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Agustín Ramos y Felipe Moreno acuerdan una inversión a fuego lento

El dinero no se ingresaría de golpe en una ampliación de capital, sino que se aportaría conforme se necesite y luego se convertiría en acciones

Los accionistas en la Junta del pasado año en Nueva Condomina.

Los accionistas en la Junta del pasado año en Nueva Condomina. / JUAN CARLOS CAVAL

Ángela Moreno

Ángela Moreno

Aunque la negociación entre Agustín Ramos y Felipe Moreno parezca compleja, por los múltiples flecos que tienen que cerrar para llegar a un acuerdo que les permita cogobernar en el Real Murcia, la realidad es que toda la negociación gira alrededor del mismo punto, el dinero. Y este jueves, en una nueva reunión entre las partes, se dio una nueva vuelta de tuerca que, según fuentes de la negociación, parece la definitiva, siempre y cuando la próxima Junta de Accionistas dé el visto bueno.

Porque está clara la cantidad a poner, que será de diez millones de euros, pero a lo largo de estas semanas siempre ha estado en el aire la fórmula a utilizar para que ese dinero llegue al club y sea convertido en acciones, otorgando todo el poder al actual presidente y al empresario cordobés.

Estaba por un lado la vía corta -ingresar 10 millones en prestamos convertibles que deberían ser aprobados por el resto de accionistas- o la larga -ampliación de capital por dicha cantidad-, pero al final parece que no va a ser ni una ni otra. Porque, según fuentes cercanas a la negociación, ambas partes han decidido no invertir el dinero de golpe, justificando que si se ponen 10 millones en las cuentas de un club embargado, ese dinero podría ser inmediatamente absorbido por las administraciones públicas.

¿Y cómo se ejecutaría el plan?

Entre los puntos del Orden del Día a aprobar por la próxima Junta, se incluirá uno en el que se pedirá a los accionistas que autoricen al consejo de administración a "ir convirtiendo préstamos en acciones hasta diez millones". De salir adelante, Agustín Ramos y Felipe Moreno tendrían vía libre para inyectar dinero sin miedo a que luego esa inversión no acabe reflejada en su porcentaje de capital. Además, otros accionistas minoritarios como el KBusiness, Francisco Tornel o Enrique Roca también podrían participar transfiriendo las cantidades que deseen.

Si la Junta, como está previsto, se celebra la última semana de noviembre o la primera de diciembre y se da el visto bueno a la propuesta acordada por el actual presidente del Real Murcia y el empresario cordobés, ambos se han comprometido a hacer un primer ingreso antes de que acabe el año, un ingreso que podría rondar los tres millones de euros -1,5 cada uno- y que serviría para hacer un pago a Hacienda que frene los embargos, para gastos del día a día y para reforzar la plantilla en el mercado invernal

A ese paso conjunto se sumaría el que daría Felipe Moreno por su lado. Porque el cordobés todavía tiene pendiente ejecutar el contrato de compra de las acciones de Mauricio García de la Vega, algo que no hará hasta que no se aprueben sus planes de inversión en Junta.

¿Por qué son clave las acciones de Mauricio?

Una vez abonados los dos millones que tiene que pagar a Mauricio García para hacerse con el paquete accionarial de éste, Felipe Moreno acabará con el conflicto judicial abierto por la propiedad y que ahora mismo está a la espera de la resolución del Supremo. El cordobés se ha comprometido a renunciar a todos los procesos iniciados por De la Vega, lo que daría validez a las ampliaciones de capital llevadas a cabo desde 2018 y que estaban en el aire, sobre todo después de que la Audiencia Provincial declarara nula la primera que se realizó.

Sin conflicto judicial y con la autorización de la Junta para ir convirtiendo aportaciones en acciones, Agustín Ramos y Felipe Moreno comenzarán su ‘reinado’ en el Real Murcia, y es que una vez completen la inyección de diez millones, tendrán entre ambos hasta el 70% del capital social.

¿Cuándo será la Junta?

Ese es el futuro más inmediato que dibujan Felipe Moreno y Agustín Ramos, pero ambos tendrán que pasar primero el filtro de la Junta de Accionistas. Y esa junta todavía no tiene fecha de momento. Este mismo domingo el presidente y sus consejeros se reunirán en una sesión extraordinaria para poder cerrar la convocatoria. Como hay que dar un mes de margen entre la convocatoria y la celebración, estaríamos hablando del 30 de noviembre, pero hay una posibilidad de que se retrase. Y es que todavía no está lista la auditoría de las cuentas del pasado ejercicio, y si no se cierra en los próximos días, eso haría que la Junta finalmente tenga que trasladarse a diciembre.

Cuentas, ampliación y... ¿estatutos?

En el Orden del Día de la próxima Junta aparecerá la aprobación de las cuentas anuales, correspondientes al primer ejercicio de Agustín Ramos como gestor grana; y la autorización para convertir préstamos en acciones hasta un máximo de diez millones de euros. Lo que no se sabe es si también se incluirá una revisión de los estatutos para eliminar el punto que impide que cualquier accionista pueda tener más del 50% del capital en sus manos. Hace un año ya se eliminó la limitación del voto al 20%.

Desde que el nombre de Felipe Moreno se vinculara al Real Murcia, el cordobés siempre ha dejado claro que si entra en el club grana su primera tarea sería llegar a un acuerdo con Hacienda que permita obtener el certificado de corriente de pago. Dado que la deuda murcianista con las administraciones públicas asciende a 18 millones, el deseado papelito no será fácil de conseguir. De hecho, en la primera reunión, a la que asistió Moreno, se le informó que la Agencia Tributaria exigía el pago de 13 millones de euros para llegar a un acuerdo.

Con una cantidad inalcanzable para el Real Murcia, se ha rediseñado el objetivo. Ahora se mantienen conversaciones para ver qué cantidad aceptarían en la AEAT que acabe con los embargos ahogan a la entidad, impidiendo que entre en caja cualquier tipo de ingreso.

La idea es que si la Junta aprueba el plan diseñado por Ramos y Moreno, parte del primer ingreso que ellos hagan vaya a las arcas de las administraciones públicas, frenando así los embargos a la espera de que en un futuro se pueda alcanzar el deseado calendario de pagos definitivo.