ElPozo Murcia ha dicho adiós a un nuevo título, cuarto del curso frente a los seis que iba a disputar a principios de temporada, tras caer en semifinales de la Copa de España frente al Barcelona. Y, a diferencia de lo ocurrido en el otro encuentro de semis, donde se produjo la sorpresa al vencer el Valdepeñas al Inter, contar que los de la capital del Segura se despiden de un entorchado tras claudicar contra el conjunto catalán ya no es novedad, es que empieza a ser hasta costumbre. Porque a ElPozo se le ha puesto cara de Bill Murray en `El día de la marmota´: Todo vuelve a repetirse una y otra vez. Hay matices diferentes con respecto a los anteriores partidos, claro, como por ejemplo el hecho de que en esta ocasión fue la escuadra murciana la que logró adelantarse en el duelo. Sin embargo, al final contamos un resultado similar, uno en el que ElPozo hace sus maletas, guarda sus ilusiones, y se marcha a casa apretando los dientes por lo que pudo ser y no fue.

Para ser justos, hay que decir que el conjunto murciano hizo suyo el primer acto del duelo. Si bien comenzó algo frío ante un Barça carente de sus principales bazas ofensivas al no poder contar con Ferrao, Esquerdinha y Sergio Lozano, lesionado en el encuentro de cuartos, con el paso de los minutos impuso su ritmo y moldeó el duelo a lo que le interesaba.

El encuentro carecía de la espectacularidad de otras veces, parecía materializarse ese miedo a perder del que tanto se habla y que puede condicionar a los equipos, pero los pupilos de Giustozzi fueron efectivos en las ayudas y la presión hasta soltarse en el duelo. Pasado el ecuador del primer tiempo, esa apuesta por mantener el esférico y buscar hueco se materializó en un espectacular tanto en el que Marcel filtró un pase para Fernando quien, tras abrirse hueco, batió al ciezano Juanjo con una preciosa vaselina. El tanto fue un soplo de aire para un equipo que no lograba ponerse por delante ante un rival que le había tomado la medida. Comandando el luminoso, un ElPozo liberado de toda presión regaló grandes destellos de equipo pero no logró rematar la faena y ampliar su ventaja cuando tuvo la oportunidad y tomó el camino a vestuarios con la sensación de que, si bien el escenario le era claramente favorable, había dejado con vida a un rival muy peligroso.

En el segundo acto la cosa cambió radicalmente. El balón estaba en pista pero el conjunto murciano no se había presentado. Era una sombra de lo antes mostrado. El Barça, que se había grabado a fuego conseguir el empate por lo civil o por lo criminal, avisó varias veces en los primeros minutos hasta que Dyego, en una jugada individual, llevó las tablas al duelo. La desconexión había salido cara.

Vuelve a repetirse la historia

El empate dio alas al conjunto blaugrana y bajó al averno a los de la capital del Segura. Sin la chispa del primer tiempo, ElPozo sufrió aunque dejó detalles de clase y peligro pero, al ser tan aislados, no suponían un cambio de dinámica a su favor. Los pupilos de Andreu Plaza, por su parte, lo intentaba una y otra vez y parecía jugar con una marcha más que su rival, que lo intentaba sin acierto. Se echaba en falta ese plus que otorga el carácter cuando las jugadas no responden.

Con ElPozo buscándose a sí mismo, el Barça fue ganando metros hasta que, restando menos de diez minutos para la conclusión, Daniel puso el segundo de los suyos consumando la remontada dejando a la escuadra murciana contra las cuerdas. El quipo que portaba la elástica del jamón se puso entonces a trabajar con un perfil bajo, tratando de acelerar el ritmo pero sufriendo su propia ansiedad por lograr el empate. Restando menos de cuatro minutos para el final, saltó Álex de portero jugador. Era el momento de revelarse contra el destino impuesto y reclamar un sitio en la final en base a la heroica. Sin embargo, la efectividad no hizo acto de presencia a pesar de ser muchas las veces en que se intentó derribar el solido entramado defensivo de los de Andreu Plaza. Ya en el último minuto, y con ElPozo volcado sobre la meta contraria, Adolfo certificaba el triunfo del cuadro blaugrana al fusilar a Espíndola con una volea que fue devastadora para los de Diego Giustozzi. Se les había escapado un triunfo que parecía cercano en una primera parte donde fueron superiores.

Por orgullo, y aunque ya estaba todo decidido, ElPozo siguió atacando aunque el reloj fuese como una guadaña que los perseguía para darles caza y, a cuatro segundos para la conclusión del duelo, Paradynski redujo distancias para lavar el resultado de un encuentro que deja a la entidad de Tomás Fuertes sin la final que disputó el pasado año y donde también claudicó por un gol de diferencia ante el Barcelona. La cuestión ahora es digerir rápidamente la derrota, el hecho de tener que decir adiós a otro título en un curso exigente, y prepararse para llegar en óptimas condiciones y con todos los jugadores disponibles a la Copa de Europa, el gran título que falta en las vitrinas de ElPozo, y olvidar lo cerca que estuvo la victoria ante una bestia negra en horas bajas.