Exposición

Lidó Rico viaja a la era del emperador Augusto desde el Teatro Romano

Esta es la primera muestra de su proyecto ‘Horados’

EXPOSICION DE LIDÓ RICO

EXPOSICION DE LIDÓ RICO / Loyola Pérez de Villegas

L.O.

Lidó Rico propone a los cartageneros un «viaje en el tiempo». Nada a lo que no estén ya acostumbrados los vecinos de la ciudad portuaria, y más cuando entran en el entorno del Teatro Romano. Y es que allí, en su museo, el reputado artista yeclano presentó ayer Dádiva, un trabajo inspirado en la historia de la antigua Roma y que pretende establecer un diálogo entre el pasado y el presente, aseguró el escultor.

La muestra, que podrá visitarse hasta el 8 de abril de 2024, convierte al espectador en un arqueólogo en busca de las historias de un pasado en el que aquellos jóvenes príncipes, Cayo y Lucio César, junto a su propio abuelo, el emperador Augusto, eran tan protagonista como lo son hoy de la obra de Lidó Rico. Estas imágenes se incorporan a un friso creado por el artista conformado por más de 200 piezas inspiradas en el mundo clásico, revelándonos la historia, la memoria y el arte que perviven conservados en este espacio, ofrecidos ahora en forma de ‘dádiva’ por el artista.

El proceso de elaboración de cada pieza del friso guarda también similitud con la manera que tenían los romanos de realizar las máscaras funerarias, donde el rostro del difunto se reproducía con cera para hacerlo presente. En esta ocasión, señala Mírian Huéscar, el artista se vale del mismo material para realizar los moldes de sus propias manos, y busca la perdurabilidad de la herramienta que da forma a la creación y desarrolla su discurso artístico.

La muestra supone la primera de una serie de exposiciones pertenecientes al proyecto titulado ‘Horados’, el cual trata de reivindicar diferentes enclaves de la Sierra Minera de la Región, destacando la particular idiosincrasia de cada lugar escogido. De hecho, dice el geógrafo griego Estrabón que en las ricas minas de Carthago Nova trabajaban más de cuarenta mil esclavos, por lo que, sin duda, «muchas de las familias romanas de la ciudad que se enriquecieron con las explotaciones mineras y su comercialización a todo el Imperio participaron en el embellecimiento y en la construcción de los edificios públicos», apuntan desde el museo.

De manera que más de dos mil años después, el artista yeclano, como apunta Charo Guarino, establece un diálogo formal y de contenido con la Antigüedad, revelándose un eslabón más en la larga cadena que nos une con nuestra herencia clásica y que demuestra que tampoco en la creación más vanguardista hay nada nuevo bajo el sol.