Entrevista

Yomi Adegoke: “Todas sabemos que cuanto peor les vaya a los hombres, quienes más lo van a sufrir van a ser las mujeres”

En ‘La lista’ (AdN), la escritora y periodista especializada en feminismo Yomi Adegoke reflexiona sobre la cancelación y cómo internet se infiltra en la vida más íntima de una pareja a raíz de una denuncia anónima

Yomi Adegoke, escritora inglesa, acaba de publicar la novela 'La lista'.

Yomi Adegoke, escritora inglesa, acaba de publicar la novela 'La lista'. / / FERRAN NADEU

Leticia Blanco

En 2017 empezó a correr por los círculos periodísticos neoyorquinos una lista secreta con unos 70 hombres acusados de comportamiento sexual inapropiado, violaciones y abusos. Lo que empezó como una hoja de cálculo de Google con el nombre de ‘Shitty Media Men List’, elaborada por sus víctimas a modo de autoprotección, no tardó en viralizarse y convertirse en un escándalo mayúsculo que le estalló a su creadora, Moira Donegan. Algo muy similar sucede al inicio de la novela ‘La lista’ (AdN), de la periodista británica especializada en feminismo Yomi Adegoke, protagonizada por una pareja de influencers a punto de casarse, Ola y Michael, hasta que el nombre de él aparece en una lista de depredadores. 

¿Lo personal es político hasta que tocan a alguien a quien quieres?

Veo mucha diferencia entre como tratamos a alguien que conocemos y a alguien que no. Es fácil militar políticamente cuando lo único que haces es retuitear un hashtag. Es una pena que no haya un poco más de paciencia y cariño con las personas que se enfrentan a un escándalo en internet. La mayoría lo ve como un ejercicio teórico, siempre y cuando les suceda a los demás, y eso hace que sea muy fácil apuntar con el dedo. Pero cuando lo mismo les pasa a ellos o a su entorno, de repente cambian las reglas. Es algo injusto que impide que se genere una sensación de comunidad. La gente de izquierdas tenemos muy poca empatía. 

¿Los 15 minutos de fama de Andy Warhol se han convertido en volverse viral en internet?

Sí, hoy todo el mundo puede verse en una espiral descontrolada de internet. Mientras no nos afecte a nosotros, será de una manera. Hay una especie de mente colmena que decide mucho las cosas en internet. Hay mucha gente que está viéndolas venir: cuando sucede algo, espera a ver hacia dónde sopla el viento para reaccionar en consecuencia. Es algo que me frustra muchísimo porque impide generar solidaridad y empatía y nos lleva a la deshumanización. Me recuerda al juego de los Sims.

¿El ver a los demás como avatares?

Sí, a gente que parece que solo vive en nuestra pantalla, desechable. Realmente es una pena. 

La derecha se ha apropiado de temas como la libertad o la presunción de inocencia, principios que siempre han sido pilares fundacionales de la izquierda

¿La han llamado mala feminista por escribir este libro?

¡También feminazi! Supongo que algo hice bien si cabreé a tantísima gente. Yo nunca haría de abogado del diablo de forma gratuita, llevo 10 años escribiendo en internet sobre feminismo, racismo, apropiación cultural, temas que no estaban de moda cuando empecé. 

¿Qué está fallando al hablar de la cancelación?

La derecha se ha apropiado de temas como la libertad o la presunción de inocencia, principios que siempre han sido pilares fundacionales de la izquierda. El debate nos ha sido arrebatado por la derecha. Desde una perspectiva feminista se ha perdido la posibilidad de hablar de según qué temas. Pero eso no significa que esas conversaciones no se produzcan, sino que sencillamente se han ido a otro lado. La gente de izquierdas se ha pasado al centro porque cree que allí podrá hablar de estas cosas sin exponerse a críticas o reproches, y la gente del centro se ha pasado a la derecha. Hay muchísimas personas que tienen preguntas, pero sienten que no pueden hablar de ellas con sus amigos y acaban en la derecha, que es la peor gente con quien hablar de esos temas. 

¿Cuál es la solución?

