Pasando la Cadena

A Ancelotti no lo cambia nadie

José Luis Ortín.

José Luis Ortín. / José Luis Ortín

José Luis Ortín

Tras el fiasco de la Supercopa ante un gran Barça, Villarreal era un fielato importante. Y volvió el Madrid de las grandes noches en media hora de vértigo para entreabrir el amenazante nubarrón. Pero vivir de arreones y remontadas no garantiza nada, más allá de las nostalgias merengues. Hay que corroborarlo en Liga y confirmar en Europa.

Xavi le dio en Arabia un repaso a Ancelotti, aunque habría que matizar. Al italiano le faltaron tres jugadores fundamentales en su piñón fijo. Uno atrás, Alaba, otro en medio, Tchouaméni, y Kroos en los mandos. Meter al alemán en el medio centro en este Madrid es menguar ataque y defensa, y eso debería recordarlo de antes el transalpino. Sin embargo, el catalán sí contó con todo su arsenal y supo conjugarlo. Decíamos que Busquets necesita de De Jong y Gavi para cubrirse y dejar a Pedri en su mejor condición: alumbrar el camino a los puntas, pero el sorprendente fue el juvenil sevillano. El recital de Gavi, jugando más de extremo que de interior, fue decisivo para el varapalo táctico a los blancos, quienes a pesar de ello también tuvieron sus opciones con el empate aún en el marcador. Más la pólvora blanca está humedecida. Esas fueron las claves, al margen del bochorno de más de medio equipo.

Y en Copa ante los de Setién, que días antes también les habían ganado bien en liga, parecía que se iba a repetir el guion. Solo el relevo de Kroos y Rodrygo nos dejó ver la otra cara de la luna blanca. Menos mal que acertó Ancelotti no cambiando, como acostumbra, al energético Camavinga, cargado con la tarjeta tempranera de cada partido. Así, Ceballos, sobre todo, y Asensio adecentaron la senda de sus renovaciones con media hora excelente. El utrerano tiene fútbol en sus botas y en la cabeza para ser un interior fundamental en su club y para Luis de la Fuente, que lo conoce bien. Tiene que creérselo.

Pensar en que cambie Ancelotti es iluso. Don Carlo, por edad, experiencia, trayectoria y laureles ya es senatorial en esto del fútbol. No está para revoluciones. Así que los enamorados de aquello de imaginación y juventud al poder podemos sentarnos para aguardar que le dé la alternativa y cinco partidos seguidos a cualquier chaval del Castilla. Además, tiene un perfil parecido al recordado Zidane, quien solo confiaba en sus apuestas jóvenes, aunque el francés es bastante más gallo. Por eso, dejó plantado a Pérez por segunda vez al sentirse menospreciado —contactos con otro técnico— y hasta le costó seguirle el rollo con Vinicius. En esas cosas, el italiano es componedor, menos visceral y mejor mandado.

Ancelotti tiene cuesta arriba la temporada. En Liga tendrá que competir con el crecido y necesitado Barça, que está ante la oportunidad de superar sus recientes fracasos europeos y domésticos. Xavi también se la juega y está enhebrando un equipo que perderá poquísimos puntos hasta mayo, obligando a los merengues a apretar los dientes para seguir a rebufo. Si lo logran, difícil reto con su escasa nómina de titulares, los últimos cuatro partidos serán decisivos. El italiano solo confía en quince o dieciséis jugadores y algunos no están para muchas batallas. Lo de la Champions pasada fue algo tan casual como irrepetible, aunque ahora sus rivales europeos tampoco tiran cohetes. Y la Liga fue producto de una primera vuelta escandalosamente buena y mala del Barça.

Como la memoria futbolera es corta, ya se hacen quinielas sobre sustitutos. Se habla de Klopp y Raúl. Ambos ilusionantes. Uno por competitivo acreditado y otro por ser de la casa y apuesta valiente.

Veremos si don Florentino tiene más imaginación que don Carlo, aunque su querencia tradicional hacia lo foráneo y glamuroso no ayuda, así que Raúl deberá hacer antes méritos lejos. ¿Para cuándo un Guardiola o un Xavi merengón a los mandos? Complicado, porque debe ser antes florentinista que madridista.

No es casual la diferencia de expectativas entre jóvenes culés y merengues. A unos los ponen y a otros los largan. Ya son veinte años de barbecho canterano. ¡Ni uno! Y luego, fuera: Parejo, Rodrigo, los Llorente, Achraf, Odegaard… Alguien cuestionará lo que han ganado estos, pero nunca sabremos lo que hubieran hecho dentro en las buenas rachas. Recordemos al Del Bosque que no servía para el Madrid, tras ganar dos Champions y dos Ligas, antes de ganarlo todo con España.

Si a Ancelotti no lo cambia nadie, a Pérez menos.

Suscríbete para seguir leyendo