Día del Libro

Olor a libro en la Región de Murcia

Los diferentes municipios celebraron el 23 de abril en bibliotecas y, sobre todo, en las calles, en una invitación a disfrutar del placer de la lectura en comunidad, compartiendo y disfrutando de las letras

El ‘Oasis literario’ de Murcia.

El ‘Oasis literario’ de Murcia. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

¿Saben ese olor tan característico de los libros? No solo el de los libros nuevos; también, el de los viejos. Y el de los cómics, porque una novela gráfica no huele igual que un poemario. Es esa mezcla de celulosa, tinta y cola (y polvo, si procede) que a los más ávidos lectores traslada indefectiblemente a ese rincón junto a la venta en el que vivieron y siguen viviendo las aventuras de otros, guiados por un texto pero transportados por su imaginación y acompañados por sus emociones o sus ansias de conocimiento. En fin, que son muchos los matices; que el aroma que desprenden unos títulos y otros es diferente, claro, pero que ayer la Región olía a libros es algo que nadie puede discutir.

Olor a libro en la Región de Murcia | IVÁN J. URQUÍZAR

Lectura de textos de Cortázar en Cartagena. / Iván Urquizar

Porque aunque quizá en este rincón del sureste español no está tan extendido lo de acompañar cada obra con una rosa, el Día Internacional del Libro nunca es pasado por alto. Quizá fuera por aquello de que uno ve solo cuando quiere ver, pero en este martes 23 de abril parecía haber más bancos ocupados por absortos lectores, y más transeúntes cargado novelas bajo el brazo junto a la bolsa de la compra. Convengamos que así fue tanto en Murcia como en Cartagena. Y también en Lorca, y, con seguridad, en el resto de municipios de la Región. Pero, además, hubo espacios en los que esta celebración –porque al final eso es lo que es, una fiesta de las letras– se llevó con menos disimulo; de manera menos íntima, vaya, y con voluntad colectiva.

Olor a libro en la Región de Murcia | L. O.

Entrega de premios en Lorca. / L. O.

Porque todas las biblioteca tuvieron, aunque sea, algún guiño para los usuarios. En la Pilar Barnés de Lorca, por ejemplo, se entregó un flor a cada persona que recibió un préstamo, y en la Municipal de Alcantarilla se regalaron algunos libros. Sin embargo, esta conmemoración –pues la fecha coincide con el fallecimiento de tres grandes de la literatura universal: Cervantes, Garcilaso de la Vega y Shakespeare– llegó también a las calles con la idea de involucrar a cuantos más mejor, de incitar a quienes se toparan con estos centros de reunión a pararse y leer (o escuchar).

En la Plaza del Romea, en Murcia, el Ayuntamiento organizó un ‘Oasis Literario’ en que quien lo quisiera podía relajarse y leer, ya fuera para sí o para los demás, pues también incluía un micro abierto gracias al cual durante todo el día se estuvieron escuchando en el entorno del teatro fragmentos de obras de todo tipo. Mientras que en Cartagena el gran protagonista fue Julio Cortázar, también de aniversario (110 desde su nacimiento y cuarenta desde su muerte): el patio del antigo CUM acogió una lectura encadenada de textos del argentino. Y en Lorca se entregaron los Premios Concha Fernández-Luna, un certamen de cuentos interescolar en el que participaron más de 1.660 alumnos, demostrando que el amor por las letras comienza desde muy pequeños. Quién sabe si sería ese olor tan característico el que embaucó a los galardonados –y al resto de participantes–, pero seguro que en el futuro, cuando sean adultos, seguirán dejándose atrapar por ese aroma que nos recuerda, y más en un día como el de ayer, que es el momento de abrir un libro.