Creo que es importante recuperar discurso, hablar de la cultura de la cancelación, quitarle a la derecha el derecho a hablar de ello. Será un proceso imperfecto, querer hablar de estas cosas no significa estar de acuerdo con ellas. Pero al final, todo eso es internet. Hay que encontrar una manera de estar seguros online. ¡Espero que alguien más listo que yo encuentre alguna solución!

Entiendo la tentación de revanchismo del feminismo, pero al final todos vivimos juntos en el mundo

La novela critica la lista, pero su publicación tuvo consecuencias. Los editores de 'The Atlantic' y 'The Paris Review', hombres intocables que se aprovechaban de su poder, perdieron su trabajo.

Solo sé que lo que está pasando ahora no es sostenible a largo plazo. Con la ‘Shitty media men list’ hubo consecuencias reales para algunos, pero muchos se fueron de rositas y siguieron siendo apreciados y galardonados. Desde luego, la lista tuvo un efecto mucho más tangible y eficiente que si sus víctimas hubieran acudido a la policía o a sus jefes. Pero hubo un problema.

¿Cuál?

Uno de los tipos que aparecía en la lista denunció a la creadora de la lista, no a la mujer que lo había denunciado, y consiguió un acuerdo extrajudicial. Eso sembró la duda sobre todos los que figuraban en ella. Por eso soy tan escéptica con estos métodos, porque al final, a las mujeres se nos mide por otro rasero, siempre se cuestiona la veracidad de nuestras acusaciones, y mucha gente se aferra a detalles nimios para cuestionar casos enteros. Es un flaco favor para las supervivientes y las víctimas. Tiene que haber una manera mejor de hacer las cosas. Mi mayor miedo no es el anonimato, sino que esto se haga en internet.

¿Por qué?

Las mujeres nos avisamos unas a otras sobre situaciones y tipos comprometidos, siempre lo hemos hecho. El problema de internet es que hay muchos movimientos de justicia social como el MeToo o Black Lives Matter que han intentado llamar a muchas puertas sin éxito y precisamente han logrado crecer en internet porque es allí sí que les han hecho caso, se les ha escuchado. Pero ese internet en el que florecen esas iniciativas es el mismo que vive inmerso en una crisis de desinformación. Cada segundo que pasa tenemos más motivos para dudar de lo que leemos o vemos, y más ahora con la IA. Todo el mundo miente en internet. 

Yomi Adegoke, escritora inglesa, acaba de publicar la novela 'La lista'.

Yomi Adegoke, escritora inglesa, acaba de publicar la novela 'La lista'. / FERRAN NADEU

En la novela, lo que le pasa a Ola es tan importante como lo que le sucede a Michael, ¿buscaba hablar de lo mucho que oprime el patriarcado a los hombres?

Yo me crié con hermanas, en un ambiente muy femenino. Hasta que llegué a la universidad no supe que los hombres hacían cosas como no bajar la tapa del inodoro. Compartí con algunos amigos ciertas partes de la novela y me quedé sorprendida de cómo el patriarcado impide que se expresen con libertad. Me dijeron cosas como que un hombre no puede usar el acrónimo LMAO (‘Laughing my ass out’, ‘partirse el culo de risa’) porque supuestamente es una expresión demasiado afeminada. Tampoco un emoji de corazón rojo, aunque si es azul, está permitido. En sus chats tampoco dicen ‘Buenas noches’, sino ‘Hasta luego’. Es increíble lo limitados que están.

De hecho, Michael acaba en una comunidad incel. 

Creo que muchos hombres que se sienten desempoderados acaban cayendo en una ideología que no les hace ningún bien. Con Michael quería explorar algo que sólo sucede en Inglaterra, y es que las mujeres negras cobran más que los hombres negros, la brecha salarial está invertida. La crisis de masculinidad que están sufriendo y la toxicidad impide tener ciertas conversaciones. Entiendo la tentación de revanchismo del feminismo, pero al final todos vivimos juntos en el mundo. Y todas sabemos que cuanto peor les vaya a los hombres, quienes más lo van a sufrir van a ser las mujeres.