El empresario Antonio Cruz, considerado como el padre del fútbol sala en Murcia, ha fallecido. Él fue quien desde una modesta joyería que regentaba y que adquirió gran popularidad por las cruces de Caravaca que vendía, dio el impulso que necesitaba un deporte que entonces se conocía como futbito. El Cruz Joyita, el club que traspasó sus derechos en 1990 a ElPozo Murcia, nació con motivo de los torneos de 24 horas que se celebraran en el Pabellón Masculino, ahora Cagigal, a finales de los setenta y principios de los ochenta. En el barrio de La Paz fue donde surgió un club que llegó a militar en División de Honor, la actual Primera División, y que tuvo a jugadores míticos como Pepín, Parri, Álex, Pacheco, José y Andrés.

El Cruz Joyita no tenía ni pabellón para jugar. Unas veces jugaba en las pistas al aire libre del Colegio La Paz y otras montaba una cancha en la párking del Restaurante Karting. Allí, donde está actualmente el Auditorio Víctor Villegas, al propio Antonio Cruz, junto a alguno de sus colaboradores, pintaba las rayas y colocaba unas porterías. Así nació el fútbol sala de élite en Murcia y es donde tiene sus orígenes ElPozo Murcia.

Antonio Cruz era un apasionado del deporte. De hecho, hasta en sus últimos días se le vio por las calles del barrio del Carmen, donde residía desde hace unos años, haciendo ejercicio. Su padre, Pedro, que tenía una joyería en la Trapería esquina con la Plaza de la Cruz, fue el impulsor del negocio que después siguió Antonio y que incluso ha continuado uno de sus hijos, Juan Carlos Cruz, quien sigue regentando una taller de joyeríaen la calle Riquelme.

El Cruz Joyita llegó a División de Honor hasta en dos ocasiones, pero como su presidente era el único capaz de sostenerlo económicamente, tuvo que renunciar a la máxima categoría. Después de la primera vez, en 1983, empezó de nuevo desde Tercera y en dos campañas se plantó otra vez en División de Honor. Fue la primera vez que encontró el patrocinio de ElPozo, en la temporada 85-86. El club siguió adelante hasta que se vivió una situación límite. Antonio Cruz, que se las había ingeniado hasta ese momento para sacar adelante los costosos presupuestos de la época a base muchas veces de vender lotería, se encontró en la temporada 89-90 que no había ni una peseta para seguir. Y en abril de 1990 le traspasó los derechos a la empresa de la familia Fuertes, que desde entonces lidera la bandera del fútbol sala en Murcia.

Antonio Cruz, que residió durante muchos años en la calle Escopeteros, en el corazón de Murcia, dio un paso atrás después de dejar el club en manos de la empresa radicada en Alhama, pero continuó apoyando el deporte porque "era un enfermo del fútbol sala", recuerda Juan Pedreño, auxiliar en la actualidad en el club murciano y que durante cuatro temporadas estuvo en el histórico Cruz Joyita.