Tenis

El rival de Carlos Alcaraz en Wimbledon es su físico

El murciano debuta este mediodía en Wimbledon entre algodones por un problema de aductor que preocupa por los antecedentes: cinco lesiones en los últimos siete meses

Él número 1 le quita importancia: «Me siento muy bien»

Carlos Alcaraz saluda tras un entrenamiento. | VICTORIA JONES

Carlos Alcaraz saluda tras un entrenamiento. | VICTORIA JONES / DANIEL GÓMEZ ALONSO

Daniel Gómez Alonso

Empieza a ser una costumbre que, allá donde juega, Carlos Alcaraz tenga que despachar preguntas acerca de su estado físico. Las responde con esmero el de El Palmar, que trasmite públicamente una y otra vez sensación de normalidad, de que todo va bien, ante los diversos problemas musculares que lleva sufriendo desde finales del año pasado. Pero el run run y la preocupación acerca de esos percances es, inevitablemente, cada vez mayor.

Y lo es porque a sus 20 años Alcaraz se ha convertido en el referente y el gran dominador del circuito junto a Novak Djokovic, con el que se ha intercambiado la posición de número uno del mundo en varias ocasiones este curso. Cinco títulos, entre ellos dos Masters 1.000, y 40 partidos ganados acumula en lo que va de temporada. Un botín inalcanzable para casi cualquier tenista pero que, en su caso, da la sensación de que podía haber sido aún mayor sin los problemas sufridos en los últimos meses.

Apenas cuatro derrotas contabiliza este año el murciano, y en tres de ellas mediaron percances musculares. En Río, donde llegó tras arrasar en Buenos Aires, sufrió una microrrotura cuando dominaba con facilidad la final ante Cameron Norrie. Una situación similar a la que vivió unas semanas después, cuando tras ganar en Indian Wells cayó en semifinales del Masters 1.000 de Miami ante el italiano Jannick Sinner por una artritis postraumática en la mano izquierda y molestias musculares en la columna cuando marchaba un set arriba.

La más sonada, sin embargo, fue la derrota ante Novak Djokovic en semifinales de Roland Garros, en la que todo el mundo consideraba la final anticipada del grande parisino. En este caso, unos calambres «por los nervios y la tensión» cuando el partido se adentraba en el tercer set con empate a uno desnivelaron la balanza e impidieron que el murciano pudiera competir en condiciones. Un episodio especialmente doloroso ya que se sumó al del Open de Australia, el otro Grand Slam del año y donde no compareció por otra lesión muscular en la pierna derecha, en este caso en el «músculo semimembranoso», tras haberse perdido también el último tramo de 2022 (finales de la Davis y Copa de Maestros).

En total, cinco lesiones en los últimos siete meses. Por ello Alcaraz y su equipo han extremado las precauciones de cara a Wimbledon tras acabar tocado en el aductor derecho en la final de Queen’s, aunque transmitan que todo marcha bien.

Estaba previsto que jugase un par de partidos en la lujosa exhibición que cada año precede en Hurlingham al Grand Slam británico, pero finalmente optaron por preservar su estado físico. Cambio de planes que, unido a unas imágenes en las que se veía cómo su fisio le colocaba un vendaje en la pierna antes del entrenamiento del domingo, disparó las alarmas.

«El vendaje simplemente es por precaución. Lo que puedo decir ahora es que me siento muy bien, sin ningún dolor y preparado, con muchísimas ganas de empezar», se justificó antes de su debut hoy (14.00 horas) ante el francés Jeremy Chardy. «He tenido una semana para recuperar, para sentirme un poquito mejor. Al final tampoco ha sido gran cosa. Preferimos evitar un poquito el tenis, meter un poco más de carga física y estar listos para jugar un Slam con partidos a cinco sets», aseguró Alcaraz, que afronta el grande británico como primer cabeza de serie y único candidato, según las apuestas, a inquietar a un Djokovic que ha tiranizado el torneo en la última década.

Preocupa, aunque se trasmita lo contrario, el carrusel de molestias y cómo pueden afectar al desarrollo de la temporada. Su equipo y el tenista achacaron los problemas que le llevaron a perderse el tramo final de la temporada pasada y el inicial de 2023 a los cambios en su rutina y el descanso tras convertirse, tan joven, en número uno. «No hice las cosas al 100% fuera de la pista», aseguró el tenista, cargando sobre sus hombros con la responsabilidad de las lesiones.

Trabajo de recuperación

«Fue un sinvivir de compromisos que te quitan entrenamientos y el foco. Es algo que tienes que vivir para darte cuenta. Él quería abarcarlo todo y la temporada de tenis es muy exigente, no te deja tiempo para todo y te acaba pasando factura. A eso se refería cuando dice que no hizo lo correcto», abundaba en ese momento en El Periódico de España, del mismo grupo que LA OPINIÓN, Antonio Martínez Cascales, técnico que forma parte del equipo que guía los pasos de Alcaraz desde que era un niño.

Sin embargo, los percances siguen con los cambios de hábitos y rutinas. Quizás su estilo, explosivo y que lleva al límite a su cuerpo, está detrás del asunto y afrontará, con los años y la experiencia, el aprendizaje necesario para saber dosificar esfuerzos. O si hay algún problema en la forma de preparar sus temporadas y calendarios. O si es una sucesión de infortunios.

En Wimbledon, donde el esfuerzo sobre las piernas es elevado por la constante flexión, los pasos cortos y la alta explosividad, han optado por un plan similar al de París, evitando los entrenamientos en pista entre partido y partido. Desde que ganó en Queen’s hasta que saltó a la pista el viernes a pelotear pasaron cuatro días en los que Alcaraz se ejercitó en un lugar diseñado para los trabajos aeróbicos y la preparación con los fisios con el objetivo de cuidar al máximo su aductor, y hasta el domingo no se entrenó.