Viñetas mágicas, por Paco Olivares

Una visión del mundo

La formidable invasión mongola

Shintaro Kago

ECC

Kago es un mangaka de estilo claro, diáfano y muy legible cuyas principales características lo llevan a moverse en historias escabrosas, surrealistas y terroríficas, unidas a elementos eróticos y exentos de tabúes. La reconstrucción o modificación del cuerpo humano, el sexo gratuito y lo escabroso de las situaciones lo clasifica en el denominado género japonés ero-guru. Su arte rompedor va más allá y hasta diseña figuras articuladas que presentan mutilaciones y deformidades. La mayoría de su obra en español la ha editado ECC, como El gran funeral y Compendio de la verdadera historia universal. En la presente, el autor, mezcla el concepto seudoarqueológico de los cuerpos gigantescos encontrados en excavaciones y el desarrollo de la tecnología a través de la cercenación de las manos de cuerpos vivos de algunos gigantes cautivos que se convierten en un trasunto de caballo. Medio revolucionario que igual sirvió al mongol Gengis Khan para su gran conquista, dando nombre a las bestias como caballos mongoles, que a la revolución industrial del siglo XIX con la creación del motor a caballos mongol o la introducción en la Primera Guerra Mundial de tanques y artefactos bélicos con el mismo sistema. Una historia sui generis de algunos pasajes de la Historia donde no se escatima en escatologías e indecencias varias, eso sí, con mucho estilo.

La caída del sueño

Capitán américa: Invierno en América

Ta-Nehisi Coates, Leinil Francis Yu y Adam Kubert 

Panini

El Capitán América es un héroe de papel que, en diversas épocas, se ha convertido en una de las imágenes más iconográficas del simbolismo de los Estados Unidos y, más concretamente, en un símbolo de justicia, libertad y derechos. Al menos al entendimiento del americano, como se piensan, poder casi absoluto en el planeta. Un personaje nacido en plena Segunda Guerra Mundial, tanto en época como en las aventuras narradas -recordemos su famosa primera portada arreándole un puñetazo al mismísimo Hitler-, con más de 80 años de relatos, podría haberse agotado, pero parece que no. Para cuidar que eso no ocurra se contrata a artistas de valía que le den nuevos enfoques, como, en este caso, el escritor y periodista Ta-Nehisi Paul Coates, experto en temas sociales y políticos, quién ofrece la visión del hombre detrás la máscara tras salir de un periodo en el que fue usurpada su identidad para convertirla en un asesino y, ahora, debe pagar un precio para demostrar su inocencia ante un mundo que le acusa de traidor. Cuando el símbolo cae en el barro, los ideales defendidos son puestos en tela de juicio y el mundo se pierde en un mar de conspiraciones. Para ello, al guionista se le unen pesos pesados como Leinil Francis Yu y Adam Kubert, que sacan el máximo potencial de este melodrama donde el hombre debe redimir al superhombre.

Soez, irreverente, desquiciado

Lobo: retrato de un bastardo

Keith Giffen, Alan Grant y Simon Bisley

ECC

Antes, mucho antes de que apareciera Deadpool y se hiciera aún más conocido por la saga cinematográfica de Sony, nació Lobo; no es que sean muy parecidos, pero por allí colean como si fueran primos. Este personaje fue creado como uno más del universo DC Comics, pero fue, tiempo después, de la mano de los autores que firman la obra, quienes le convirtieron de un héroe alienígena más, en un bastardo cazarrecompensas, un antihéroe con un curioso código ético. Un salvaje asesino imparable que babea cuidando a sus delfines espaciales. Un tipo que considera un contrato como algo sagrado imposible de quebrantar, incluso si es el Conejito de Pascua el contratante para que elimine a Santa Claus por envidia. El volumen recoge no solo las primeras series del personaje, sino, también, todas las realizadas por Bisley, donde une fuerzas con otros personajes del mismo panteón como Batman o Harley Quinn. El trabajo de un joven Simon Bisley, proveniente de la mejor escuela británica, las páginas de la revista 2000 A.D., que tantos autores a aportado al cómic americano, va evolucionando a medida que hace páginas y va dando rienda suelta a todo ese arte surrealista, medio cartoon, deslavazado, que es su firma y combina estupendamente con unos guiones en consonancia.