Pocos contaban con él para disputar el Mundial, pero Ansu Fati parece haber llegado al torneo el momento justo y con la combinación ideal: no demasiada presión, ganas de demostrar su talento, estado de forma en clara línea ascendente, puntería afinada y arropado por un grupo de jugadores, algunos de su misma generación, en el que se encuentra especialmente a gusto.

Hasta que Luis enrique lo incluyó en la lista de 26, sus opciones parecían escasas: no había estado en la última convocatoria –la Nations League de septiembre-, y cuando al seleccionador se le preguntó por él, fue contundente. “Ahora mismo no tiene el nivel”.

Esas palabras, interpretadas como un toque de atención, actuaron como un acicate en Ansu y su entorno. El jugador del Barça sabía que tenía menos de dos meses para recuperar ese nivel perdido. Se puso manos a la obra y llegó a tiempo.

A diferencia de lo que ocurrió en su primera convocatoria, o cuando entró en la lista de junio –donde no tuvo minutos en ninguno de los cuatro partidos-, Ansu está ahora mucho más arropado por el grupo.

Es una cuestión generacional, porque ahora comparte vestuario con jugadores como Eric Garcia (nacido en 2001), Pedri (2002, el mismo año que Ansu), Gavi (2004), Ferran Torres (2000), Yerémi (2002), Balde (2003) o Nico Williams, también de la generación de 2002.

Más pares de botas que nadie

Mientras la mayoría de jugadores de la selección han llevado a Qatar dos o tres pares de botas, Ansu metió cuatro en su equipaje, una señal de optimismo tanto en el plano colectivo como individual. 

También es de los jugadores que más familiares tendrá en las gradas durante los partidos: los jugadores tienen que cursar peticiones de entradas a los responsables de la RFEF y el trámite de Ansu para su familia es de los más numerosos.

"Le entra todo"

Pero más allá de detalles familiares o generacionales, un detalle invita a pensar en que Ansu vive su momento ideal: está especialmente fino en los entrenamientos. “Le entra todo lo que prueba”, apuntan desde la RFEF sobre su trabajo en las sesiones de Luis Enrique. 

A Ansu se le ve más suelto que nunca: rebosa confianza. Sabe que la lesión es historia y que está ante una oportunidad inmejorable de consolidarse a nivel internacional. Pocos lo dicen, pero puede ser el Mundial de Ansu.