Entrevista | Carlos Escobedo Cantante y bajista

Sôber: "Hemos envejecido y madurado junto a nuestro público, y eso es lo mejor que le puede pasar a una banda"

El cuarteto madrileño se encuentra celebrando su trigésimo aniversario y este fin de semana llegan a Murcia con una gira muy especial: la de la presentación de la regrabación de su primer disco, 'Torcidos' (1997), y la de la reunión de ‘Las Tres Eses’: Sôber y las dos bandas surgidas a raíz de esta, Savia y Skizzo

Carlos Escobedo, junto al resto de miembros de Sôber.

Carlos Escobedo, junto al resto de miembros de Sôber. / L. O.

Asier Ganuza

Asier Ganuza

El disco más vendido en España el año en el que un jovencísimo Carlos Escobedo formó Sôber –entonces, Sôber Stoned– fue Cantos gregorianos (1994), de los monjes del Monarterio de Silos, seguido por Mi tierra, de Gloria Estefan, y del mítico ‘Album rojo’ de los Beatles, el recopilatorio que recogía los éxitos de la primer época de los Fab Four. Mucho ha llovido desde entonces, pero ellos siguen al pie del cañón y fieles a la esencia que lograron cristalizar por primera vez en forma de canciones con Torcidos (1997), su primer disco; álbum «especial» pero que no les dejó buen saber de boca. Y no porque dudaran de los temas, sino porque el sonido y la producción no acompañaron la ambición del cuarteto. Por eso ahora, con motivo del treinta aniversario del grupo, han regrabado aquel elepé y lo acaban de soltar al mundo bajo el título de Retorcidos (2024).

Y se podría decir que este sábado lo presentan en la Sala Mamba! de Murcia, pero sería faltar a la verdad. Porque el show que Sôber trae a la capital del Segura –y para el que ya apenas quedan entradas– es mucho más que eso. Es un repaso en directo a las tres décadas de historia de la banda, y eso incluye a Savia y a Skizoo, los proyectos paralelos de Carlos y Alberto Madrid y Jorge Escobedo y Antonio Bernardini. Con el añorado baterista como gran ausente –falleció en 2006–, ambas formaciones vuelven a los escenarios en la esperada reunión de ‘Las Tres Eses’, todo un sueño para los fans del proyecto.

Vamos a ir por partes, y empezamos por Torcidos. ¿Qué significa aquel primer álbum? 

Yo creo que para todas las bandas el primer disco es el más especial. Es en el que depositas toda esa ilusión de los comienzos, con el que empiezas a definir tu forma de componer, con el que estableces los lazos de unión con el resto de compañeros del grupo...

Sin embargo, hay mucha gente que piensa en Morfología (1998) cuando le preguntas por el primer disco de Sôber, supongo que por un tema de repercusión y por lo del cambio de nombre. Pero desde la banda siempre se han referido a Torcidos con cariño; incluso con ánimo de reivindicación.

Sí. Yo también entiendo que es porque Morfología es realmente el primer disco que firmamos con el nombre de Sôber [antes, Sôber Stoned], pero Torcidos es el primero. Aunque es verdad que quedó de aquella manera y lo cierto es que siempre lo hemos tenido un poco como si fuera la maqueta. Por eso para nosotros era importante esta regrabación, y creo que supone un antes y un después para este álbum tan especial.

Sí, siempre se ha dicho que no quedaron satisfechos con el sonido de Torcidos... ¿Era una espina que tenían clavada? ¿Se la han logrado sacar con Retorcidos?

Pues sí: era una espinita y nos la hemos quitado. Era un disco que tenía y tuvo encima como una mano negra, pero hemos logrado extraer la esencia de aquellas canciones y darles un golpe de aire fresco; hemos podido inyectarle la impronta y la personalidad que tiene el grupo hoy, y lo hemos hecho, esta vez, con una producción exquisita. 

Eso es. Porque no es una regrabación al uso; a las canciones se les ha dado una vuelta...

