Cuatro entrenamientos. Ese es el tiempo que José Luis Loreto ha tenido para preparar el partido frente al Yeclano. Cuatro días dan para poco o nada. Pero cuatro días son suficientes para conseguir lo que quería el nuevo técnico del Real Murcia y lo que quería el murcianismo, que no era otra cosa que ganar.

No llegó el sevillano prometiendo la luna. Llegó el sevillano, y cuando le lanzaron la típica pregunta de cuál es tu sistema favorito, el ex delantero, como cuando perforaba porterías, no se puso nervioso, ni tampoco se hizo el interesante. Loreto, se dejó de fórmulas secretas, para decir algo tan simple como que «mi sistema de juego es ganar».

Pocos periodistas utilizarían la frase para un titular, porque los periodistas somos más de rock and roll y tonterías varias, pero con titulares no se ganan partidos ni se consiguen ascensos. Para sumar de tres en tres se necesitan goles y victorias, y eso es lo que hizo ayer el Real Murcia, ganar.

No mintió Loreto. O por lo menos en su primer partido como entrenador del Real Murcia nadie lo desmintió. Llegó, se sentó en el banquillo que hasta hace siete días ocupaba otro, y tras noventa minutos se marchó al vestuario con tres puntos en el bolsillo. Al más estilo Julio César, cuando pronunció esa mítica frase que decía ‘Veni, vidi,vici’.

Comentaba Adrián Hernández en una de sus últimas ruedas de prensa, que quería ganar aunque fuera de penalti inventado en el último minuto, pues no necesitó la ayuda del árbitro el Real Murcia para volver a la senda del triunfo después de cuatro jornadas arrastrándose por casa y fuera de ella.

Solo necesitó un tanto de Alberto Toril para confirmar su primera buena parte y un poco de sufrimiento y suerte cuando las cosas se pusieron feas. No es la fórmula mágica de la Coca Cola ni nada parecido, aunque bastó para acabar con un Yeclano que mereció más, porque al final el fútbol no es de quien lo merece, el fútbol simplemente es del que marca más goles, y ayer mientras que el Real Murcia batió a Gianni en el minuto 38; los azulgranas se estrellaron con el palo, con Champagne y con cualquiera que se cruzara por medio.

Ganó el Real Murcia y ganó Loreto, que en cuatro días consiguió que los futbolistas hicieran lo que saben hacer, sin más. Jugadores que llevaban un mes sin lograr encadenar dos pases seguidos, ayer se sintieron cómodos sin necesidad de atragantarse con el balón. Futbolistas descolocados, con líneas desajustadas, ayer dejaron espacio para la esperanza con una primera parte bastante decente, encadenando incluso varias ocasiones de gol. Solo Gianni evitó que los murcianistas se marcharan al vestuario con una ventaja mayor.

Mientras Miguel Muñoz y Edu Luna se limitaban a defender, Verza cogía la manija, permitiendo a Abenza disponer de libertad hasta convertirse en el amo, y abriendo las alternativas en ataque, con un Carrillo que cada vez que entra en contacto con el balón lo pone todo patas arriba y con un David Segura al que Loreto debe de cuidar todo lo que Adrián Hernández no hizo. Quitando a Álvaro Moreno, al que se le sigue condenando a jugar por la banda; y a Adrián Fuentes, que deberá estar más fino en el área, el resto de jugadores parecían otros con el nuevo técnico.

Pero que nadie se vuelva a poner la venda en los ojos que tanto costó quitar a algunos, porque Loreto tiene mucho trabajo por delante si quiere llegar a buen puerto y que las victorias lleguen todas las semanas. Ya no está Adrián Hernández en el vestuario, pero su herencia puede seguir costando muy caro si no se pone remedio rápido. Y es que es incomprensible que un equipo profesional como el Real Murcia, con futbolistas que se dedican únicamente a entrenar, esté tan mal preparado físicamente.

Es normal que jugadores como Verza o Molinero, sin ritmo de competición, se vengan abajo tras 50 minutos. Pero no es normal que el equipo entero deje de competir nada más volver del descanso. Es imposible entender el bajonazo que da la plantilla en las segundas partes. Será esa la gran asignatura de Loreto, que a partir de ahora tendrá que reconducir a unos futbolistas más acostumbrados a dedicar el tiempo a hacer terapia de grupo y a aprender canciones y bailes que a apretar físicamente en los entrenamientos.

Todos los motivos de esperanza que dio el Real Murcia en la primera parte los tiró por la borda en la segunda. Fue volver del vestuario y de repente trasladarnos siete días atrás, con un equipo desequilibrado, nervioso e incapaz de tranquilizar el juego. Un conjunto que en el minuto 50 ya pedía a gritos un respirador artificial.

Asedio azulgrana

Con muy poco, el Yeclano tomó el control del partido y comenzó a asediar la meta de un Champagne que veía sin poder hacer nada cómo sus compañeros se encogían. Pudo empatar Javi Saura en el 49, pero el disparo del exmurcianista lo repelió Champagne. Después fue Fenoll el que lo intentó. Y en el 59 Zambrano se probó desde lejos. Eran los mejores minutos de un conjunto visitante que hacía daño sobre todo por la banda de Molinero, que no podía frenar a Pedro y a Oca.

El Yeclano tenía el partido donde quería. Y el Real Murcia no salía de su crisis ni con los cambios. Youness saltó para poner músculo en un centro del campo perdido y que ya nunca se recuperó. Pero el que se marchó no fue Verza. Loreto, en vez de evitar que los granas siguieran jugando con uno menos, señaló a Alberto Toril, para el que parece que las cosas no han cambiado con la marcha de Adrián Hernández. Da igual los goles que marque el mallorquín, lo que pelee o los méritos que haga, cuando llega el momento de las sustituciones, siempre es el primero que ve su dorsal en la tablilla. Por contra, Adrián Fuentes, el fichaje de Algar para la delantera, volvió a demostrar que la pegada no está entre sus virtudes.

No acaba de dar resultado Fuentes, que por ahora solo pone pelea, como tampoco dejan ver nada Marcos Mendes y Ripoll. Con el mercado invernal la plantilla del Real Murcia ha elevado su nivel en cuanto a once titular, pero se ha convertido en un muñeco de trapo cuando miras al banquillo. Ya tendrá que apretar Loreto a sus jugadores para que solucionen las papeletas en la primera parte, porque como haya que encomendarse a Mendes o a Ripoll mal se va a poner la cosa.

Tan mal como cuando llegó el minuto 80 y el Yeclano elevó su asedio para lanzarse a tirar la muralla grana. Hasta en tres ocasiones se estrelló el cuadro visitante con la madera. En otras dos ocasiones Champagne tuvo que remangarse para mantener el marcador a cero y para que los tres puntos acabasen en el bolsillo de un conjunto grana que ahora tendrá quince días para preparar un sprint final que da miedo pero que valdrá la pena vivirlo si se alcanzan los tres primeros puestos.

Menos tiempo para recomponerse tendrá el Yeclano, que este mismo miércoles visitará el campo del Betis B.