¿Nació con su discapacidad visual?

Mi discapacidad es genética, se llaman Síndrome de Stargardt (degeneración precoz de la retina), pero realmente no se manifiesta hasta los nueve años, aunque hay gente que tarda menos.

¿Cómo vivió ese momento?

Yo era un niño, para mí era una vida normal, no estaba centrado en si veía más o menos. En clase notaba que la pizarra no la veía, pero era algo normal. Es cierto que con los años he ido perdiendo más visión y cuando era pequeño sí que leía un libro, pero ahora no puedo.

¿Cuándo se vinculó al deporte?

El deporte ha estado vinculado a mí toda la vida. A los cinco años empecé a jugar al fútbol, aunque anteriormente hacía natación, como otros niños a los que llevan a que aprendan a nadar, y estuve dándole al balón hasta los quince. A partir de ahí me vinculé al mundo de la ONCE, cuando a los once años me diagnosticaron la enfermedad, que es rara y con diversidad de opiniones de qué podía o no ser, con lo que tardaron unos años en decirme qué me pasaba. Entonces fui a un campamento de verano de la ONCE, donde había muchos deportes, entre ellos el atletismo. Los primeros años sí que compaginé los dos, pero el atletismo me dio muchas alegrías y me centré en una cosa sola.

Y ha llegado a ser medallista paralímpico.

En los Juegos de Tokio lo conseguí, un bronce en jabalina. No entraba en ninguna de las quinielas porque venía de una operación de la rodilla y ahora estoy una operación de lo mismo, porque se me rompió el ligamento. En los Juegos, gracias a los médicos y fisioterapeutas, que me hicieron un vendaje especial, no tuve ninguna molestia para competir. Conseguí un nivel bastante óptimo y gané la medalla.

Pues fue muy óptimo ese tratamiento.

Sí porque hice una marca que llevaba un año sin conseguirla. Fue un poco la motivación de la competición, el momento, haber seguido entrenando durante todo el año y al final logré el objetivo, que era subir al podio.

¿Qué sensaciones se tienen cuando se sube a un podio?

No te lo llegas a creer en ese momento, pero sí que es verdad que empiezas a acordarte de mucha gente que ha formado parte del viaje. En la primera persona que pensé fue en mi abuelo, que falleció en 2016 y para mí era un referente en el mundo de la vida, y a él le dediqué la medalla porque se lo prometí en su día. Después, obviamente, mi entrenador, mis amigos, mi familia, médicos, fisios y psicólogos, porque todos forman parte de esta medalla.

¿Siempre se ha preocupado también por su preparación académica?

Primero hice Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y después un Master en Educación Secundaria, y ahora estoy cursando Educación Primaria.

Además, con CAFD hizo un trabajo fin de carrera para dar pautas a entrenadores de personas con discapacidad.

Sí. Mi intención era crear un manual para cualquier entrenador que fuera a dirigir la vida deportiva de una persona con discapacidad. Es una herramienta donde mezclo modelos de entrenamientos míos y la estrategia que utilizo yo. Y a la gente le gustó.

¿Qué hay que tener en cuenta para entrenar a una persona con discapacidad?

No es tan diferente entrenar a una persona u otra, pero hay matices que hay que tener en cuenta. Por ejemplo, a la hora de hacer una movilidad en la pista, se debe tener en cuenta que se tienen que utilizar dos calles porque el atleta puede variar el movimiento hacia la derecha o la izquierda y así se evitan los choques y tropezones. También en los ejercicios de vallas se deben utilizar gomas que son muy elásticas, con las que si el atleta tropieza no se hace daño. Y, por ejemplo, que el almacén esté ordenado siempre de la misma forma para que el atleta tenga una independencia a la hora de ir a entrenar.

Son pequeños detalles pero muy importantes.

Pero realmente haciendo una vida cotidiana o normal, le puede servir a cualquier persona. Cuando tenemos la habilidad de ver perfectamente, esos pequeños detalles no los tenemos en cuenta.

¿Por qué estudia ahora Educación Primaria?

Quiero seguir con mi carrera deportiva, pero no quiero olvidar mi formación y en un futuro mi principal objetivo es ser profesor de Educación Física. Ya tengo la posibilidad de serlo en Secundaria, pero también quiero hacer Primaria.

¿Y por qué eligió la UCAM?

Tenía varias opciones, pero las facilidades, las comodidades, sobre todo poder estudiar en casa, y elegir una sede como es Valencia para ir un día o dos a hacer todos los exámenes, es importante, sobre todo para una persona como yo, que tiene una discapacidad visual y los desplazamientos me cuestan más tiempo. Como también tenía la operación programada, tenía la oportunidad de seguir estudiando y recuperándome a la vez.

¿Lo hace todo online?

Todo menos los exámenes.

¿Qué retos tiene ante un año un poco raro después de unas Paralimpiadas?

Últimamente el mundo deportivo está un poco loco. Ahora es un año un poco de transición, pero con el hándicap de que nos han confirmado que este año no hay Mundial, por lo que el objetivo se ha esfumado. A mí me quedan unos tres o cuatro meses de rehabilitación y puesta a punto, pero la meta es llegar a París 2024 en un punto de forma óptimo.

¿Y por qué eligió la jabalina?

Cuando empecé con la ONCE a entrenar en Valencia, me seleccionaron para ir a un encuentro internacional en Lituania y allí había una cosa que se llamaba lanzamiento de pelota. Y cuando la lancé, la pelota pasó por encima de los jueces y no la encontraban. Me gustó mucho la sensación de sentir la bola salir de la mano y cuando llegué a España lo más similar era la jabalina.

¿Un atleta paralímpico tiene suficientes ayudas para vivir?

Ahora sí. Poco a poco las cosas van cambiando, el mundo paralímpico se está profesionalizando mucho más y las ayudas te permiten vivir los años que estás en el deporte, pero no te aportan un colchón para el día de mañana si no te creas una vida estudiantil paralela. Por eso, ir a la UCAM es una opción para tener un futuro seguro para el día de mañana. Y a partir de ahí, labrarte una carrera de la mejor manera que puedas. Es cierto que en el mundo olímpico hay unas cuantías económicas más altas, pero en el paralímpico se va luchando porque sean iguales.

¿Tiene que trabajar para poder hacer deporte?

En mi caso no, estoy estudiando y haciendo deporte.

¿Qué consejo le daría a un chico que sufre una discapacidad como la suya?

Como dicen en mi pueblo, hay que sacar cojones y echar para adelante. Por desgracia, la vida es así. Pero lo primero que le recomendaría es que se apuntara a un club deportivo, que conozca a gente, se saque una licencia federativa y que se junte con otra gente que haya vivido sus mismos problemas porque te pueden ayudar a ti a superar los tuyos. Eso fue un poco lo que me ocurrió a mí. Cuando me diagnosticaron la discapacidad, no conocía a ningún niño en mi misma situación, pero poco a poco fui conociendo gente. Ahora, si el día de mañana me quedara totalmente ciego, ya sé que aunque me pase, tengo una vida y se pueden cumplir sueños, que no es ningún problema. Al final, somos personas como el resto que tiene objetivos por cumplir.

Incluso ser profesor.

¿Por qué no? También se puede ser profesor teniendo una discapacidad visual.