Sí. Sobre todo hay cambios de armonías y riffs de guitarra que, yo creo, ayudan a situar este álbum en lo que es la nueva era de Sôber, en lo que somos a día de hoy.

Porque son canciones que tienen casi treinta años... ¿Cómo ha sido volver a ellas? ¿Todavía le apelan?

Para empezar, ha sido una experiencia supergratificante, al menos para mí. Porque ha sido volver a aquellos jóvenes Sôber y porque, cuando empezaba a maquetar estos temas, era como si cobraran vida otra vez. Y luego, es cierto que a nivel musical hemos cambiado cosas –sobre todo le hemos dado una vuelta a las baterías y a las guitarras, ya digo–, pero en lo que respecta a los textos, siento que siguen muy vigentes. Canciones como Brazos altos, caras bajas son un fiel reflejo de lo que estamos viviendo actualmente como sociedad, especialmente en este momento de guerras y de una velocidad extrema que no nos deja tiempo siquiera de pensar hacia dónde vamos.

Y como suele ocurrir en estos casos, han contado con un buen puñado de colaboraciones, pero en su mayoría son guitarristas; es decir, sigue sintiéndose como un disco de Sôber y no como una serie de rarezas o duetos. ¿Cómo han afrontado este tema?

Lo de las colaboraciones era un tema de darle un valor añadido a este trabajo. Y ha sido un lujo poder contar con compañeros de profesión que llevan en esto tanto tiempo como nosotros. Yo qué sé..., Alberto Cereijo (Los Suaves), Pablo García (WarCry), David G. Álvarez (Angelus Apatrida)... O Kolibrí Díaz, de Marea, que empezaron casi a la vez que nosotros. Fíjate, tenemos una fotos de un concierto en el que ya coincidimos [con el cuarteto de Berriozar] cuando ninguno éramos nadie todavía en esto del rock [Ríe]. Al final, era un tema de reunir a gente que entendiera nuestra música y que pudiera darle un extra a un disco que para nosotros tiene un valor emocional tremendo.

¿Y qué me dices de la vuelta de Skizoo y Savia? 

Que creo que era una cosa casi obligada. Porque, cuando uno habla de los treinta años de Sôber, realmente incluye ese parón en el que aparecen Savia y Skizzo como ‘apéndices’ del grupo. Y además, creo que poder contar con ellos hace todavía más atractiva y completa esta gira, porque el público entiende que ellos (y esas canciones) también forman parte de nuestra historia. De hecho, tenemos ya la experiencia de este primer concierto que hemos hecho en Madrid y puedo decirte que, en lo personal, fue todo un privilegio poder formar parte de esta celebración y compartirla con ellos.

¿Esta reunión es puntual, para esta gran celebración, o la puerta está abierta a lo que pueda surgir?

Bueno... Hay que decir que, tras lo visto en ese primer concierto, tanto Savia como Skizoo parecen seguir con la energía y la fuerza que les caracterizaba. Y, claro, eso deja la puerta abierta a que podamos seguir colaborando y a poder seguir trabajando con ellos, claro. Sobre todo, por lo que te digo: porque aunque hace años que dejaron la actividad creativa, siguen formando parte de nosotros. Pero bueno, vamos a ver qué nos depara este año, aunque creo que va a ser fructífero.

Carlos Escobedo, cantante y bajista de Sôber.

Carlos Escobedo, cantante y bajista de Sôber. / L. O.

Por cierto, ¿como han planteado el directo? ¿Son tres conciertos o es algo más conjunto?

