Jugadora de pádel y empresaria. ¿Cuándo le dio por el deporte?

Cuando iba al colegio siempre hice deporte y jugué al balonmano. Entonces principalmente los chicos iban al fútbol y a las chicas nos dejaban el balonmano y el baloncesto, que eran deportes más mixtos en el colegio.

¿Cómo se le daba el balonmano?

Bien, jugaba en ataque de central y también el entrenador me utilizaba en defensa. Con el tiempo llegué a ser también portera, pero eso se acabó cuando me fracturé un dedo con una portería.

Y ahora el pádel. ¿Por qué?

Porque va también bien con mi personalidad, ya que soy una persona sociable, que siempre ha buscado hacer cosas en equipo. Me gusta el tenis, pero lo veo muy individual, con mucha distancia entre un jugador y otro. La gente que conozco jugaba al pádel y en 2012 empecé a practicarlo, cuando ya habían nacido mis dos hijos, pero aparte es que lo veía como algo familiar, porque me podía llevar a toda la familia.

Dice que en el tenis hay mucha distancia, ¿eso es porque empresarialmente se desenvuelve mejor en las distancias cortas?

Soy una persona de trato directo, me gusta hablar con todo el mundo, desde quien está en recepción hasta con la persona más cercana a mí. Prefiero saber directamente de las personas, de su relación con el mando intermedio, y me gustan los equipos, porque creo que los fracasos y los éxitos son para compartirlos. En mi empresa, que es familiar, buscamos ser una piña aunque a veces hay rivalidad entre departamentos.

¿Y qué ha encontrado una mujer empresaria en el pádel?

Me vale para evadirme, para después de la semana tener un momento para desconectar y solo estar pendiente de tu compañera y de la pelota, que tienes que enviar al otro lado de la pista y al sitio adecuado. En esos momentos no piensas en otra cosa.

¿Se atreve a jugar torneos?

Sí, he participado en varios, aunque mi nivel no es aún alto. El pádel, como cualquier otro deporte, necesita mucha dedicación, y como has dicho, soy empresaria y madre de dos niños, y buscaba un deporte donde me pudiera llevar a la familia para participar. Pero bueno, yo no me exijo un nivel alto, lo importante es la constancia y me voy conformando con pequeños logros, como ganar algún partido que otro, porque si los perdiera todos sería decepcionante.

¿Es muy competitiva?

Juego a ganar, pero tengo un buen perder. Cuando veo a otra gente que se enzarza no me suelo picar, sino que me río y a mi contrario le molesta. Hay gente que tiene muy mal perder, pero yo siempre voy con una sonrisa. Intento motivar a mi compañera cuando perdemos, pero siempre de buen humor.

¿Pero en el pádel, a nivel de aficionados, hay muchos piques entre jugadores?

En los torneos he visto muchos piques. Por ejemplo, las mujeres tenemos cosas buenas y malas, pero a la hora de picarnos la rivalidad entre nosotras quizás puede llegar a ser un poco más que entre hombres.

¿Pero por qué el mayor enemigo de una mujer es, precisamente, una mujer?

Por desgracia eso es así. Cuando una mujer tiene mucho éxito profesional, en el mundo del deporte o en su vida personal, la gente la admira, pero también la envidia y tiene recelo. Yo creo que en la envidia sana, pero hay mujeres que rozan el límite.

¿Usted ha tenido dificultades para abrirse camino en el mundo empresarial?

Yo parto con la ventaja de que la empresa es familiar. Soy la menor de cuatro hermanos, el resto son chicos, y mi padre y mi madre siempre han hecho un equipo, codo con codo. Todos hemos visto que ellos son las figuras referentes, que se respetaban y mi padre le dejaba su espacio a mi madre. Y mis hermanos también me han respetado.

Pero en reuniones empresariales aún cuesta mucho ver mujeres que ocupen puestos directivos.

Nuestra cultura todavía es de que la mujer se tiene que hacer cargo de la casa y la familia. Pero desde hace unos años hemos avanzado mucho, porque socialmente el hombre está evolucionando, aunque nosotras lo hemos hecho más rápido. Culturalmente aún se da que muchas más mujeres que hombres cogen permiso para ir con los niños al médico. En reuniones con mayoría de mujeres directivas, la hora de acabar siempre es antes que con hombres. Nosotras, cuando no hay nada más que tratar, nos vamos porque tenemos los hijos en casa.

Vamos, que a los hombres nos gusta más marear la perdiz que a ustedes.

Claro, y también sois más de iros a tomaros una cerveza y seguir hablando de trabajo en el bar, pero eso no pasa en reuniones de mujeres. Tendría que haber más mujeres en órganos directivos para que eso se solucionara y las reuniones no continuaran en el bar. A veces te encuentras que la noche anterior se ha acordado en el bar algún punto que había quedado pendiente en la reunión.

Las mujeres son más directas.

Somos más pragmáticas, prácticas. Cuando tenemos que tomar una decisión, la tomamos y no damos vueltas. La mujer es más productiva en el puesto que esté porque si está una hora, la dedica exclusivamente a lo que hace, ya que después sabe que tiene que irse a casa y continuar produciendo.

¿Y cómo saca tiempo para hacer deporte?

Organizándome. Yo tengo una horario flexible, que me permite esa ventaja. Pero para ello hay que tener ayuda en casa y un buen equipo en el trabajo. Por ello, cada persona de mi empresa tiene un calendario de tareas que tiene que realizar y me gustan las personas autónomas. La gente viene cada día más preparada, pero lo que quiero es que me aporten cosas nuevas.