El Salón de la Crítica presenta lo mejor del arte murciano de 2023

El año pasado, tras tres ausente, la Asociación Murciana de Críticos de Arte (Amuca) recuperó una de sus propuestas más identificativas: el Salón de la Crítica, una exposición que recoge lo que, a tenor de sus miembros, fue lo más destacado del último ejercicio. Aquella fue la edición número catorce, la de su regreso tras la pandemia, y ayer, con la inauguración de la decimoquinta, se terminaron de despejar las dudas sobre la vigencia de un proyecto siempre sugerente y en el que se juntan artistas de larga trayectoria con las revelaciones de, en este caso, 2023.

La muestra en cuestión abrió sus puertas este jueves, a última hora de la tarde, en la sala de exposiciones de la Cofradía del Cristo de la Sangre, frente al Jardín de Floridablanca, como ya hiciera en 2022. El museo anexo a la Iglesia del Carmen acogerá esta colección de diez obras –algunas de ellas, dobles– hasta el día 30; una colección registrada en un cuidado catálogo en el que los diferentes críticos participantes ofrecen una justificación sobre el porqué de su selección. Este dosier incluye además un comentario sobre la pieza elegida y sobre la trayectoria profesional de su autor.

Por supuesto, a la inauguración acudieron la gran mayoría de los protagonistas. En concreto, los críticos que este año se han encargado de dictaminar los trabajos a exponer son: José Belmonte Serrano, José Alberto Bernardeau Ruiz, Carmen Hernández Foulquié, Miguel Ángel Hernández Navarro, Isabel Pagán García, Mari Trini Sánchez Dato, Héctor Tarancón Royo, María Isabel Úbeda García, Rodrigo Carreño Río y Pedro Alberto Cruz. Especialmente reseñable es la aportación de estos dos últimos: el primero, como comisario de la exposición; el segundo, como presidente de la asociación.

Cruz se ha decantado por la obra Libro, que incluye dos piezas firmadas por el escultor cartagenero Cristóbal Barbero. Por su parte, Carreño está entre quienes han apostado por el talento joven, en su caso concreto por el del murciano Pablo Sandoval, presente con Naturalezas insólitas, una fotografía digital sobre papel intervenido. Se trata de dos piezas muy contemporáneas pero que, a su vez, ilustran la diversidad presente en esta exposición.

Otro nombre destacado de Amuca es el de Miguel Ángel Hernández, que además de crítico es profesor y escritor de éxito, autor de títulos tan reseñados como El dolor de los demás (2018) o su más reciente Anoxia (2023). Él se ha decantado por una imagen fotográfica, Ruinas artificiales, de María Bernal, mientras que Carmen Hernández también se ha decantado por esta rama del arte, en su caso de la mano de la fotógrafa Pilar Morales, a quien representan dos imágenes: Guo Xiaoting, Beijing (China) y Dark waters. Y, siguiendo esta línea, María Isabel Úbeda ha dado su confianza a María Dolores Gallego; en concreto, a su obra Cuerpos de agua, una fotografía intervenida plásticamente y que hace de ‘puente’ con el resto de obras.

Y es que el resto de críticos han sido más ‘clásicos’, ya que completan la muestra con obras al óleo, con acrílicos, acuarelas o técnicas mixtas, como es el caso de Nakednees of nedd, te Omar Daf –alter ego del artista Luis Bernardeu–, seleccionada por Héctor Tarancón. Por su parte, José Belmonte ha elegido una pieza del veterano y polifacético Esteban Bernal, un Paisaje minero marca de la casa, mientras que José Alberto Bernardeau ha seleccionado el óleo Lágrimas negras, del siempre impactante Lucas Brox. Y, por último, Mari Trini Sánchez e Isabel Pagán completan esta nómina con Eva Mauricio y su tablilla entelada e intervenida al óleo Envolturas y con Manuel Pérez y su lienzo bautizado como Reflejos.