¿Cómo llegó al mundo del deporte?

Con tres años, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, decía atleta.

No puede ser, se está quedando conmigo.

Te lo prometo. Yo vivía en los Molinos Marfagones y hasta los seis años no me vine a Cartagena. Y en el año 92, cuando vi a Antonio Peñalver ganar la medalla olímpica de decatlón, dije que me quería dedicar a eso.

¿Y cómo lo hizo, qué pasos dio?

Le dije a mis padres que quería hacer atletismo, pero la situación económica no era fácil. Un día, teniendo yo 9 años, me fui por mi propio pie a la pista de atletismo. Entré, pregunté al conserje qué tenía que hacer para apuntarme, y me mandó a la torre, donde estaba el presidente del Elcano, Antonio Ros. Me dio unos papeles para que los rellenara mi padre, me presenté delante de él y me dijo que si me quería apuntar, que viera cuánto dinero tenía en la hucha. Y así fue, rompí la hucha.

¿Cuánto costaba entonces apuntarse?

300 pesetas al mes.

Pero usted llegó a ser una atleta destacada.

En categoría sub-14, en 1996, me llevaron a Santiago de Compostela a un programa de detección de talentos. Allí me dijeron que tenía cualidades para los lanzamientos, pero no para las pruebas combinadas, pero seguí adelante, obtuve nueve medallas en Campeonatos de España y he sido dos veces internacional. En el mejor momento de mi carrera deportiva tuve un accidente de tráfico, el mismo año que me quedé campeona nacional sub-23, y una lesión en las cervicales me apartó del alto rendimiento. En ese momento decidí terminar mis estudios de CAFD en la UCAM y empezar a trabajar en el CA Cartagena con un proyecto que va viento en popa aunque solo estamos a mitad del camino.

¿Y cómo les va en la actualidad?

Pues tenemos 300 atletas en Elcano y 200 en el CA Cartagena. Hemos crecido en número de críos, pero también hemos contratado entrenadores profesionales de las distintas especialidades. Gracias a ello, yo estoy más dedicada a las pruebas combinadas y la velocidad con Antonio Peñalver y nuestro presidente, Juan Alfonso García.

Ahora se ha convertido en la jefa de la selección española sub-18 de combinadas.

Sí. He sido porque ya he tenido cinco atletas internacionales como Bertrand Alcaraz, Vicente Guardiola, Sergio Jornet, Pablo Díaz Morales y ahora José Luis Corral, que está conmigo desde infantiles y que ha progresado mucho después de dejarse el fútbol y centrarse en el atletismo. Pero aunque yo haya sido la seleccionada, esto es un trabajo en equipo con Peñalver y Juan Alfonso.

¿Cómo asumió cuando sufrió el accidente de tráfico que tenía que dejarlo en el mejor momento?

Cuando ves que tu pasión tienes que dejarla porque has tenido un accidente de tráfico fortuito... En realidad es que fueron dos en diez días. Me costó mucho asimilarlo e intenté por todas las vías recuperarme de la lesión, pero no dimos con la tecla. Me refugié en mis estudios y el paso de atleta a entrenadora me costó porque a mí me quedaba algo. No creo que hubiera sido olímpica, pero me quedaba algo por hacer. Pero soy siempre muy positiva y por eso en mi familia me llaman la 'happy happy'. De hecho, si yo hice algo en el atletismo fue por las cualidades mentales, no por las físicas, y eso es lo que intento potenciar en mis atletas. Fue duro, pero conforme fui logrando resultados como entrenadora, cambié el chip. La vida son etapas y por eso le digo a mis atletas que disfruten el momento, que no se sabe qué va a pasar en el futuro.

¿Se le cayó alguna lágrima el día que lo dejó?

Se me cayó alguna lágrima, llegué a coger una pequeña depresión y me tuvieron que mandar alguna medicación. Ten en cuenta que mis amigos se iban de fiesta en Nochevieja y yo me quedaba viendo vídeos de atletismo en mi casa. El cambio fue muy brusco, lo pasé mal, pero al final todo se supera.

¿Tendremos algún día otro Antonio Peñaler?

Ese es nuestro máximo objetivo. Antonio Peñalver, al margen de las cualidades físicas que tenía, tiene ahora muchísimo que transmitir como entrenador. Creo que estamos formando un buen binomio que llamamos 'PeñaPaz'. Vicente Guardiola iba muy bien encaminado, pero ha tenido que poner el freno por una lesión. Sacar un atleta olímpico lleva su tiempo, pero lo conseguiremos.

Pero el problema es que los atletas no se pueden dedicar exclusivamente al deporte.

Ahora son estudiantes, pero cuando acaban esa etapa, dedicarte profesionalmente a esto es imposible en Cartagena, porque reciben ayudas para material deportivo y algún viaje a competiciones internacionales, pero poco más. Pero lo que no vamos a hacer nunca es que un atleta sacrifique sus estudios por el atletismo.

¿Y por ser mujer ha encontrado alguna traba para ser entrenadora en el atletismo?

Ya sabes que en el deporte las referencias son los hombres. Como entrenadora sí que he notado cierto rechazo de algunos padres, pero siempre he estado por encima de eso. Por fortuna son pocos padres los que he tenido así. Pero sí que he percibido algunas veces que chirría que sea una mujer quien esté al mando. Y a nivel nacional, ¿cuántas mujeres han sido presidentas de una Federación? Yo he tenido la suerte de que Juanma Molina eligió a Pruden Serrano como vicepresidenta y a mí como directora técnica. Cada vez somos más entrenadoras las que estamos metiendo la cabeza y me gustaría que ninguna mujer se sienta inferior o menos capaz que un hombre, porque eso no es así.