Fútbol

La necesidad de victoria, una losa demasiado pesada en el FC Cartagena

Los albinegros desde que comenzó la temporada se han ido ‘echando’ con cada tropiezo cada vez más kilos de responsabilidad a sus espaldas, haciendo que la necesidad de puntos sea casi asfixiante

Mikel Rico, en el entrenamiento de ayer en las instalaciones de La Manga Club.

Mikel Rico, en el entrenamiento de ayer en las instalaciones de La Manga Club. / FC CARTAGENA

Salva Castiñeyras

Hay que volver al césped. El FC Cartagena llega a la jornada 12 en una situación crítica, y aunque duela, no se puede mirar para otro lado, es entendible. La tabla es muy larga, compuesta por 22 equipos, y ver al equipo albinegro cerrando dicho recuadro es algo que simplemente cualquier aficionado de a pie quiere evitar ver a toda costa, algo que se intentó, pero la realidad chocó en la frente de toda una ciudad que ahora se ve sumisa en una situación de estancamiento a nivel emocional y, por tanto, deportivo.

Tanto tiempo ostentando ese lugar protagonista, pero nada privilegiado, en liga hace que la afición y equipo al final teman por tener que aceptar si verdaderamente ese es su lugar que le toca al FC Cartagena esta campaña, un lugar en el que nadie se quiere ver, pero que desgraciadamente muchos comienzan a aceptar en la trimilenaria.

Los nervios y la presión crecen con cada fracaso, y no solo en la grada, sino entre los propios futbolistas. A fin de cuentas el sentimiento de responsabilidad es inevitable. Tras un arranque que terminó con Víctor Sánchez ‘pasando por la guillotina’, y ahora con un entrenador que sí convence, las miradas están puestas en el césped, y de rebote en el palco del Cartagonova.

Trabajo en silencio

En los malos ratos siempre se dice que la unión hace la fuerza, y, pensando en frío, no hay otra solución posible. Esta temporada tal y como explica Julián Calero, hay que competir como se pueda hasta enero con lo que hay. Luego ya veremos, pero a fecha de hoy, el FC Cartagena no puede pensar en otra cosa que no sea mirar al frente, trabajar durísimo, oír lo menos posible, puntuar y repetir el proceso. No queda otra, y en ello está el bueno de Julián Calero, experto en levantar plantillas y aficiones de situaciones límites, pero quizás en Cartagena haya encontrado su mayor reto personal hasta la fecha.

Con la llegada del propio Calero, los ánimos se recobraron en grandísima medida, haciendo creer realmente en las capacidades del equipo para quitarse el polvo de encima y comenzar a competir. Se inició más o menos bien. Con ese chute de ilusión consiguió empatar (0-0) en Lezama, logrando la primera portería a cero. La próxima cita sería a los pocos días ante un Espanyol que resolvió su partido en Cartagonova con oficio para llevarse un (0-2) del feudo albinegro.

Con otro jarro de agua fría encima tras una nueva derrota en casa, los cartageneristas viajan a Ferrol, donde sufrieron otro golpe de revés tremendo. Gol en prácticamente la última jugada, de forma casi inexplicable para que el grupo no trajera los tres puntos debajo del brazo. Ese punto fue como echarse una tonelada de peso encima para una afición que veía que su equipo no lograba despegarse de ese último lugar en Segunda División, ni teniéndolo cerca y en sus manos.

Las cuentas no salen

Los golpes no cesarían, ya que tras ese traspié, los más creyentes siguieron con la mayor de las ilusiones en que el pasado sábado se pusiera fin absoluto a la sangría en casa teniendo enfrente a uno de los peores visitantes hasta la fecha en Segunda. A contra remolque se generó otro ambiente de esperanza y apoyo alrededor del partido ante Racing Santander, cientos de aficionados tomaron cartas propias en el asunto y se presentaron en las afueras del Estadio Cartagonova para iniciar desde la parte que le toca ‘el resurgir’ del FC Cartagena.

Pero nada más lejos de la realidad, el propio Racing vencía (2-3) y propiciaba otro golpe anímico aplastante para propios y extraños en Cartagena. Borró de nuevo los sueños de la grada albinegra que desde hace varias jornadas al salir del estadio, coge calculadora, boli y papel, pero las cuentas no salen. Desde dentro quizás también es ineludible mirar la clasificación, verse ahí paralizados, escuchar comentarios de la propia afición… pero es lo menos recomendable en estas situaciones.

Obviamente hablamos del pensamiento más pesimista, a la par de racional, ya que ni el más soñador puede negar que dados los resultados iniciales, de forma lógica no se puede pensar que de repente lleguen 6 victorias seguidas, así como por arte de magia. El discurso y la confianza en Julián Calero es de lo poco que le queda por agarrarse al aficionado cartagenerista. El técnico madrileño sin llegar a Cartagena sabía lo que fallaba y sigue fallando, la falta de confianza. En todos y cada uno de los ámbitos, dentro y fuera del verde la confianza es algo que se ha ido reduciendo hasta alcanzar niveles mínimos.

Llegar con vida a enero

Con mucho trabajo por delante, al equipo solo le queda trabajar en silencio, y al aficionado creer y apoyar hasta el último minuto en Segunda. Es la mejor fórmula conocida para recobrar, por tarde que sea, una medianamente buena dinámica de resultados que ayude al equipo a llegar con esa vida mínima al mercado de enero. La toxicidad por ‘entendible’ que sea no llega a buen puerto, para nadie.

Ahora toca mirar únicamente lo que suceda en el verde. En las próximas fechas, el conjunto blanquinegro tendrá oportunidades de oro para salir reforzado anímicamente, ante rivales más asequibles. Si bien, todas las valoraciones en papel ahora deben ser desechadas, sin mirar nombres de equipos ni posiciones en tabla el FC Cartagena debe afrontar cada partido como una oportunidad única de salir del atolladero. La necesidad de victoria en Cartagena cada vez asfixia más, y la losa de los puestos de descenso empezará a empujar en mayor medida al grupo albinegro hacia el abismo.

La mejor noticia es que aún se guarda una distancia salvable con respecto a la línea de salvación (11 pts). Por lo que, desde ya, el equipo debe quitarse ese peso de encima, el próximo lunes a las 21:00 ante el Alcorcón, veremos si los albinegros logran una victoria que sabría mucho más que a tres puntos, o por el contrario, siguen sumando kilos a la mochila de inseguridades y con la que se carga desde hace meses.