Aunque la única noticia debería ser que el Real Murcia se ha ido de vacaciones de Navidad más lejos de lo esperado del objetivo marcado en verano, el de estar en puestos de ascenso, la brecha que separa la tranquilidad del desasosiego y la inestabilidad se ha ido acentuando hasta límites que muy pocos aficionados imaginaban. Si ya de por sí el boletín de los granas aparece con un aprobado justo en lo deportivo, la realidad es que en la parcela institucional figura algo así como un «nadie sabe qué pasará». El próximo martes hay una junta de accionistas en la que Raúl Moro tratará de hacerse con el control total del club, pero a día de hoy nadie garantiza que el empresario extremeño vaya a hacerse con el paquete completo de acciones de la centenaria entidad. Las negociaciones con los herederos de Samper no tienen buena pinta y el panorama es incierto a más no poder.

Tal es así que un año después de vivir una situación muy delicada tras el fallecimiento de Samper y hasta que Martínez Abarca dio el paso al frente de asumir la presidencia, el presente del Murcia está inundado de dudas tanto en lo deportivo como en el apartado institucional, donde la posible llegada del extremeño Raúl Moro, con una sospechosa trayectoria como empresario, tiene en vilo a un murcianismo que cada día que pasa parece fiarse menos de una persona que tiene una deuda de diez millones de euros con Hacienda y que además acumula distintas sentencias judiciales en contra por empresas «en paradero desconocido» que no han afrontado las indemnizaciones pendientes a empleados despedidos.

A ello hay que unir también las sombras que dejó el mismo Moro en Arcos de la Frontera, donde cerró una clínica dental dejando a más de doscientos pacientes sin tratamiento, pese a que la mayoría había abonado previamente el coste del mismo.

En el actual consejo de administración del Murcia hay mucho nerviosismo, pero va a ser difícil que alguien asuma la responsabilidad de dar un paso al frente porque el propio presidente, Guillermo Martínez Abarca, ha anunciado ya por activa y por pasiva que dejará el cargo después de la junta de la próxima semana. En principio con Abarca saldrán del consejo la mayoría de personas que conforman el organigrama ejecutivo del club, pero no deja de ser una hipótesis, ya que por mucho que Raúl Moro haya ingresado 400.000 euros en la ampliación de capital y después de haberle concedido poderes a una persona de su confianza, Deseado Flores, para que acometa los refuerzos de invierno, en estos momentos apenas tiene un poco más del 11% de las acciones del club. Encima el mercado de invierno podría haber sido una gran oportunidad para que Raúl Moro demostrara su poderío económico invirtiendo una cantidad importante en algún descarte de Segunda División que, con el dinero suficiente, se vestiría de grana sin pensarlo y sería una especie de demostración de solvencia ante los más críticos con su persona y sus antecedentes.

Sin embargo los movimientos de la secretaría técnica no son precisamente los que se soñaban en el mes de septiembre, por ejemplo. El hostelero Deseado Flores ya tiene la autorización del club para negociar en nombre del Murcia, pero el grupo de Raúl Moro debe asumir que la primera plantilla grana tiene todas sus fichas cubiertas y que la salida de algún jugador conllevaría una inversión importante para un empresario que cada semana le aparecen más deudas y problemas con la justicia.

Por si fuera poco, en lugar de haber ofrecido una idea de su proyecto a los medios de comunicación, el propio Moro no ha dicho todavía ni una palabra y poco a poco está desconcertando al personal. En el consejo de administración del Real Murcia nadie se fía de Moro después de que la opinión pública haya conocido una trayectoria empresarial, cuando menos, sospechosa, para una persona que, por ahora, además de los 400.000 euros, lo único que ha hecho es filtrar a través de sus colaboradores que quiere despedir a la mayoría de trabajadores del club.

El martes se saldrá de esta gran duda, quién se queda como cabeza visible del Murcia y lo más importante: ¿Tendrá en cuatro días Raúl Moro el control total de la entidad deportiva más importante de la Región? Quitando algún comentario en redes sociales, a Raúl Moro le han dicho que no abra la boca, lo que está cumpliendo a rajatabla. La negociación con Madrid, donde están los herederos de Samper, es la gran llave que puede desbloquear esta situación, pero es que ni desde Madrid ni desde la capital del Segura están precisamente 'encantados' de dejar el club en manos de alguien que liquida empresas a la velocidad del rayo. Los jugadores están de vacaciones y, con un año de contrato para todos, todos han pasado de ilusionarse con la llegada de un inversor a preocuparse ahora por si el señor Moro tiene la liquidez necesaria como para tomar las riendas de un Real Murcia herido.