Es algo más conjunto, sí. No hemos querido compartimentar el show en bloques, ni darle a cada grupo una identidad muy parcial dentro de lo que es el concierto. Los hemos englobado a todos en uno (porque en el fondo es lo que son), pero de una manera muy dinámica. Es decir, tú, como público, te vas a poder encontrar con un tema de Sôber e, inmediatamente después, con uno de Skizoo, y después, con uno de Savia. Y lo bonito es que la gente lo vive con naturalidad; no hace distinciones en su cabeza. De hecho, si son fans del proyecto en su conjunto, creo que lo disfrutan más que si lo hiciéramos de la otra manera, porque tiene ese ‘factor sorpresa’ que, creo, es sumamente estimulante. Y es verdad que en los festivales tendremos que condensarlo todo y hacerlo mucho más escueto, pero en salas como la Mamba! tendremos tiempo para recrearnos y hacer un buen repaso de toda nuestra carrera.

¿Y como se vive todo eso desde el escenario?

Pues..., haciendo un repaso de lo del otro día en Madrid, tengo que decir que son como un montón de emociones diferentes repartidas en un bolo de tres horas y media pero que tanto a mí como al resto de mis compañeros se nos pasó superrápido. Bueno, y creo que al público le ocurrió lo mismo, porque mientras fuera llovía a mares, dentro había un calor y una energía brutal. 

Un concierto para el recuerdo, sin duda.

Sí, de los que se van a quedar ahí para siempre. Y eso que comenzar la gira en Madrid era un riesgo, porque es nuestra ciudad, sí, pero también eso conlleva más presión, más nervios... Por suerte, creo que supimos canalizar todo eso hasta el punto de darle la vuelta y devolverlo sobre el escenario con energía positiva.

Entiendo (y, si no es así, prefiero que no me corrija) que Sôber mira hacia delante, pero también me figuro que son días de echar mucho la vista atrás. ¿De qué o de quiénes se acuerda estos días Carlos Escobedo?

Yo, personalmente, me acuerdo sobre todo de los compañeros que ya no están. De Alberto Madrid, que formó parte de Sôber y también de Savia durante muchos años, y de Big Simon, que estuvo con nosotros en la gira de Reddo (2004), hizo los arreglos de los discos de Savia y grabó uno de los de Skizoo. Pero los recuerdo de una manera... como muy gratificante, porque creo que sin ellos no estaríamos hoy donde estamos y porque siento que si estuvieran viéndonos ahora mismo por un agujerito dirían: «Pues está bien hecho, continuad así» [Ríe]. Y también eso y la regrabación de Torcidos me llevan a volver mucho a aquellos años y a ver –en las fotos que acompañan la edición física de Retorcidos, por ejemplo– a aquellos chavales que empezaban y cómo hemos envejecido –cómo nos han salido canas o hemos perdido el poco pelo que teníamos– y, también, cómo hemos evolucionado, pero siempre manteniendo la esencia y esa energía que nos hizo juntarnos.

Aunque suene manido, supongo que cuando formó la banda hace ya treinta años no se imaginaba que en 2024 podrían estar tan vivos y tener el reconocimiento del que hoy goza Sôber. Y aunque es evidente que no todo han sido alegrías, ¿qué balance hace de estas tres décadas de música?

Claro, jamás te imaginas en ese momento que llegarías a cumplir treinta años haciendo lo que más te gusta (que es la música) con tu banda. O volver a una ciudad tan emblemática para nosotros como es Murcia y que llevemos más de mil tickets vendidos. Son cosas que si me las llegan a contar hubiera dicho que eran imposible de lograr. Así que para mí este aniversario es muy emocionante, pero sobre todo es una gran satisfacción el poder decir que el público sigue a tu lado, que hemos envejecido y madurado juntos; eso, creo, es lo mejor que le puede pasar a un artista. Por suerte, creo que el rock tiene eso: unos seguidores muy fieles, que te siguen allá donde vayas y que te lo dan todo en los conciertos. Y nosotros, los que estamos en el escenario, recogemos eso y reaccionamos de la misma manera: dejándonos la piel en cada concierto, como haremos este sábado.

EL CONCIERTO

Sôber + Savia + Skizzo

Fecha: Sábado, 22.00 horas.

Lugar: Sala Mamba!, Murcia.

Precio: 28 euros.