Deportistas murcianas | Concepción Miñano Ponce Técnico de laboratorio

"Empecé a hacer fotografía submarina el día que me cansé de esperar en la playa a mi pareja"

La molinense, una atleta con un dilatado palmarés que ahora practica apnea y ha participado en varios Campeonatos de España, "no hacía fotos y me daba miedo el mar" hasta hace tres años

Concepción Miñano, practicando fotografía submarina.

Concepción Miñano, practicando fotografía submarina. / Simón Arenas

Dioni García

Dioni García

Concepción Miñano Ponce (Molina de Segura, 18 de octubre de 1980) es Técnico de Laboratorio en Interlab. Siempre ha estado vinculada al deporte. Fue campeona regional de atletismo y del circuito CorrePorMurcia en 2018. Hace tres años comenzó a practicar fotografía subacuática en apnea y ya ha participado en varios Campeonatos de España, quedando entre las mejores en el último de ellos.

¿Cuándo empezaste a hacerte deporte?

Excepto unos años en los que estuve sin hacer nada, siempre he hecho deporte. Cuando era joven bailaba y en cuanto fui mamá empecé a correr. La actividad física siempre ha estado muy presente en mi vida y ahora se la transmito a mis dos hijos.

¿Y cómo te vinculas a la fotografía subacuática en apnea?

Cuando me divorcié empecé con una nueva persona que es buzo y fotógrafo submarino. Un día me cansé de esperarlo en la playa y le dije que me sacaba el título y me iba con él a bucear. Me dejó su cámara y a la semana siguiente me metí en una competición y me fui liando. Ya me compré mi equipo, mis flashes y llevo tres Campeonatos de España disputados. Por fin este año he logrado quedarme en mitad de la tabla, que no está mal porque estamos hablando de un Campeonato de España.

¿En qué consiste este deporte?

La disciplina en la que yo compito se llama cazafotosub en apnea. Es una disciplina de la Federación Española de Actividades Subacuáticas y las pruebas consisten pasar en cinco horas en una zona delimitida, de donde no te puedes salir, y capturar el máximo número posible de peces. Después, normalmente la mitad de esas fotos, las tienes que presentar a calidad a un jurado experto en fotografía submarina. Con la calidad de tus fotos van dando una puntuación a cada participante y se establecen las clasificaciones masculina y femenina, porque al tener capacidad pulmonar diferente, se diferencia ya que no tenemos los mismos pulmones y corazón y las mujeres y los hombres.

¿Te tiras cinco horas buceando?

Cuando estoy compitiendo sí, pero cuando estoy entrenando me puedo pasar ocho o diez horas. La semana previa al campeonato, que normalmente los participantes nos vamos a la zona donde se hace para conocer el tipo de peces hay en la zona para ir derecha a buscarlos, hay gente que pasa el día entero metida en el agua. Solo sale, se toma un pincho de tortilla y vuelve otra vez. Terminas con la boca hinchada del agua salada, reventada, pero merece la pena.

¿Son muy diferentes las zonas?

Claro. Por ejemplo, el primer nacional que fui se celebró en Almería y al año siguiente estuvimos en Galicia, que no tenía nada que ver. En 2023 año ha sido en Calpe. Los tres campeonatos han sido muy diferentes. Se diferencia mucho, además, de las zonas donde nosotros entrenamos, que en mi caso es Cala Cortina y el Portús, en Cartagena.

¿Aquí en la Región hay muchas zonas para bucear?

Por supuesto. A mí me gusta mucho Cala Cortina porque hay mucha biodiversidad, con especies muy diferentes. Yo no soy muy especialista en peces, pero en las ciudades donde hay puerto, los buques traen huevos de otros peces y algunas veces hemos encontrado especies típicas de Canarias que no se ven en otro sitio.

Para practicar este deporte, al margen de la capacidad pulmonar, ¿hay que tener una sensibilidad especial para ver esa fotografía?

Esa es la complicación de este deporte y es lo que me ha atraído, porque combina la exigencia física con la concentración. Además, la apnea requiere mucho control, calma y autoconocimiento. Y por otra parte está la parte vartística, porque cada fotógrafo tiene su propio estilo y con solo ver una ya sabes de quién es. Todo esto es lo que me atrae porque cuando me meto en el agua exprimo la parte física, artística y mental, es como un medicación, no te cabe nada más en la cabeza que la actividad que estás haciendo. Yo necesito desconectar de todo, y cuando no logro hacerlo, salgo cabreada porque los resultados no son los que quiero.

Vamos, que tienes que dejar a un lado tu vida en tierra.

Sí porque tienes que sincronizar muchas cosas. Debes estar tranquilo, controlar la respiración, saber buscar dónde está el pez, conocer sus movimientos y anticiparte para sacar la foto que quieres. En las fotos, por ejemplo, no puedes cortar la cola al pez. Tienes que manejar la cámara de fotos y al mismo tiempo, manejar tu cuerpo y mente. Requiere mucha exigencia.

Imagino que al principio te debió costar mucho.

