En su rincón

Lola Gracia: hacerse valer

Lola Gracia en una cafetería de La Alberca.

Lola Gracia en una cafetería de La Alberca. / Javier Lorente

Javier Lorente

Javier Lorente

La gestión cultural es una disciplina que hay que dominar, a la que hay que entregarse y para la que hay que valer, como la periodista María Dolores Gracia Martínez, que ha nacido para ello. Yo sigo su buen hacer desde hace años, antes incluso de ser yo uno de los artistas que entrevistó en aquel programa suyo de La Opinión TV. Lola Gracia, además, ha demostrando su valía, sus dotes comunicativas, sus amplios intereses culturales y su rica personalidad en sus columnas de la prensa regional, en programas de radio y televisión y, sobre todo, en la organización de multitud de eventos, ciclos, certámenes, mesas redondas, festivales, fiestas, exposiciones y actividades que la han convertido en un motor imprescindible en la cultura de nuestra Región.

Vive en La Alberca y quedamos en una moderna y amplísima cafetería-confitería, con ese glamour que a ella tanto le gusta. Me confiesa que está pachucha, medicándose por un constipado, que saldrá mal en la foto, pero yo la veo guapísima, como siempre. Nos tomamos unos cafés mientras mantenemos una muy agradable y entretenida conversación.

«Yo soy murciana del barrio de San Antolín, nacida de una familia sencilla, hija de un cocinero del que no he heredado ningún amor especial por guisar, y de una madre trabajadora de la que tampoco he heredado ningún amor por hacer las tareas domésticas, que hago por obligación y por cuidar a mi hijo. Solo mi bisabuelo, que no conocí, era profesor, y esa es mi única raíz cultural. Yo fui la primera en la familia en ir a la Universidad y, gracias a aquellas becas del PSOE, pude trasladarme a Madrid a estudiar Periodismo. Aprendí e hice amigos, aunque confieso que nunca me gustó aquella ciudad. Tal vez, lo que me salvó fue la música», me cuenta.

Empezó pronto a trabajar: «Comencé entrevistando a gentes importantes, a los primeros espadas del teatro o la música, en el Festival de San Javier, y desde entonces no he parado. Lo que siempre me ha ido mal ha sido lo de conseguir un puesto fijo. Cada vez que me he presentado a alguno, teniendo yo más experiencia, siempre me he quedado segunda porque aparecía alguien que tenía padrinos y yo no. Es la historia de mi vida, por no decir que es la historia de esta Región, aunque a estas alturas ya no quiero ningún puesto. Mi sello personal es la libertad que me permite trabajar con unos y con otros: ayuntamientos, administraciones, empresas, colectivos, artistas…». Indudablemente, lo que yo puedo añadir, por propia experiencia, es que el trabajo de Lola Gracia es siempre impecable y que se entrega sin reservarse ni un ápice, como una grandísima trabajadora, muy eficiente, con la que nunca fallas. Me lo reconoce: «La verdad es que, salvo los pocos viajes que me puedo permitir (me cuenta que hace poco ha estado en Oporto), no descanso ni los fines de semana. Cuando no tengo actos o bolos, estoy programando o dándole forma a algún evento».

Me intereso por algunos de los cientos de autores de la literatura, la música o la cultura en general con los que ha tratado y que le han marcado. Me cuenta lo último en Almería, con Nieves Concostrina, o en el pasado con Ana María Matute o Vila-Matas, al que vuelve a traer, ahora a Caravaca. También que la marcó Lola Herrera, que le pidió que, si no tenía nada que hacer después, se quedase con ella a merendar y hablar, como si se hubieran conocido desde siempre, «encuentros inolvidables» como el de Verónica Forqué, que conoció cuando vino al Romea: «Me daba tantos consejos, siempre tan cariñosa y preocupada por los demás... No me podía creer su final, era una gran persona y una gran actriz y siempre se daba a la gente».

Seguimos hablando de teatro y cine, que le apasionan a Lola, al igual que la literatura, y añade: «Creo que hay mucha gente que escribe, pero que los buenos literatos son muchos menos. La buena literatura te cambia, deja al lector un poso; eso no quiere decir que no se puedan leer cosas por mero entretenimiento. Es importante que la industria del libro continúe, con leer ya es bastante, pero yo prefiero la literatura que te conmueve, como cuando leí, embarazada de mi hijo, Los Miserables». Seguimos y me habla, además, de otras de las múltiples actividades literarias en las que ha participado y alguna anécdota: «Fui con Pepe Belmonte, con el que hacía aquel programa de La Torre de Papel, a Cartagena a conocer, de cerca, a Pérez-Reverte, pero el trato personal me confirmó en mi visión de que, sobre todo, es un buen columnista». También hablamos de que, sobre todo, le gusta el género biográfico y que ella lo practica documentándose para escribir.

 «Tengo muchas cosas en mente para escribir», me dice. De la multitud de eventos y acciones culturales que ha organizado, está muy orgullosa del homenaje a Miguel Hernández para el ayuntamiento de Murcia, en la restaurada Cárcel Vieja, con un nutrido número de artistas, poetas, músicos y gentes de la cultura regional, con un público que desbordaba el recinto. Y me adelanta que ahora está empeñada en hacer algo parecido con Pepe Sacristán, trayéndolo próximamente.

Me habla de Juan Carlos Calderón, gran compositor y gran amigo suyo, al que se trajo en varias ocasiones a la Región. El músico le presentó uno de sus libros en la SGAE, tocando el piano en directo. También me da cuenta de sus estancias en Puerto Rico y Nueva York, donde estudió Ciencias de la Comunicación, Publicidad y Política Internacional: «Me gusta mucho Nueva York, es muy especial para mí, y sus gentes son mucho más amables que las de Madrid. Me gusta mucho más el norte de España. Me dicen que soy un poco vasca, por cruda en la sinceridad». 

Está muy orgullosa de aquello de ‘Café y cine’ que organizó en el 2010 y aquella Première de Desayuno con Diamantes en Murcia, implicando a la mismísima Universal. Solo Lola Gracia es capaz de que más de 300 parejas se vistan, ellos de gala y ellas de Audrey Hepburn y que todo resulte perfecto: «He hecho muchas cosas que nadie había hecho antes», y más que hará, que tiene proyectos mil y un libro a punto de publicar.