El Real Murcia ha bajado a la tierra y en la undécima jornada ha clavado la rodilla por primera vez desde que arrancó la temporada. Lo más doloroso es que ha sido delante de la afición grana y ante un rival en teoría muy inferior. Y es que el equipo de Manolo Herrero no ha sido reconocible en los primeros cuarenta y cinco minutos. La escasa presión y el poco acierto en la disputa del balón ha provocado que el Recreativo de Granada haya estado más cómodo de lo que ellos mismos esperaban. Salvo un disparo de DaniAquino y sin tener apenas profundidad en las bandas, una característica clave en este equipo, los locales apenas han inquietado a los cachorros de la Alhambra.

La segunda mitad no es que haya cambiado mucho el panorama en el conjunto grana, solo que el propio Manolo Herrero ha tirado la casa por la ventana al jugársela en el tramo final con dos delanteros, Curto y Chumbi, retirando del campo a un defensa como Hugo Álvarez. Y el susto en el cuerpo ha llegado en el minuto 54 cuando una falta que se puede considerar lejana la ha ejecutado Andrés para llevar el balón a la escuadra de la portería de Mackay. Desde el momento de encajar el tanto, el Murcia en realidad se ha descompuesto, porque no ha vuelto prácticamente a pisar el área pequeña del filial nazarí. Ni unos cambios realmente ofensivos si el paso de los minutos centró la atención de un Murcia que continuó muy disperso por el campo hasta el punto de que ha encajado su primera derrota del campeonato y entra en una espiral peligrosa, la de una victoria en las últimas cinco jornadas, lo que unido a los impagos a la plantilla y a la gravedad de la situación institucional que vive el club sigue convirtiendo la actualidad grana en un auténtico polvorín a punto de estallar.