Conforme pasa el tiempo me doy cuenta de la dificultad que tiene. Al principio me hacía tanta ilusión, que la propia ilusión me hacía romper barreras. La ilusión camuflaba la dificultad. Ahora, cuanto más tiempo llevo, me doy cuenta de la dificultad y las cosas por las que debes tener más respeto, pero cuando empecé no me paraba nada.

¿Cuál es tu mejor foto?

Tengo fotos que a lo mejor técnicamente están muy bien, pero hay otras que no son tan perfectas pero que me ha costado mucho conseguirlas, como ese pez que llevaba mucho tiempo buscando o que estaba muy profundo y has conseguido vencer tu miedo para encontrarlo en una cueva. Para mí todas mis fotos son muy especiales.

¿Pero antes eras aficionada a la fotografía?

Mira, antes no hacía fotos y me daba miedo el mar. No había hecho snorkel ni buceado en mi vida. Me bañaba en la playa por la cintura y ahora me miro a mí misma y pienso cómo me meto en ciertos sitios.

¿Cómo acabaste con el miedo?

Una vez que me pusieron una máscara y me acompañaron de la mano, porque es esencial eso, que te transmitan seguridad, te dices ‘madre mía, lo que me estaba perdiendo’. Cuando vas al monte a pasear puedes encontrar un pájaro o un conejo, pero cuando te pones una máscara de bucear, hay momentos en los que te sientes parte del ecosistema. Lo desconocido siempre nos da miedo, pero cuando deja de serlo, muchas veces terminamos amándolo, que es lo que me ha pasado a mí.

Pues yo intenté hacer un bautismo de buceo y me quedé en el intento.

Influye mucho la gente que te acompaña…

La que me acompañó a mí es muy buena, pero no pude.

Pues para mí fue todo maravilloso, no me puedo imaginar lo contrario.

Volar no tengo ningún problema y hago a veces parapente, pero el agua…

Pues yo, si puedo evitar volar, lo hago porque no me gusta nada.

También se te daban bien las carreras. ¿Lo has dejado por el buceo?

En la pandemia seguí corriendo, pero empecé con el buceo y lo dejé de lado. Si te soy sincera, todos los lunes quiero empezar, pero no termino de arrancar. Salgo, ando y corro, pero no termino de volver a plantearme un entrenamiento serio. A finales del invierno pasado lo intenté de nuevo, llamé a mi entrenador, pero no he podido porque correr como lo hacía antes, me requiere mucho esfuerzo y tiempo que ahora mismo no estoy dispuesta a emplear.

Pues tienes muchos podios.

Sí, claro que tengo muchos podios y he sido campeona regional de 1.500 metros y de media maratón. Ahora salgo, troto un poco y hago deporte, pero antes iba muy planificada, estaba con una dieta, pero todo eso ahora mismo no puedo hacerlo porque mi cabeza está centrada en otra cosas. Ahora me planteo cómo era capaz de hacerlo, pero son momentos de la vida.

¿Dónde sueñas con bucear en alguna ocasión?

He buceado en tan pocos sitios, que cualquiera me encantaría, como Canarias, el Mar Rojo, las Islas Maldivas o las Baleares. Solo llevo tres años y los dos primeros estábamos en pandemia, por lo que viajar era complicado. Además, a mí me gustar ir haciendo las cosas poco a poco. Por ejemplo, no puedes empezar a correr y meterte directamente en un maratón porque hay que ir dando pasitos poco a poco.

¿Y dónde recomiendas bucear en la Región de Murcia?

Sin duda, Cabo de Palos, que es una de las mejores reservas del mundo y un lugar increíble, donde te quedas flipando. No te imaginas que pueda existir en el mundo un sitio así y que lo tengamos tan a mano.

¿Te gusta competir?

Me gusta competir, pero no por compararme con los demás y por ganar. Me gusta competir porque cuando me someto a ello, siempre obtengo mejores resultados y me gusta ponerme en esa tesitura, es como un test para mí. Nunca me planteé competir en buceo, pero crearon un comité de cazafoto en la Federación, donde se metió mi pareja, y me pidió que me apuntara a una competición porque necesitaban inscripciones para sacarla adelante. Yo no había cogido en mi vida una cámara de fotos ni había buceado así, pero los días previos me dejó su cámara y salió mi vena competidora. Me lié y aquí estamos.

¿Llevas una cámara muy cara?

Antes llevaba una manual y ahora tengo una semiautomática. Tiene una inteligencia artificial que te permite hacer las fotos más rápido, que es importante porque solo tienes cinco horas para la competición. Yo, que no soy fotógrafa, porque los que son de verdad llevan cámaras reflex que cuestan un dineral, llevo un equipo que puede costar unos 1.200 euros. Esto es muchísimo más caro que salir a correr.

Por último, ¿buceas muchas veces a la semana?

Depende de cómo estén de cerca los campeonatos, pero procuramos ir tres o cuatro veces a bucear. También tenemos una furgoneta camperizada y muchas veces pasamos todo el fin de semana en el agua. Es una pasada que a tu pareja le guste, porque de lo contrario sería inviable pasar un fin de semana a remojo como nosotros hacemos muchas veces.