Aroa Sepena, Florentina Martínez, Raquel Campos, Miriam Carracelas, Sonia Cayuela, Marina Escribano, Antonia Gutiérrez, Arantxa Sánchez, Isabel Segura, María del Carmen Saura, Cristina Esteban, Alba Martínez, Gema Pagán, Rocío Ramos, Sara Medina, Gema Mellina, Celia Martínez, Mónica Sánchez, Lucía Angosto, Ainara Rodríguez, Tania Galindo y Andrea Hidalgo. Veintidós son las futbolisas que conforman la plantilla del FC Cartagena féminas, equipo que está integrado en la estructura del FC Cartagena y que milita en Autonómica preferente.

El bloque dirigido al alimón por Domingo López y Juan Sevilla, técnicos ya experimentados en el fútbol femenino, no quiere convertirse en una mera comparsa que alimenta las bases de la entidad. Las jugadoras buscan otros objetivos, los entrenadores pretenden otros retos y detrás tienen un club en el que, de momento, han encontrado la puerta abierta y una senda amplia para poder crecer.

Eso sí, han tenido que hacer un reseteo entre todos para dejar a un lado esa mentalidad de equipo sin futuro y, por tanto, sin esperanzas y alimentar los sueños de un grupo de jugadoras que abarcan edades entre los 13 y los 23 años. Es una plantilla muy joven, con un problema importante cuando de fútbol femenino se trata: el atraso que las jugadoras pueden tener con respecto a los chicos por haberse incorporado tarde a este deporte. Esto se puede reflejar en aspectos técnicos y tácticos, con los que deben trabajar los entrenadores casi desde el comienzo de temporada.

Si bien entre los chicos es más habitual incorporarse a las escuelas de fútbol desde bien pequeños, las chicas lo hacen después, por lo que llevan cierta demora que deben subsanar con la voluntad y la determinación, aspectos en los que sobresalen por encima del fútbol masculino. «Además de competir hay que enseñar. Algunas empiezan sin saber darle ni una patada a un balón, pero siempre hay mucho trabajo e implicación por parte de ellas», añade Domingo López.

Pero, además, hay un hándicap más. Han tenido que recuperar a chicas que habían dejado el fútbol meses atrás para que vuelvan a la competición.

La realidad les dice que en unos pocos años tendrán que dedicarse a otra cosa por la falta de oportunidades para todas, lo que puede ocasionar frustración y, por tanto, el abandono de las competiciones. «En verano las jugadoras desconectan completamente y no piensan en el próximo año. Hay que volver a plantearles el proyecto para que se enganchen. A los jugadores no les ocurre eso, quizá por lo que antes hablábamos, la ilusión por llegar a un proyecto nuevo», añade López.

Por eso tratan de hacer cada día más interesantes los entrenamientos. La motivación es que el salto a Segunda Nacional no tarde demasiado. Muchas de ellas compaginan trabajo o estudios con los entrenamientos y estar en el club no les sale gratis. Siguen aportando su dinero para pagar sus fichas o sus equipaciones, aunque es cierto que el FC Cartagena abona parte de estas cantidades.

Por el momento, el equipo ha comenzado de la mejor manera posible, ganando su primer partido de Liga. El domingo vencieron por 3-0 a la EF Esperanza con dos goles de Lucía Angosto y Sonia Cayuela.