ElPozo Murcia volverá a disfrutar de la oportunidad de levantar un título, esta vez el de la Copa del Rey, tras imponerse al Levante en la tanda de penaltis en un encuentro en el que los de Giustozzi siempre fueron por delante y les igualaron en el último minuto. Y ya en la zona de las penas máximas, el larguero y una parada de Juanjo, unido a la efectividad de los jugadores de la capital del Segura -no fallaron ningún lanzamiento-, otorgó a la escuadra murciana el pase a la final de la Copa del Rey en lo que podría ser el primer título de la era Giustozzi.

El encuentro arrancó de forma loca, con ElPozo tratando de medir a su rival y amagando para ver qué fórmula había inventado Diego Ríos, técnico granota, para intentar hacerle daño. Y la apuesta del preparador levantino fue ir a por todas sin ningún tipo de concesión. Así, el cuadro valenciano fue un torbellino que empujó a los de Giustozzi hasta su área y los persiguió por cada palmo del parqué en busca de recuperar la pelota. Se puso la situación difícil pero ahí estaba Juanjo. La garantía y confianza que genera tener al ciezano no se paga con dinero. El meta tuvo que convertirse a la fuerza en el mejor de los suyos ante un bombardeo inicial que no fructificó por su buen hacer con grandes paradas, incluyendo una a un lanzamiento de Rubi Lemos en el que tocó el balón lo justo para que el esférico se estrellara en el larguero. Y esa fue una de tantas.

El Levante, mucho más alegre, seguía presionando y empezaba a dominar todos los aspectos del encuentro hasta que ElPozo decidió que ya había concedido demasiado espacio a su rival y empezó a contestar. Fue un: vale, aplaudo tus ganas pero ahora me toca a mí. Y, cuando el conjunto murciano jugó a lo suyo y comenzó a seguir el plan marcado, llegó el peligro. El Cholo Salas tuvo una contra en la que dribló a Fede, ex de ElPozo y también futuro protagonista del partido, pero disparó muy escorado y con la pierna mala y el balón se fue al poste. Luego, llegó la expulsión del meta del Levante tras una mano fuera del área que de primeras no advirtieron los colegiados pero que, tras solicitar la revisión por parte del cuadro técnico de ElPozo, supuso su expulsión. Se marchaba Fede, un fijo bajo palos en la pizarra de Diego Ríos, y entraba un Raúl Jiménez casi inédito esta campaña.

La situación daba un vuelco y se volvía tremendamente favorable para los de la elástica de jamón quienes, estando en superioridad, lograron el gol por medio de Marcel. El tanto tampoco es que descompusiera el equipo levantino, que volvió con fuera a apostar el ataque y logró el empate cinco minutos después por medio de Rubi Lemos.

El duelo se igualó y, aunque hubo avisos de decantarse para cualquier lado, parecía estar abocado al empate cuando Felipe Valerio lo deshizo poco antes del descanso dejando el partido con una renta mínima para el conjunto de Tomás Fuertes. Sin embargo, había sentadas unas bases que podían invitar al optimismo en los aficionados murcianos: ElPozo se había mostrado serio, había generado peligro y había sabido sufrir sin ponerse nervioso.

El segundo acto, que podía ser el inicio de un plan en el que los de Giustozzi aumentaran su renta basándose en la cierta tranquilidad que otorga dominar el marcador, empezó sin embargo con la mala fortuna dando un abrazo a ElPozo, hecho que se materializó en un gol en propia puerta de Juanjo.

La nueva igualada en el luminoso provocó el tránsito del que hasta entonces era un duelo vertical a uno algo más calmado. Se avisaba de las intenciones de marcar pero parecía ser de una manera más tímida. Y eso que Fernando casi hace el gol de la Copa con una espectacular vaselina que despejó Raúl Jiménez cuando el balón casi entraba. De ese periodo de calma supo sacar rédito el cuadro murciano para ir haciéndose poco a poco con la posesión generando, además, grietas en la confianza del Levante. Pero el gol se escapaba.

Ya en los últimos cinco minutos y con el partido más igualado, hizo acto de presencia esa ansiedad por marcar pero, más que nada, por no encajar. Era un escenario donde no se permitían los errores. Eso propició varias imprecisiones en el pase muchas veces fruto de la valoración, por parte de los jugadores, de que era mejor quitarse el balón de encima a jugársela y perder el esférico generando una contra que pudiera acabar en gol para el equipo contrario.

Toda la relativa tranquilidad y seriedad que se manifestaba sobre la pista del Pavelló Nou saltaría por los aires en los últimos tres minutos. Felipe Valerio cogió un balón casi en el córner, se deshizo de su defensor y marcó con un disparo raso y ajustado poniendo a ElPozo con ventaja. Diego Ríos actuó rápido y puso a Rubi Lemos con la elástica de portero jugador para intentar igualar el choque y, tras varios intentos que quedaron en nada, sería el propio jugador el que lograría el empate restando un minuto para la conclusión y llevando el duelo a la tanda de penaltis. Y ahí, en el lugar de los valientes, donde no hay lugar para los indecisos y la suerte se la genera uno mismo, ElPozo ganó tras no fallar ningún lanzamiento mientras que el Levante estrelló un lanzamiento en el palo y otro lo detuvo Juanjo cerrando un duelo que permite a los de Giustozzi plantarse en una nueva final que, quién sabe, puede que esta vez acabe con un entorchado en las vitrinas del club. Hace tanto de eso que, más que una oportunidad, pasa por ser una obligación.