Mundial de Atletismo

María Pérez, las vírgenes, el equipo y un trabajo estajanovista

La granadina y su entrenador Jacinto Garzón han conseguido mejorar la técnica a base de mucho trabajo

El resultado es una María Pérez mucho más solvente y menos brusca que ha vuelto a lo grande en Budapest

María Pérez, con su entrenador Jacinto Garzón

María Pérez, con su entrenador Jacinto Garzón / RFEA

David Rubio

María Pérez ha dado un fuerte golpe encima de la mesa al imponerse con autoridad en los 20 kilómetros marcha de los Mundiales de Budapest con un registro de 1h:26.51 después de un aciago 2022 en el que fue descalificada en la anterior cita universal en Eugene y en los Europeos de Múnich para culminar un espectacular inicio de competición tras el oro de Álvaro Martín el sábado en la misma prueba.

Esos serios contratiempos provocaron un pequeño cisma en el grupo de trabajo de la granadina, en el que juega un papel determinante su entrenador Jacinto Garzón, quien ya el sábado se llevó la alegría de la mínima olímpica de Luis Alberto Amezcua en los 20 km masculinos. Él mejor que nadie sabe lo mucho que ha tenido que batallar primero para convencer a María y después para llevar a efecto todos los cambios.

"Primero mucha frustración. Se puso un caparazón y no quería que accedieses a ella. Después dijo que quería, pero no lo tenía claro. Ahí un pequeño microobjetivo la hizo avanzar y ver que las cosas iban saliendo. En Cieza cuando acabó la carrera los jueces no sabían los entrenamientos que haciendo y nos dijeron que habían notado un cambio brutal en María. Tenemos los mejores jueces en España, porque se dieron cuenta enseguida. Ella entendió que no iban a por ella, sino que tenía que cambiar", reflexionó Garzón mientras la campeona universal atendía a Teledeporte.

El granadino explicó una curiosa anécdota mientras iba sacando de su bolsillo estampitas religiosas. "Esta es una virgen que llevo yo y esta es la Patrona de Cieza (la Virgen del Buen Suceso), que me la ha dado Carrillo (el entrenador de Álvaro Martin), que la lleva siempre. Y yo las he puesto encima de la meda y mira, aquí están", comentó mostrándolas a la cámara.

Jacinto Garzón, mientras explicaba su 'anédcota' religiosa

Jacinto Garzón, mientras explicaba su 'anédcota' religiosa / SPORT.ES

Pero lo importante era centrarse en ese trabajo realizado. "Venía Chuso (García Bragado) y me decía por dónde tirar, Luis Saladíe, jueces de marcha con los que nos hemos reunido. Y Josep Marin, que tiene mucha experiencia y fue un atleta con el carácter de María. Lo importante es que dijo que no la iba a ayudar directamente, sino a través de mí para que le diese las pautas. Yo tengo que ser una esponja de todo el mundo", destacó.

"Son pequeñas grandes cosas, porque cuesta mucho hacerlo. Es posicionar el tronco adelante, caer encima del apoyo, llegar antes al suelo, ganar amplitud de paso efectiva, ganar mucho más en la cadena posterior, mejorar en la tracción y después el braceo, porque ella absorbía los impactos de su velocidad con mucha rotación de brazo y de tronco y ahora va mucho más compacta. Era la marcha antigua, de fuerza, y ahora había que hacerla más fina", indicó con una naturalidad pasmosa mientras desgranaba el porqué del oro de su atleta.

La flamante medallista de oro mundialista María Pérez vive ahora en Pulianas, unos 55 km al Este de Guadix, a donde va dos veces a la semana a entrenarse entre el Estadio de la Juventud de Granada, las carreteras de la Puleva de Granada y los entrenamientos más largos en las carreteras de Guadix "porque estamos a 1.100 metros de altitud y aunque son difíciles, generan mucha más productividad a nivel de rendimiento", destacó su entrenador. Y Garzón ha calcado la planificación de Carrillo, por el que siente una profunda admiración. La primera parte la realizaron en Sierra Nevada y después en Font Romeu para llegar a Budapest cuando días antes de la competición. Y ha destacado la clave de todo: el equipo. "Se lo he grabado siempre a fuego y ella lo tiene clarísimo".

María Pérez, imperial en Budapest

María Pérez, imperial en Budapest / EFE

Por último, largo capítulo de agradecimientos. "Paco Mulas, un entrenador granadino de velocidad, grabó un vídeo de María y nos dijo que íbamos bien y que había que agrupar al braceo como nos dijo Marin. Nos hemos reunido varias veces con él. Estaba superemocionado y nos ofreció un laboratorio para trabajar la valoración de la fuerza específica. Al final el atletismo es transversal. Y la Universidad de Granada, que para nosotros es como Aspire, porque tenemos a los mejores investigadores y profesores y todos se han abierto a nosotros. Mikel Zabala (catedrático), el fisiólogo y experto nutricionista Jesús Rodríguez Huertas, que está aquí con nosotros y me ha dicho hoy que le ofreciese las sales, el suero y flectomín a María. Y la UGR con Belén Feriche, que han puesto a nuestra disposición el laboratorio con una cámara de hipoxia. A 3.200 metros (simulados) hacíamos pequeños 'HIT' (High Intensity Training) de tres o cuatro grupos de siete u ocho repeticiones de 30 segundos a tope y veíamos que generaba unas adaptaciones muy buenas. Ya trabajamos con eso en Font Romeu, pero tenerlo en casa es una pasada", concluyó Jacinto Garzón.