Entrevista | Mercedes Velasco Sánchez Maestra de Educación Infantil

"No me gusta competir, disfruto más entrenando y me lo paso mejor en el proceso que en el día final"

La cartagenera, maestra de Educación Infantil en el colegio Maristas, ha ganado este año la Ruta de las Fortalezas y batido el récord regional de maratón: «Nunca me había planteado estos objetivos», dice

Mercedes Velasco Sánchez

Mercedes Velasco Sánchez / Loyola Pérez de Villegas

Dioni García

Dioni García

Mercedes Velasco Sánchez (Cartagena, 10 de octubre de 1984) es una todoterreno. Este año ha ganado la Ruta de las Fortalezas y ha batido el récord regional de maratón. Comenzó hace solo trece años a correr y también hace triatlones. Asegura que no es competitiva y que su mayor trofeo es compartir su día a día con las personas que le acompañan en sus aveturas deportivas.

¿Cómo entró el deporte en tu vida?

De pequeña hice alguna actividad extraescolar como baloncesto y gimnasia rítmica, pero como el que hace inglés, por la inercia de apuntarte a algo. Mis padres me brindaron la oportunidad de ir decidiendo yo, y fue en 2012 cuando me dijo una amiga de salir a correr con un grupo los martes y los jueves. Empezó a gustarme por la inquietud de siempre de probar cosas y fue cuando conocí a mis niñas, de las que no me he vuelto a separar desde entonces. Hoy comparto mucho más que deporte con ellas porque somos amigas. Fíjate si el deporte me ha dado cosas buenas.

¿No habías competido nunca hasta ese momento?

Nunca y, además, como siempre me pongo nerviosa, no era algo que entraba en mis planes.

¿Y ahora controlas los nervios?

No se controlan los nervios, pero vas aprendiendo con la experiencia y forman parte de ese proceso y ese estilo de vida. Cada vez que me inscribo en una carrera los nervios están ahí.

¿Qué fue primero en tu vida, el triatlón o correr?

Empecé a correr con el grupo. La gente que he ido conociendo en el camino ha sido la que me ha ido abriendo puertas de ir probando una disciplina y otra. Cuando tuve una fascitis plantar me apunté a nadar con una amiga que lo hacía. Y posteriormente, otra amiga me invitó a unirme con la bicicleta. Empecé bici de montaña y al final la magia le ha dado forma a la hoja de ruta gracias a la gente que he ido encontrando en el camino.

Este año estás pletórica. Has ganado la Ruta de las Fortalezas y batido el récord regional de maratón.

Este año no sé qué ha pasado. Bueno, sí lo sé, pero no deja de sorprenderme a mí misma. No esperaba conseguir estos objetivos que yo sola nunca me había planteado.

¿Cómo lo has conseguido?

Con mucha disciplina, constancia y, entre comillas, sacrificio, porque esto es un amor odio y la satisfacción que recibes es directamente proporcional al tiempo que inviertes y el esfuerzo que realizas. Al final está muy equilibrado y lo comparo también con mi trabajo, que es muy vocacional. Soy una privilegiada y afortunada que, gracias a Dios, ama su profesión y su estilo de vida. No es un sacrificio porque tengo suerte de levantarme por las mañanas y ser feliz con lo que me toca hacer, tanto si es entrenar como si es ir a trabajar y verle la cara a mis niños. Se ha convertido en un estilo de vida, pero puedo decir que estoy orgullosa y es un placer gozar de salud, motivación e ilusión para llevarlo a cabo.

¿Era un objetivo ganar la Ruta de las Fortalezas?

No, eso fue porque encontré en el camino a la persona adecuada y en el momento idóneo. Me comentó que me preparara la Ruta como una meta, aunque en un principio no me lo planteé porque la había hecho otros años en grupo. Pero fue encontrar a la persona correcta y darse las circunstancias idóneas las que me animaron a planteármelo como objetivo. Me puse manos a la obra y me vi en el podio. Pero los culpables de que me subiera al podio fueron la persona que me animó a preparármela, Juanito, y las últimas palabras y gritos de mi hermano José llegando a meta, que sin duda me hicieron entrar en volandas. Si no hubiera sido por ellos… Yo no hice nada, fueron ellos.

¿Qué es más duro, un maratón o la Ruta?

Son tan diferentes que no se pueden comparar, pero yo diría que tienen en común que debes llevar los deberes bien hechos. Yo no soy competitiva, con lo cual es un reto personal. Cuando tienes la seguridad de que los deberes están bien hecho, se te de el día y todo sale bien, conforme van pasando los kilómetros recibes esa gasolina que te hace dar tu mejor versión.

¿Cómo te animaste a correr el Maratón de Berlín?

