Música | Israel Fernández Cantaor

"Me gustaría que el flamenco fuese la religión más universal"

El toledano será el encargado de inaugurar mañana la trigésimo primera edición de la Cumbre Flamenca de Murcia, escenario que aprovechará para presentar su último trabajo discográfico, Pura sangre.

Israel Fernández.

Israel Fernández. / L.O.

Raquel Galán

El Auditorio Víctor Villegas acoge mañana (21.00 horas, 30/35 euros) la inauguración de la trigésimo primera edición de la Cumbre Flamenca de Murcia, que se extenderá a lo largo de todo el mes de febrero. Y para descorchar esta intensa programación, la organización ha apostado por una de las figuras más interesantes del momento (tanto dentro como fuera del cante jondo): Israel Fernández, que encarna lo antiguo y lo contemporáneo del género. En la capital del Segura presentará su último trabajo, Pura sangre (2023), que presenta en esta entrevista.

¿Rinde homenaje a su familia y sus recuerdos de infancia en este disco, Pura sangre?

Más que eso, sobre todo es reivindicar de dónde vengo. Porque uno tiene que saberlo; de lo contrario, no podrás volver si un día te pierdes y acabas en medio del océano en un barco tirando cohetes para que te recoja alguien. Tienes que conocer de dónde vienes y no perder tu infancia, tus principios, tu pueblo, tu familia, tus amigos.

Las raíces, ¿verdad?

Sí. Hay que sentirse feliz con lo que uno es, aunque sea regular, mejor o peor, pero es lo que eres. Esto no lo puedes perder jamás. Si no, no eres nadie.

Destaca el compromiso social en varias de sus composiciones. ¿Se echa falta en el flamenco?

No sé por qué ocurre, aunque muchas veces los cantaores no componen, sino que cogen letras populares o hacen versiones de otras músicas. Y como siempre ha funcionado... Animo a componer, pero es algo que tiene que salir de uno, como cantar, como el ritmo. Sale del corazón, no tiene que ser a la fuerza, igual que el amor, que debe ser natural. Sí me gustaría que hubiese más creación, es lo más bonito, crear música y letras. En el flamenco estamos un poco atrás en este aspecto.

¿A quién dirigiría el «vive y deja vivir» del tema Despierta?

A todo y a todos. Hay que dejar vivir. Es una frase muy dicha, pero yo la escribí y ya está. Y el otro día vi una película en la que también se dice, Días de vino y rosas, que me recomendó don Diego del Morao [el guitarrista de Fernández], un gran aficionado al cine.

¿Qué aportan al flamenco los sonidos de electrónica en casi la mitad de los temas?

La electrónica aporta frescura y tiene un imán para la juventud que es una bendición, aunque cuidado. Lo importante es saber dar una educación musical a esa juventud, y en esto me incluyo, porque la música es para pasarlo bien, disfrutar, no para coger un coma etílico de música, ya que te puede llevar sentimentalmente al hospital. Y no solo aporta la electrónica, todo debe aportar y hacer amistad, los instrumentos, tanto una guitarra acústica como flamenca, las palmas...

¿Las colaboraciones con otros cantantes de diversos géneros sirven para acercar el flamenco a nuevos públicos?

Es mi gran premio. Yo quiero que todo el mundo disfrute del flamenco y no se lo pierda. Si uno se lo inyecta y le envenena, como Spiderman, no tiene cura, pero lo que consigue es hacer mejores personas. En lugar de soldados, nos hace más humanos.

¿Los detractores de la fusión están en horas bajas?

Yo comparo la música con la comida, el amor, la amistad, la lealtad. No la veo como si fuese un laboratorio donde decimos: «Vamos a poner esto aquí y esto allí»; no, no. Si tú vas a hacer un arroz, tienes que elaborarlo como tiene que ser, y si quieres aportar algo más, debe ser algo que vaya bien, no le vas a poner fresas.

¿Qué es la pureza?

Tanto en la música como en la vida misma, es saber guardar un secreto, saber abrazar con lealtad y con verdad, no dar coba para querer ganar algo. La pureza es tener personalidad dentro de la verdad, sin engañar a nadie.

¿En qué quiere contribuir a este género musical?

Por supuesto, me encantaría dejar mi granito de arena humildemente. El flamenco es mi vida, mi corazón. También me gustaría llevar la salvación del flamenco a la mayor gente posible y que el flamenco fuese la religión más universal.