¿Cuáles son sus orígenes deportivos?

La familia de mi madre ha estado siempre metida en el mundo de la moto. Mi tío llegó a competir en motos de agua y tenía también de carretera. Es algo que he vivido desde que tengo conciencia. Mi abuelo era camionero y siempre estaba liado con él, tenía una Rieju y una Ossa de 250 que era preciosa y que para mí era la moto más bonita. Con cinco o seis años mi tío compró dos minimotos, las primeras que vinieron aquí a Murcia. Yo tenía la que llevaba Doohan y mi hermano la de Kevin Schwantz. Mi padre hizo un circuito y así empezamos, corriendo en circuitos de Alicante porque aquí no había circuitos como ahora.

Pero también fue piloto.

Fui piloto, pero no a nivel profesional. Por el tema económico no pude llegar a más. Yo considero que era de los buenos.

¿Y la economía le obligó a dejarlo?

Cuando yo estaba en el momento de dar el salto, se fue todo al traste por problemas familiares. Ya no me quedó más remedio que seguir mi camino por mi cuenta, pero nunca he dejado la moto.

¿Cómo surgió crear una escuela?

Se me daba bien montar en moto y los amigos me preguntaban cómo hacía todo. Después nació mi hijo y me puse a entrenarlo porque a él le gustaban las motos. Seguidamente empecé a trabajar en el Circuito de Cartagena, entrené a varios pilotos y me ofrecieron preparar a algunos en plan hobby, como siempre lo había hecho hasta ese momento. Pero cada vez han llegado más pilotos que han querido entrenar conmigo y hemos ido creciendo.

Algo habrá cuando hay tantos pilotos que quieren entrenar con usted.

Pues no lo sé, les caeré bien.

¿Cómo prepara a un piloto, qué es lo que hace diferentes sus métodos de entrenamiento con respecto a otros?

Yo creo que es la forma de tomarme esto. Hay gente que se lo toma como un trabajo y yo me involucro mucho. Examino muy bien al piloto, porque cada uno es diferente y no hay un estándar. La mayoría de escuelas lo único que hacen es rodar, rodar y rodar, pero al final eso me aburre, me gusta trabajar directamente con el piloto. Me meto muy dentro de su cabeza. Como yo también he cometido esos errores, quizás la forma de transmitir mis fallos, es lo que me hace diferente al resto, que solo van a hacer vueltas en los circuitos y a tomar tiempos, algo que nosotros no hacemos. No trabajamos con crono para nada, solo cuando hacemos pista, pero en los entrenamientos no se usa. Es que tampoco son tiempos reales porque nunca les pongo las motos perfectas.

Vamos, que le pone alguna pega a la moto.

Sí. Por ejemplo los pongo a rodar sin frenos, con las ruedas desgastadas para que se acostumbren a las sensaciones y al tacto del gas.

¿Cuánta gente tiene ahora mismo?

Tengo a Carlos Cano, los hermanos Carpe, Ángel Piqueras, que es de Ayora, Daniel Holgado, que es de Alicante, y después hay niños más pequeños que no tienen la suerte ahora mismo de estar en un equipo. Tengo entre 35 y 40 pilotos de la Región. También trabajo con muchos extranjeros y en México tengo una sociedad con un amigo de allí que hemos hecho un equipo y una escuela. Viene gente de Polonia y de muchos sitios.

¿Y se gana bien la vida con esto?

Se vive, es un sueldo normal, la diferencia es que hago lo que me gusta, y como decía mi madre, si trabajas en los que te gusta es como si no trabajaras.

Pues eso es un problema, se lo digo por experiencia.

Pues eso me pasa a mí. Muchas veces mi mujer me lo dice. Por ejemplo, yo he dedicado con Pedro Acosta y con los pilotos que considero míos muchas horas, hasta los días libres vamos a entrenar, y ¿cómo le explicas a tu mujer que un domingo que tienes libre te vas a entrenar?

Vayamos a los inicios. ¿Cómo llegó hasta sus manos Pedro Acosta?

Yo estaba trabajando en Cartagena y conocí a su padre porque iba al circuito a hacer rodadas. El crío llegó un día y no quería subirse en la moto, pero lo hizo por su padre. Muchas veces hablamos los dos recordando aquellos momentos y nos reímos porque en su primera carrera él estaba el último de los setenta o casi ochenta pilotos que había en tres tandas. Empezó a llorar cuando ya estábamos en la parrilla de salida y decía que no quería salir, que le daba miedo. Le tuve que decir que era un entrenamiento y que peor no lo podía hacer porque estaba el último. En qué me vi de convencerlo. Al final salió e hizo una carrera muy buena, pero ese día parece que le cambió un poco el chip. Tendría entonces siete años.

Vamos, que no quería salir.

No había manera. Me decía que le cogiera la moto que él se iba del circuito. De hecho, hubo un momento en el que me dejó solo en la parrilla con la moto y él se fue andando. Ahora nos reímos mucho de esa situación.

¿Y qué tiene de especial?

Lo primero y más importante para formar a un piloto es tener la confianza de sus padres y del entorno, porque en este mundo todos saben. Si tú confías es tanto tanto para lo bueno como para lo malo, pero lo que no puede ser es que yo le esté dando una información al piloto y que el padre le esté dando otra. El primer factor que tiene Pedro es que su padre me dijo desde el primer momento que el crío era mío, y que no le calentáramos a él la cabeza. Nunca ha mirado los resultados ni le ha dicho que tiene que ir más rápido. Pero el 99% de los padres fastidian a los críos.

