incluida, al inicio del choque. Una pantalla gigante instalada por el Ayuntamiento de Murcia concentró todas las miradas las durante 4 horas y 19 minutos que duró el duelo.

Durante los primeros minutos del partido se buscaron las sombras de los árboles al mismo tiempo que se celebraban los puntos de Carlos entre abanicos, gorros, botellas de agua y granizados para intentar mitigar las altas temperaturas que se registraron durante las horas centrales del día. Más tarde, algunas nubes ayudaron a que las filas de sillas colocadas frente a la pantalla se fueran llenando poco a poco.

La escena en las calles de El Palmar era festiva a la par que tensa. Carlitos se jugaba mucho y su pueblo lo sentía como propio. En cada saque, golpeo o punto, la emoción de la Philippe Chatrier se replicaba en un punto exacto de la Región, que vivía su día grande mientras su mejor representante en el plano deportivo luchaba por el Grand Slam más cotizado del mundo del tenis.

Los más pequeños imitaban los movimientos de su ídolo, sus padres calculaban cada movimiento en el marcador y los más mayores no cesaban en su apoyo al tenista murciano. «Lo vi durante sus primeros torneos a los 12 años y ya se veía que podía llegar al mejor nivel», afirmaba Enrique, aficionado al tenis. Familias completas y grupos de amigos vivían con intensidad el encuentro, incluso ciudadanos de distintos lugares. «Hemos venido desde Castellón para vivir el partido en la raíz», comentaba Juan Carlos.

El largo desarrollo del partido, que se fue finalmente a los cinco sets, unido al descenso de la temperatura, llamó cada vez a más vecinos, que pasaron de los doscientos a los quinientos en pocos minutos hasta llegar casi al millar de personas. Durante los mejores momentos de Alcaraz, su gente disfrutó con el juego y aplaudió el esfuerzo. En cada bola alta, el público contuvo la respiración para romper en un grito de celebración y alivio cuando el tenista voleaba dentro de los límites de la pista de su rival.

No dejó de creer la gente cuando parecía que Alcaraz caería derrotado. «Lo levanta», se escuchaba entre los vecinos. Ganó Zverev su segundo set consecutivo y la frase más pronunciaba fue el ya típico «vamos Carlos». Nunca se perdió la esperanza, ni cuando peor se puso el partido, y eso lo debió sentir Carlos, que volvió a hacer su mejor tenis y a disfrutar con su revés, derecha, volea y dejada. El «vamos Carlos» transicionó a un «vamos Charli», mucho más cercano de aquellas personas que lo han visto crecer, que lo siguen viendo como a un vecino más y que incluso siguen compartiendo calles, establecimientos y vida con el deportista.

Carlos daba un espectáculo sobre la pista central de Roland Garros y la gente se divertía con el aguerrido paisano. Le entraba todo al murciano, de todas las formas y colores, y el público en la Avenida Pintor Pedro Cano hacía una ‘ola’ cada vez más numerosa. Cada punto acercaba más la victoria y el título. Primero llegó el empate a dos sets y en el quinto y definitivo la inercia ya era demasiado grande como para pararla. Así se sintió en El Palmar, donde lo vieron hecho. Punto de partido.

Sacó Carlos con toda la fuerza que recibía de su pueblo, movió a su rival de lado a lado y le propuso una pelota esquinada a la que Alexander llegó muy forzado. El flojo golpeo del alemán, que no superó la red, certificó al triunfo y el tercer Grand Slam de su carrera. El Palmar estalló en júbilo. Los saltos, abrazos y festejos se desataron frente a la pantalla gigante, que mostraba a Alcaraz sobre la tierra batida en una imagen que recordó a Rafael Nadal.

«Ha sido muy intenso, pero este ‘zagal’ es una maravilla para la pedanía, para la Región y para España. Es una persona muy cercana con todo el mundo y se lo merece», comentaba Sergio, quien conoce bien a Carlos. «Ha sido espectacular, muy tenso y ajustado», afirmaba su hijo Pedro, amigo de la familia Alcaraz por su relación con el hijo menor. «Al final siempre saca los partidos», explicó Ángel. «Es un orgullo para nuestro pueblo tener a una persona de este calibre», expresó Pepe minutos después del gran triunfo de su paisano Carlos Alcaraz.