Carlos Alcaraz lleva muchos años demostrando que no es un jugador más. Lo hizo con 14, con 15, con 16, con 17 años... Y ahora, con 18 camino de 19, demuestra cada vez que salta a una pista que tiene un talento, una capacidad de superación y un gen competitivo fuera de lo común, a la altura de los más grandes de la historia. En condiciones normales, un joven que ha perdido los dos primeros sets ante el número 7 del mundo, un Matteo Berrettini que es un martillo sacando, se habría dejado ir. Pero Alcaraz, que tiene una cabeza prodigiosa a la que ahora acompaña un físico descomunal, no es así. Él enamora hasta en la derrota (2-6, 6-7, 6-4, 6-2 y 6-7).

Ayer, en la tercera ronda del Abierto de Australia, en un partido maratoniano que alcanzó las cuatro horas de duración, con un tenis excelso por parte de los dos contendientes, Alcaraz rozó la épica. Su luz se apagó en el primer set, después de tener cinco bolas de rotura de servicio en los primeros juegos, y duró hasta el segundo, pero casi al final del mismo, tras perder siete juegos consecutivos, volvió a decir ‘aquí estoy yo’, aunque sin evitar que Berrettini se pusiera con un claro 2-0 y la oportunidad de cerrar el partido. Y en ese momento, con amor propio y un tenis más variado que hasta ese momento, templando los nervios que le habían hecho cometer algún error tonto, leyó perfectamente qué necesitaba para remontar al italiano. Y lo hizo, porque el tercer y cuarto set llevaron la firma del murciano, que se metió al público en el bolsillo con su ese juego que enamora, haciendo sufrir a un finalista de Grand Slam con cinco torneos ATP en su palmarés. Hasta tal punto lo hizo, que Berrettini no tuvo más remedio que elogiar al murciano: «Físicamente es muy duro y no tiene puntos débiles en ningún lado de la pista. Me ha obligado a jugar mi mejor tenis para ganarle», dijo.

Berrettini cayó a la lona en el inicio del quinto set. Se torció un tobillo en un desplazamiento lateral y Alcaraz, con deportividad, se acercó hasta el italiano para interesarse por su estado físico, un gesto que aplaudió mucho el público del Open de Australia.

El italiano pudo seguir el partido después de ser atendido por los servicios médicos y continuó viéndose tenis de gran nivel. La tensión se notaba en la pista porque estaba en juego el pase a los octavos de final del primer Grand Slam de la temporada. Pero a Alcaraz no le tembló el pulso. Eso sí, su rival no le daba concesiones con su servicio y el choque llegó a su fase decisiva con 4-4. La presión creció al ganar también con su saque Berrettini y situarse por delante con 5-4, pero el murciano resolvió fácil el siguiente juego con un ace incluido dejando a su rival en blanco (5-5). El italiano le pasó de nuevo al joven murciano la presión al ganar su servicio con facilidad y situar el partido en 6-5. Y de nuevo respondió con solvencia el pupilo de Juan Carlos Ferrero para jugarse el pase a octavos en la muerte súbita, que se disputó con un super tie break -10 puntos-, después de salvar una bola de partido.

La situación se complicó mucho para Alcaraz cuando Berrettini logró un mini break y se puso con 6-4 por delante. Con una dejada acortó distancias (6-5), pero el italiano volvió a ganar su servicio (7-5). Otra vez tocaba remontada para el murciano y con toda la presión encima. El italiano llevó al límite a Alcaraz al ganar el siguiente punto con su servicio (8-5) y precipitarse a continuación (9-5), dejando cinco oportunidades de ganar el choque a Berrettini. A la primera, tras una doble falta del jugador de El Palmar, concluyó un partido donde el murciano salió de la pista entre vítores del público, como ocurrió en el Abierto de Estados Unidos.

«Estoy muy orgulloso de la actuación que tuve. Era la primera vez en mi carrera que iba dos sets abajo y regresé al partido. Lo di todo», expresó un Alcaraz que no ocultó que «me voy un poco jodido, pero estoy contento con la sensación de que he ido a por el partido», concluyó.

Rafa Nadal se mete en octavos con buenas sensaciones

Prueba superada y con nota. Rafael Nadal estará de nuevo en los octavos de final del Open de Australia. El exnúmero 1 mundial y campeón del torneo en 2009 se deshizo del ruso Karen Khachanov (30 mundial) con más facilidad de la que podía suponer, incluso el mismo al vencer por 6-3, 6-1, 3-6 y 6-1. Adrian Mannarino, número 69 del mundo, será su próximo rival.