El Maratón de Berlín no era para nada objetivo, era una prueba más. Me dije, vamos a probar a ver qué tal. Era la primera vez que me enfrentaba a la distancia maratón en asfalto, nunca la había hecho, y no me podía plantear un objetivo porque era una toma de contacto para luego ir limando asperezas, conocer la distancia y ver qué sensaciones tenía. Ese día se juntaron los pilares básicos que se tiene que dar en una carrera, como ir con los deberes hechos y en la mejor compañía.

¿Qué sensaciones tuviste al llegar a meta?

El mayor trofeo fue, sin duda, poderlo compartir y saborear con la persona que me ha acompañado en todo esto. Me daba igual el tiempo, solo quería compartir eso porque al final el trofeo, la medalla y subir al podio es circunstancial, solo dura unos minutos. Pero siempre digo que para mí el mayor regalo es poder compartir estos objetivos con gente que se alegre casi más que yo.

¿Y seguro que no eres competitiva?

No soy nada competitiva, cero, de hecho no me gusta competir, me gusta más entrenar, me lo paso mejor en el proceso que en el día final. Disfruto del camino y esa también es una de las claves para mantenerte en esto a largo plazo, disfrutar del camino, no solo del momento final. Para mí lo importante es el camino hasta llegar a ese día porque hay muchos factores que pueden influir, que te encuentres mejor o peor, ya que en esta distancia es muy importate la hidratación y comer y yo lo digiero bien todo. Estos factores alternativos con los que no cuentas no dependen de ti, pero disfruto hasta llegar a ese día con la actitud con la que afrontas el entreno, la fuerza de voluntad, el sacrifico y la constancia.

¿No hay días que te cuesta trabajo salir a entrenar?

Para nada, forma parte de mi rutina.

¿En qué momento del día entrenas?

Tengo la suerte de poder entrenar por la mañana porque me gusta madrugar, empezar la mañana acompañada de gente con la que compartes el entreno es una vitamina que te da gasolina para el resto del día. No me cuesta, lo hago porque quiero y me apetece. Sacrificas muchas cosas para poder entrenar por las mañanas y para ello me tengo que acostar pronto por la noche. El resto del día lo dedico al colegio.

¿A qué hora te levantas?

Me levanto a las seis para entrenar hasta las ocho y a las nueve estoy en el colegio.

Vamos, salir de fiesta, ni te lo planteas.

Yo llevo horario británico y vuelvo pronto a casa para cenar temprano y acostarme, pero me parece un regalo del cielo ver amanecer por la mañana, esas horas tempraneras en las que la ciudad está desierta y disfruto de esa paz.

¿Dónde sueles entrenar?

Ahora estoy haciendo asfalto y lo hago en la ciudad, pero cuando compito en monte me voy temprano por las mañanas. El triatlón es lo que más sacrificio me ha demandado de tiempo porque tienes que doblar entreno, exigencia que no he podido mantener en el tiempo porque tienes que renunciar a muchas cosas, como la familia.

¿Haces turismo deportivo?

En verano siempre tengo un objetivo de montaña para tener la excusa de viajar y hago una escapada de turismo deportivo, aunque pero las zapatillas siempre van en mi mochila.

¿Qué has hecho este verano?

He estado en Andorra en las Golden Trail Series, donde quedé segunda en la UTMB sin esperarlo. Era una carrera de montaña con 1.800 metros de desnivel y 23 kilómetros. Después de eso me centré en la maratón.

¿Seguirás haciendo maratones?

Una más, pero soy de elegir objetivos a corto plazo y voy día a día. Por ahora voy a seguir con esto, como dice mi entrenador, porque lo llevamos hecho y solo quedan limar unas cositas, pero no es mi distancia favorita.

Pues no se te dio mal.

Se me dio sorprendentemente muy bien, pero la buena compañía tiene la culpa.

¿Y la familia, qué te dice?

Estoy eternamente agradecida a mi familia, que me acompaña siempre en todo esto, y a mis amigos y amigas, tanto a los locos como yo que comparten este mundo, como los que me escriben. Me ha costado muchos años que entiendan este estilo de vida porque llegas a no contar cosas y a no compartirlas, pero ahora está normalizado e incluso me acompañan. Ahora es cuando me siento siento libre. Antes lo encubría para que no me dijeran que estaba loca, pero cuando te dan la mano para acompañarte y animarte es cuando es realmente disfrutas de verdad.

¿Cuáles son los próximos objetivos?

Eso nunca se sabe, yo voy día a día. Puede que sea el triatlón, la montaña e incluso que me apunte hacer punto de cruz. No lo sé ni yo. Están en ‘stand by’ porque depende por dónde me dé el aire.