Pasando la Cadena

Con la de verdad

Archivo - El entrenador del Paris Saint-Germain, Luis Enrique ,en rueda de prensa en la Liga de Campeones

Archivo - El entrenador del Paris Saint-Germain, Luis Enrique ,en rueda de prensa en la Liga de Campeones / Bernd Thissen/dpa - Archivo

José Luis Ortín

Ya no valen ayudas. Nuestros grandes se juegan la temporada en tres partidos que son tres finales, debiendo superar los blancos el mal fario del primer envite y colchoneros y culés refrendar sus ventajas iniciales. Real, Barça y Atleti examinan sus capacidades y en primavera no caben paseíllos glamurosos, expectación, inicios esperanzadores, faenas dignas ni aseadas. Solo hule o puerta grande.

Los merengues viajan a Manchester con más preocupación que suficiencia. El empate en la ida esparció frustraciones y temores, aunque siempre queda que son el Madrid y eso ya es mucho en Europa. Pero lo peor es el recuerdo de las dos últimas visitas, sobre todo la última. Un varapalo que curiosamente no tuvo consecuencias en un club de éxito obligado. Sin embargo, ahora, el añadido temporal de una liga en el bolsillo no les eximiría de la sensación de fracaso si el City les da un tercer baño consecutivo en su casa; el runrún de segundones se instalaría en el madridismo en la Europa de sus querencias. Y para evitarlo, deben aparecer los grandes jugadores.

Vinicius, Bellingham y Kroos, con la imprescindible ayuda de Carvajal, Valverde, Rudiger y Camavinga deberían salir del Etihad encaramados en la estela de quienes pasearon el clásico blanco madridista por el continente con la vitola de reyes de Europa. Pero otro compañero se juega más. Lunin está ante su ser o no ser tras las dudas generadas en el encuentro de ida. El regalo técnico a Bernardo Silva la pasada semana y una actuación no sobresaliente el miércoles serían la tumba de sus aspiraciones a ocupar por derecho propio la portería blanca. Un reto complicado en el que será el partido más exigente del año para los de Ancelotti. Los de Guardiola apretarán como nunca en un estadio donde también los partidos parecen interminables. Cuarenta y tantos seguidos europeos sin perder en casa contemplan a los azulillos. Ganarles sería una de las mayores heroicidades del Real Madrid en su luenga y gloriosa historia. Argumentos tienen, pero como ocurre en las grandes citas, la suerte también juega, sin olvidar que quien arbitre esté a la altura. Demasiados astros deberán conjuntarse para que el Real salga vivo de Manchester, pero con ese escudo todo es posible.

El Barça se juega la temporada en Montjuic ante el PSG. Trae ventaja de París, pero es mínima porque ya dijimos que para estos dos equipos jugar fuera o dentro es poco relevante. Los de Luis Enrique son fiables a domicilio por su velocidad y el temible mascarón de proa que portan. Otro partido para grandes jugadores y Mbappé es el mejor. La clave estará mañana en que De Jong, Pedri y Gundogan sean capaces de imponer su juego en el medio campo, donde son superiores si están a su nivel, porque atrás han recuperado con Ter Stegen, Araujo y el fenómeno Cubarsí la fiabilidad que les hizo ganar la pasada liga.

Viniendo de donde vienen, si los blaugranas pasan a semifinales de Champions y acaban la Liga en un digno segundo puesto apretando al Madrid hasta el final, se abriría el melón de la continuidad de Xavi. De lo contrario, el de Tarrasa será más historia que presente en Barcelona. Donde estaba antes de su polémica dimisión diferida. Causa, según él, y casualidad según la mayoría, de la meritoria resurrección de un equipo en parihuelas por la facilidad con que lo goleaban. Y ahí, como extraordinario legado de Xavi, han sido clave los juveniles que ha incorporado al estrellato. Solo el valor de mercado de Lamine y Cubarsí amortizaría siete temporadas de los entrenadores mejor pagados del mundo. ¡Ojo a este dato! Otros más laureados y mejor pagados lo quisieran.

Y llegamos al Atleti de Simeone. No soy optimista pese a la ventaja obtenida en el Wanda porque a domicilio parecen otros y en Dortmund hallarán un infierno. En Alemania, Oblak, Witsel, De Paul, Koke, Llorente, Morata y el mejor Griezmann pueden obrar el milagro. Otra final para los grandes y el francés lo es.

Como Simeone, quien deberá olvidar conservadurismos y salir a por todas como si fuera el primer envite. De todas formas, el Cholo acaricia la meta que justifica su contrato: otra temporada en puestos Champions. Pasar a semifinales, que ojalá, sería una guinda espléndida.

Así las cosas, los artistas de nuestros tres grandes deben ir sin ayuda a por el toro con la espada de verdad. Quienes no comparezcan, serán más mentirosos que auténticas figuras.

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