Costó ponerse a tono para competir y tener un equipo de garantías, pero un mes más tarde de lo previsto, Monteagudo tiene a sus órdenes un conjunto plenamente preparado para pelear por lo máximo en Segunda B. El verano comenzó con dudas, tras una dolorosa eliminación en play off contra el filial blaugrana y con una plantilla por hacer. Los primeros amistosos no hicieron sino aumentar la incertidumbre respecto a las posibilidades del Cartagena en esta campaña que se inicia el próximo fin de semana. Pero la avalancha de fichajes en los primeros días de agosto y el rendimiento más que aceptable en los últimos encuentros de preparación cambiaron el rumbo por completo.

Las bajas de Gonzalo Verdú, Quique Rivero y Fernando Llorente tuvieron un efecto especial en la ciudad. Eran tres futbolistas que se habían ganado el cariño de la grada con actuaciones sensacionales durante las últimas campañas. Verles abandonar el Fútbol Club Cartagonova a principios de verano fue un completo mazazo para los planes de la directiva y del cuerpo técnico. Además, tan solo tres nuevos futbolistas se incorporaron a la plantilla al inicio de la pretemporada: Hugo Rodríguez, Álvaro González y Alejandro Chavero.

Las semanas pasaban y los cartageneristas seguían entrenando y jugando los amistosos con diez o doce miembros del primer equipo, y sin ningún efectivo en determinados puestos como el delantero centro. En los cuatro primeros amistosos, un once plagado de canteranos estaba 45 o 60 minutos sobre el césped, y cuando aparecían los titulares no se les veía a un alto nivel. Con todas esas dificultades, doblegaron con facilidad al Cartagena B, remontaron ante el filial del Almería, empataron sin goles en un choque muy pobre contra el Pinatar y cayeron en la primera prueba seria ante el Lorca. Sin embargo, la imagen ofrecida ante el conjunto de Curro Torres no fue ni mucho menos mala. De hecho, los albinegros dominaron durante largos tramos del partido al recién ascendido a Segunda, pero la fragilidad defensiva y la ausencia de una referencia en ataque les condenaron a la derrota.

El punto de inflexión lo marcó el Trofeo Carabela de Plata. En la presentación del club ante su afición, se vistieron de corto todos los integrantes del primer equipo, y varios de ellos debutaron con su nueva camiseta: Miguel Ángel Cordero, Alberto Aguilar, Kuki Zalazar e Isaac Aketxe, que marcó en su estreno. Gonzalo Poley y Moussa Camara habían debutado en el partido anterior contra el Baniyas, al que derrotaron sin muchas dificultades. La victoria y la buena imagen del conjunto albinegro ante el Albacete, que este año milita en Segunda División, presagia que los de Monteagudo están totalmente preparados para el inicio de la competición.

A pesar de las bajas, la afición tiene ahora a qué a agarrarse para mantener viva la fe en este equipo. Entre la multitud de recién llegados, tres de ellos ilusionan por encima del resto. Pau Torres aterriza con la etiqueta de sustituto de Limones bajo los palos de la portería. Miguel Ángel Cordero, ex del Nástic, tiene el prestigio de quien se ha hecho un nombre en Segunda División y ha jugado cuatro temporadas en un histórico como el AEK de Atenas. Y, por último, Kuki Zalazar viene con la vitola de perla por pulir, de esas que si demuestran todo lo que prometen llegarán muy lejos en este deporte. El cuarto en discordia es el delantero Isaac Aketxe, del que se esperan los goles que no marcó el año pasado en el Albacete por culpa de las lesiones.

Dos jóvenes con proyección

Para concluir el capítulo de las buenas noticias, hay dos canteranos que se han ganado a pulso un hueco cuando empiece la liga: Adama y Mauro. El costamarfileño tendrá ficha del primer equipo, y en cada amistoso ha demostrado un despliegue físico espectacular. Por su parte, a Mauro Lucero, central procedente del Elche Ilicitano, se le han visto unas condiciones sensacionales para actuar en la zaga cartagenerista: altura, agilidad y contundencia. Con ellos Monteagudo puede mezclar un cóctel de veteranía y juventud magnífico para conseguir el ansiado anhelo.