Literatura

Mónica Rodríguez: "Los jóvenes leen con pasión e intensidad"

La autora es finalista del Hache con ‘Jeans’, en el que critica la explotación que genera la industria textil

Mónica Rodríguez.

Mónica Rodríguez. / L.O.

EFE

La escritora asturiana afincada en Madrid Mónica Rodríguez una de las finalistas del Premio Hache, en su caso por Jeans. La autora está convencida de que la literatura tiene el «grandísimo poder» de acercarnos a realidades y generar conciencia «desde la empatía», poniéndonos en la piel de quienes sufren, más allá de las grandes cifras y datos, que «nos aterran, pero no nos emocionan».

Rodríguez participa el próximo 10 de abril en el encuentro con jóvenes lectores del Premio Hache. Junto a ella, optan a ese galardón la novela Se buscan héroes, de Paloma Muiña, y el cómic El meteorito somos nosotros, de Darío Adanti, y el jurado son los lectores de las tres obras, unos 2.300 menores.

En Jeans, Rodríguez pone el foco en la explotación que genera la industria textil a través de la mirada de varios adolescentes: un joven que recoge algodón, una chica que trabaja en una hilandería en la India, un muchacho empleado en un taller de tintes en ese país, una menor china en una fábrica de confección y otra española que siente el sufrimiento del resto de personajes al ponerse sus vaqueros nuevos.

«Creo que la gran potencia que tiene la literatura es la capacidad de meterte en la piel de personas que viven en mundos completamente distintos, de llevarte a contextos alejados. Tiene ese grandísimo poder de hacer llegar de manera empática a lo que otros sienten, de concienciar desde la empatía, no con los números y los datos tan grandes que podemos conocer, que nos aterran, pero no nos emocionan. La literatura da emoción y eso es importante para poder entender y para generar conciencia», ha reflexionado.

Esa emoción que siente la protagonista de la novela, Daniela, la lleva a escribir cartas imaginarias a cinco activistas, «mujeres que ya desde adolescentes trabajaron por cambiar el mundo y que fueron y siguen siendo referentes en temáticas distintas», explica.

Para Rodríguez, es importante que los jóvenes tengan este tipo de «referentes» para que sean conscientes de que «los adolescentes también pueden cambiar el mundo», aportar «su granito de arena», porque igual que «hay gente que tiene esa fuerza, si ellos pueden, también nosotros».

Como Daniela, opina, los jóvenes «están más concienciados que los adultos» en sostenibilidad, pero también están «llenos de contradicciones» que se reflejan también en otras cuestiones de su vida a las que se enfrentan en esa etapa, como la elección de sus futuros estudios.

La autora ha insistido en que esas decisiones sobre la formación tomadas en la adolescencia no tienen por qué ser definitivas.

Ella misma estudió física y trabajó durante años como investigadora en el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, un organismo público nacional de excelencia que abandonó para dedicarse durante dos años de lleno a la escritura.

Fue una decisión que tomó en octubre de 2009 y que considera «el mejor regalo» que se ha hecho a sí misma, ya que desde entonces no ha vuelto a la investigación, sino que continúa su carrera como escritora.

«La decisión de por dónde hay que ir no es para siempre, es muy artificial esa separación entre ciencias y letras, podemos desviarnos de ese camino, las decisiones no son definitivas, hay mucho margen para recorrer diferentes caminos», ha subrayado.

Finalista de este premio en 2017, Rodríguez asegura que los adolescentes «son un público exigente, crítico, que tiene preguntas muy inteligentes que te hacen reflexionar sobre lo que has escrito», además de «leer con gran pasión e intensidad».