Champions League

Simeone rearma el Atlético con Lino y Riquelme: una daga y un florete

El canterano será titular en el carril izquierdo en De Kuip, donde un triunfo clasifica al Atlético automáticamente para los octavos de Champions

Riquelme celebra el primer gol atlético ante el Alavés.

Riquelme celebra el primer gol atlético ante el Alavés. / EFE

Fermín de la Calle

El día aque se confirmó la marcha de Yannick Carrasco a Al-Shabab saudí, nadie extrañó su adiós en el vestuario rojiblanco. El belga era un jugador que se había ganado el respeto de compañeros y aficionados. Incluso había superado las dudas y el escepticismo del propio Simeone cuando le colocó en la banda como carrilero en su apuesta por el 5-3-2. No le tenía fe el Cholo a la hora de replegarse, pero Carrasco se acabó convirtiendo en la alternativa más ofensiva en banda de cuantos carrileros dispuso con el nuevo esquema.

Yannick Carrasco.

Yannick Carrasco. / Al Shabab

Carrasco, una salida cantada

Sin embargo, Carrasco no terminó de echar raíces en el vestuario dejando gestos que enfriaron su relación con técnicos y compañeros. Declaraciones altisonantes sobre el carácter defensivo de Simeone cuando se desplazaba a Bélgica a jugar con su selección, o sugerencias sobre una posible salida a otros clubes cuando no atravesaba por su mejor momento como rojiblanco le convirtieron en un futbolista sin predicamento en la plantilla. Alguien con el que la afición no terminaba de identificarse, más allá de su rendimiento deportivo. Algo que Simeone siempre ensalzó en Carrasco.

Su salida en febrero de 2018 al Dalian Yifang chino dejó indiferente a la afición, a la que tampoco le sorprendió que el pasado verano el belga presionase para que el Barcelona ejerciese una opción de fichaje de 18 millones que tenía para hacerse con sus servicios. Xavi desistió y al final Carrasco se marchó a Arabia Saudí, confirmando una marcha anunciada de un jugador que nunca estuvo cómodo de rojiblanco. Pero su salida deportivamente fue una pérdida notable, aunque Simeone llevaba meses cocinando a fuego lento la apuesta de los jugadores que le suplirían: Samu Lino y Roro Riquelme.

Lino, la 'mili' en Mestalla

Lino llegó al Atlético después de mostrarse como un jugador muy vertical en el Gil Vicente en Portugal, donde Jorge Mendes hace y deshace con la connivencia de su amigo, y socio dicen, Miguel Ángel Gil. Mendes, que también es parte del entramado de Meriton, se llevó a Lino a hacer la ‘mili’ al Valencia. Y el jugador se curtió en un entorno complicado donde demostró personalidad y llegada. Simeone le observaba desde la distancia y le gustaba lo que veía. Hasta el punto que este verano, cuando llegó la pretemporada, le dio protagonismo para convertirlo en su carrilero zurdo en sustitución de Carrasco. Y Lino no solo lo agradeció, el brasileño explotó convirtiéndose en uno de los mejores jugadores del inicio de Liga junto a Bellingham.

Lino ha participado en 12 partidos con el Atlético generando 7 goles. Tres tantos firmado por él, dos en Liga y uno en Champions, y otros cuatro en forma de asistencia llegando desde la izquierda. Lino ha provocado 13 faltas, generado 18 regates y provocado cuatro tarjetas. Ha disparado a puerta en 11 ocasiones, de las que 8 fueron entre los tres palos. Un jugador con desborde y llegada que se mostró determinante en el derbi en el que el Atlético goleó al Madrid (3-1) en el Metropolitano. A los cuatro minutos un pase suyo fue rematado por Morata a la red suponiendo el primer gol. Y luego no dejó de subir por banda dando muchos problemas a un Lucas Vázquez que no pudo frenarlo en ningún momento.

Samuel Lino.

Samuel Lino. / Reuters

Riquelme, talento desbordando el carril

Si Lino es velocidad y verticalidad, Rodrigo Riquelme es talento y desequilibrio. El canterano fue otro de los jugadores rojiblancos que hizo la ‘mili’ fuera. Primero se marchó a Inglaterra, al Bournemouth, donde jugó una veintena de partidos con apenas 20 años. Luego en Miranda de Ebro demostró que la Segunda se le quedaba pequeña, anotando cinco goles y repartiendo 12 asistencias en los 38 partidos que jugó con los rojillos.

Y el año pasado, en el Girona, deslumbró en el estreno de los catalanes en Primera tras su regreso muchas décadas después. ‘Roro’ se convirtió en el jugador diferente del medio campo gironi, con Oriol Romeu y Aleix García a su espalda. Arrancaba desde la izquierda para, a pie cambiado, trazar diagonales hacia adentro que siempre terminaban en asistencia o disparo. Riquelme confirmó todo lo bueno que había mostrado en la cantera atlético y en las categorías inferiores de la selección anotando cinco goles, dando cuatro asistencias y echándose el equipo encima.

Algo que convenció a Simeone para reclutarlo para el Atlético de este año. Un perfil de jugador que no tenía, por diferente y talentoso, pero que difícilmente se ajustaba al rol de carrilero que el Cholo buscaba para suplir la marcha de Carrasco.

Sin embargo, Riquelme ha aprovechado su oportunidad, confirmando que a sus 23 años tiene personalidad y carisma suficiente para asumir la responsabilidad que le pide Simeone. Ya ha debutado con la absoluta y suma dos goles y una asistencia con la camiseta atlética. Lejos de convertirse en un problema por falta de jugadores con ese perfil, el carril izquierdo del Atlético es, a día de hoy, una de las sorpresas de esta liga con Lino y Riquelme reciclados en ese perfil para dar al Atlético desborde y poder asociativo.

Simeone está encantado, no solo porque el equipo no se haya resentido de la ausencia de Carrasco, si no porque ha encontrado una competencia en esa posición entre Samu y ‘Roro’, lo que ha disparado el rendimiento de ambos y la productividad de ese carril para el equipo. Ahora solo le queda elegir al Cholo: ¿la daga o el florete? ¿Lino o Riquelme?

Hoy (21.00 horas) en De Kuip estará Riquelme de inicio en un partido frente al Feyenoord que si se gana dará la clasificación automática para octavos. El empate pospone el pase para la última jornada en casa ante el Lazio y una derrota podría dejar frente al abismo a los de Simeone, a los que en ese caso solo les valdría una victoria ante los italianos para acceder a la fase de eliminatorias.