Momento para los menos habituales en el FC Cartagena

La temporada está a punto de terminar para un Fútbol Club Cartagena que se ha convertido en el equipo más admirado del año en Segunda División. Tras su gesta histórica consiguiendo una milagrosa salvación, las últimas tres jornadas de liga se convirtieron en un paseo militar en el que nada más debía aguantar la compostura el cuadro albinegro. Esta circunstancia, no obstante, se manifestó en Ipurúa con una falta de tensión competitiva evidente en el primer tramo del encuentro. Para huir de ello y «cerrar este capítulo siendo lo más dignos posible», Julián Calero puede buscar soluciones en su segunda unidad.

A su llegada al FC Cartagena, el entrenador albinegro buscó sin descanso un once tipo que le ofreciera seguridad. Seguridad para crecer competitivamente desde la defensa, en la que mantuvo a su hijo Iván y al capitán Pedro Alcalá. Desde el principio confió también en José Fontán, el jugador con más minutos del Cartagena esta temporada, pero no como central, sino como lateral izquierdo. En esa posición lo intentó con Jairo, pero pronto se dio cuenta que estaba perdiendo potencial ofensivo con el canario tan atrasado.

Vió también en Alarcón un excelente pivote infrautilizado por Víctor Sánchez del Amo. En primera instancia fue Luis Muñoz quien acompañó al chileno, pero los resultados llegaron cuando acomodó al malagueño en banda ocupando su hueco en el centro con Damián Musto. Con Tomás y Damián llegaron los resultados. Sacrificio, esfuerzo y pragmatismo para un equipo que no podía esperar más.

La llegada de Andy en el mercado de invierno -fue fijo desde su fichaje- dio vuelo a Alarcón para incorporarse al ataque, donde fue todavía más eficaz. Arriba, a pesar de intentar recuperar el nivel de los Hevel, Ferreiro, Jony o Lautaro de León, el técnico ha terminado confiando en los que más le han demostrado: Jairo, Luis Muñoz y Ortuño, con un importante tramo de Darío Poveda.

Con ese once tipo congisuió su propósito el entrenador madrileño. Salvar la categoría con unos números estratosféricos. Lo ha conseguido el entrenador y el equipo con tres jornadas de antelación y ahora buscan terminar de forma «digna» una campaña que será memorable. La clave puede estar, irónicamente, en los menos habituales. Aquellos jugadores que no han logrado convencer a Julián Calero podrían hacerlo en las dos últimas fechas por el bien del equipo y el suyo propio.

Entre esos menos habituales está el portero Tomás Mejías, los defensas Arnau Solà y Diego Moreno, los centrocampistas Jony Álamo, Juan Carlos Real y Mikel Rico, y los atacantes Iván Ayllón y Arnau Ortiz. Ocho jugadores que tienen cabida en los próximos onces.

Quien parece destinado a disputar minutos es Mikel Rico. El veterano centrocampista recibe en el Cartagonova a su exequipo, el Huesca, y todo apunta a que finalizará su etapa como albinegro en el campo del Espanyol. No se sabe si también su carrera como futbolista llegará a su fin en dos semanas. Al de Basauri le podría acompañar Arnau Solà, el jugador cedido por el Almería que no ha tenido el protagonismo que esperaba y que firmó un gran encuentro en Ipurúa la pasada semana.

Diego Moreno también es otro de los más esperados por sus buenos minutos cuando el equipo lo ha necesitado. Podría dar relevo a Calero. Arnau Ortiz también ha sido un argumento útil en los minutos finales de los partidos en la segunda vuelta y podría acabar como titular la temporada.

Hasta cinco apercibidos tiene el FC Cartagena de cara a las dos últimas fechas del campeonato liguero: Rico, Andy, Fontán, Musto y Ortuño. Esta circunstancia también puede condicionar al equipo en el partido del próximo domingo o en el último del curso. Con los deberes hechos, nadie puede reprochar nada al Cartagena y la aparición de la segunda unidad sería un buen premio para una plantilla que ya ha hecho historia en la ciudad trimilenaria.