Los padres, qué castigo. Si algunos se dieran cuenta del daño que hacen…

Muchos pilotos han crecido conmigo y nos tenemos mucho cariño, pero en algunos el problema está en los padres. Por ejemplo, Pedro es como si fuera mi hijo, duerme en mi casa muchos días y hemos pasado momentos muy malos, de tener accidentes y quedarse sin conocimiento, momentos difíciles. Yo disfruto cuando no tengo ese vínculo tan cercano con los pilotos. El problema de los padres es que les ponen objetivos altos y eso frustra a los críos. Se trabaja mucho con la psicología y para saber levantar el ánimo a un crío, tienes que tener mucho tacto, porque cada uno es un mundo. He visto a padres que han llevado por primera vez a la escuela a un crío y han querido que rodara más rápido que otro que ha sido campeón de España. Todo tiene sus fases y cuando al chico le quitas la gracia de la diversión, se acaba todo.

Ellos quieren ser Marc Márquez, pero solo hay uno.

Y luego están los que gritan o trucan siempre las motos. Yo siempre les digo que en la vida siempre se pierde más que se gana y que están enseñando a los críos solo a ganar. La diferencia de Pedro Acosta es que hemos pasado momentos difíciles y hemos salido adelante. Además, es muy avaricioso para el trabajo y en días que no tenemos entrenamiento me llama para hacerlo. Y siempre acabo diciéndole que él se lo diga a su padre que yo ya veré con mi mujer.

Pero para salir del pit lane en su segunda carrera en el Mundial y ganar hay que tener talento.

El talento es como todo. Hay mucha gente que lo tiene pero que no lo trabaja, y el talento de Pedro son las ganas de superarse.

¿No tiene miedo escénico?

Eso lo hemos trabajado desde el primer día. Ni Pedro ni yo hemos sido nunca de ser protagonistas, de echarnos fotos con un piloto. Su meta siempre ha sido montar en moto, sin más, no le afecta el entorno. Sí que es cierto que ahora se ha hecho famoso de un día para otro y eso no lo lleva muy bien él porque es muy vergonzoso, le pasa como a mí. Su mayor problema ahora es adaptarse a esta situación.

Pero hay psicólogos que le pueden ayudar mucho.

Eso es lo que estamos viendo porque hay mucha presión. Son muchas entrevistas, tanto en el circuito como por teléfono.

Su escuela está en el circuito de Fortuna. ¿Cómo llegó hasta allí?

Porque cuando llegó Lorenzo Pividal al Circuito de Cartagena, que lo ha hecho todo un solar, intentó asfixiarme todo lo que pudo y le dije que ahí se quedaba. Miguel Ángel Herrero nos abrió las puertas de Fortuna y se ha involucrado mucho. Allí estamos muy a gusto. Recuerdo que cuando él abrió el circuito yo tenía una Aprilia 50 y me colaba por un agujero que había en la valla para rodar allí, pero un día me pilló y casi me mata.

Al margen de Pedro Acosta, ¿hay más gente con talento entre sus pupilos?

Sí, está Carlos Cano, que es un crío que tiene algo especial. Él lo hace todo por instinto, le sale natural. Tiene veinte mil fallos pero va rápido. Cuando su cabeza se alinee, será muy bueno porque lleva ganando desde minimotos. También está Rafa Aguilera, de San Javier, que va muy bien.

¿Quiere decir que hay más talento en ciernes?

Sí y para eso voy a trabajar con ellos. Ahora hemos hecho un equipo con un patrocinador de México para subir a los más pequeños a Moto4 con el fin de que les cueste lo mínimo posible.

Por cierto, algo muy importante es saber poner bien a punto la moto. ¿Tiene cualidades para eso Pedro Acosta?

Sí porque es una cosa que hemos trabajado los dos. Ya te digo que como mecánico es muy malo, pero siempre le ha llamado la atención, y como te decía antes, yo siempre, por ejemplo, le pongo las suspensiones muy duras y neumáticos malos para entrenar.

Vamos, que ha aprendido con el peor material.

Sí, con lo peor. De hecho, a un chaval de Barcelona que viene a entrenar con nosotros, le dije un día que cogiera la moto de Pedro, que lleva el manillar doblado y va en línea recta, y me decía que no sabía cómo podía llevar eso, pero él va más rápido que todos los que llevan las motos al pelo. Recuerdo que en minimotos le soltaba el manillar para que se acostumbrara a mover la moto con el cambio del peso, digamos que lo he puteado muchísimo. De hecho, cuando coge la moto se da la vuelta y me mira y me pregunta qué le he hecho. En el primer contacto con el equipo, cuando fuimos a Portimao, el mecánico salió sorprendido porque no le habían tocado nada a la moto y él decía que iba bien pese a que ni le habían ni ajustado el manillar. Me contaba que Pedro se había subido en la moto, se le había puesto cara de tonto y solo decía que iba especial. Salió e hizo el mejor tiempo. Todo lo que le toques a la moto le va bien porque se adapta muy rápido. Tiene una gran capacidad de adaptación. Muchos dicen que tienes que entrenar con la moto que corres, algo que no hemos hecho nunca nosotros.

Entonces se demuestra que no es una teoría válida.

Será válida para otros casos, pero en el nuestro nunca hemos corrido con la moto, solo en minimotos porque era la misma. Él tenía su moto para los campeonatos y el resto era chatarra para entrenar. Eso le ha dado la capacidad que tiene de adaptarse a lo que le des.  Pero el 99% de los padres fastidian a los críos.