Danza Crítica

El rito de la búsqueda

Andrea Carrió en  ‘Wanting’.

Andrea Carrió en ‘Wanting’. / Tania Herrero

Tania Herrero

Wanting, un solo de cincuenta minutos, es una obra sobre el amor, la atracción, el deseo sexual, la locura y la obsesión desde lo carnal, contada a través de la vulnerabilidad de la exposición.

El cuerpo performático de Andrea Carrión utiliza el movimiento, la danza contemporánea, la voz, el texto, el mimo, para, a través de todos estos lenguajes, construir su propia versión de lo que encarna el deseo en su cuerpo, de las distintas fases de enamoramiento y fin de este.

Una búsqueda de esa piel que nos hace enmudecer con su sola presencia, un soliloquio abrumador donde la intensidad de la intérprete junto con el reflejo que proyecta en el suelo nos presenta un viaje iniciático donde el espectador se ve engullido y trasportado por una presencia animal que lo inunda todo.

Una calavera, un micrófono, una pintura blanca y otra roja, un arnés, un traje azul y su piel; ser o no ser transformado en orgasmo, un cuerpo escultural pagado de sí mismo, sadomasoquismo light o triturado bajo otras visiones, pero presente; visiones fálicas, aunque el deseo del que se habla es ante todo feminista.

Una obra dura si el ritual performático no es lo que más te atrae en los espectáculos escénicos, pero una obra para reflexionar sobre las obsesiones que una joven puede estar wanting sobre el amor libre.

Un crecimiento exponencial como intérprete se ha visto en Andrea Carrión en esta primera obra de formato largo, después de recibir el Premio Alfonso X al Mecenazgo en 2023, siendo la segunda parte de una trilogía iniciada con Más allá de la muerte, pieza ganadora del CreaMurcia 2021.

La dirección de Paco Maciá se ve reflejada en ese ámbito más teatral que ha incorporado a la obra, y que la ha hecho crecer como intérprete. Enfrentarse a una pieza de esta duración sin caer en bajadas de atención por parte del público es complejo, y con Wanting lo consiguen.

Para finalizar, hay que destacar los otros dos elementos esenciales que arropan a Carrión, la composición musical de Pedro Contreras que ha sabido aunar el imaginario propuesto de forma magnífica, y las luces de Andrés Galián, que sin duda alguna elevan la obra a otro nivel, creando el ambiente perfecto en cada escena.

Contar con estrenos de danza en la Región de Murcia cada vez se hace más inusual por las pocas o nulas ayudas que hay para la creación en danza, así que es de agradecer que todavía se puedan asistir a estos estrenos, aunque sea de forma puntual, y que el Teatro Circo procure un espacio para ellos. Habrá que seguir la trayectoria de esta intérprete que tiene mucho que decir, y ojalá ver el cierre de esta trilogía.