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"Seguir existiendo ya es todo un desafío, pero todavía tenemos ‘todo’ pendiente"

Aunque los conciertos comienzan este viernes en las plazas de Molina –con Kuve y Amatria como grandes protagonistas–, el sábado tendrá lugar en el Recinto REMO el día grande de esta décimo octava edición del B·Side Festival, que tiene a Lori Meyers como cabezas de cartel (con el permiso de los cartageneros Arde Bogotá). Aprovechamos para hablar con los granadinos, que están en su momento más dulce.

La banda granadina Lori Meyers encabeza el cartel de la nueva edición del B·Side Festival, que vive este sábado su día grande con Noni y compañía, los cartageneros Arde Bogotá, La Plazuela, Hind, Carlos Vudú y el Clan Jukebox y Glassio (además de Sedo DJ). Según la nota que Universal difundió con motivo del lanzamiento del recopilatorio 20 años, 21 canciones (2018), por el vigésimo aniversario de la banda, «Lori Meyers articuló un lenguaje particular desarrollando una visión artística llena de sazón y libre de prejuicios». El ahora trío, reforzado en directo hasta el sexteto, está realizando una gira por los grandes festivales españoles y este sábado llega a Molina de Segurapara presentar su séptimo álbum, Espacios infinitos (2021), producido por la banda junto a James Bagshaw, conocido por su trabajo como cantante, guitarrista y compositor del grupo británico Temples. Estas nuevas canciones, junto a temas míticos que pertenecen a la banda sonora del panorama indie rock español, sonarán en directo en el Recinto REMO de la localidad conjugando el uso de bases psicodélicas y letras más espirituales para alcanzar un equilibrio entre sus raíces y la búsqueda de nuevos territorios musicales, en un año especial para ellos, ya que celebran 25 desde su formación, y siguen en órbita con más experiencia y un repertorio mucho más amplio.

De nuevo por estas tierras. ¿Os va bien por aquí? Recuerdo a unos jovencísimos Lori Meyers en el Lemon Pop, sin disco aún publicado...

La conexión con la Región de Murcia siempre ha sido muy especial. Ambos nos hemos visto crecer en calidad y en cantidad; nos hemos sentido muy cercanos siempre.

¿Cómo ha afectado el paso de los años a la banda? ¿En qué́ habéis mejorado?

Pienso que ha sido de forma positiva. Hemos tratado siempre de ser mejores músicos y compositores. Aprender cada día de nuestro oficio nos ha hecho avanzar.

¿Ha sido siempre divertido durante todos estos años? ¿Lo sigue siendo actualmente o solo a ratos?

El balance ha sido positivo claramente. Y sí, seguimos disfrutando mucho de la música y del directo, pero como en cualquier trabajo hay cosas o momentos que son poco agradables.

¿Espacios infinitos acusa recibo del pasado y se proyecta hacia el futuro?

Siempre hemos pensado en dar un salto evolutivo en cada disco, pero con la base y las características que nos atesoran, así́ que miramos atrás para saber de dónde venimos, pero proyectando al futuro e intentando no estancarnos.

¿Cómo fue vuestra experiencia con James Bagshaw? Es más joven que vosotros, ¿no?

Sí. Pues fue una experiencia realmente buena y productiva, a pesar de haber trabajado a distancia por las limitaciones pandémicas que tuvimos. Y su juventud nos hizo salir en algunas canciones de nuestra zona de confort –para darles una visión más actual–, así que genial.

Punk me pareció una canción irresistible y abierta a dobles lecturas.

Es una lectura acertada, así como también era un autocrítica a nosotros mismos.

¿Os sentís u os habéis sentido últimamente portavoces de un descontento general? Lo digo por algunas letras de canciones recientes...

El descontento está en la sociedad. No hacemos canción protesta. Nosotros intentamos hablar normalmente del amor en todos sus ámbitos y de preocupaciones terrenales y cercanas.

«Decir ‘te quiero’ todos los días es la revolución», dice una de vuestras letras. ¿Es así?

Es así, más cuando al parecer estamos en una sociedad cada vez más deshumanizada y desalmada. ¿Qué nos queda si no es la unión entre la gente a quién queremos?

¿Qué́ os planteáis después de este disco? ¿Tenéis intención de sacar un álbum próximamente? ¿Tenéis ya canciones para un nuevo disco?

Estamos trabajando temas nuevos, hay material, porque el momento compositivo y musical de la banda es espectacular; ¡estamos de dulce! Así que no nos planteamos parones de largo tiempo compositivo, como en otras ocasiones.

Seguís protagonizando los carteles de los principales festivales. ¿Cuál es el secreto para mantener el mismo éxito (sobre todo en el indie, donde cada vez hay más competencia)?

No creo que exista un secreto como tal. Pienso que el querer mejorar y hacer las cosas bien, además de formar un gran grupo de trabajo detrás, es la clave para que nuestros conciertos sean tan especiales y diferentes al resto.

Decías que estáis de dulce, ¿es el mejor momento de Lori Meyers?

Nos sentimos bastante bien. Ir acumulando discos y seguir estando ahí, en la cresta, no es fácil. Somos conscientes de que no hay que bajar la guardia a nivel creativo ni en giras; hay que autoimponerse mucha exigencia, y en cierto modo eso nos pone.

Soléis terminar los conciertos con Alta fidelidad. ¿Un agradecimiento al público?

Se ha convertido de una costumbre a una tradición. Alta fidelidad cumple muchos de los requisitos para terminar un concierto arriba. Es una canción muy intensa, con un punto destroyer, y la gente la hace suya. Es la gente la que hace las canciones atemporales. De algún modo, sí podría ser un agradecimiento.

¿Seguís sintiendo, después de veinte años, que vuestros conciertos son como una cita?

Si perdiéramos esa sensación, mal nos iría. Notar nervios e inseguridad, a la vez que ganas e ilusión es vital para creérselo y sentir cosas. De eso se trata.

¿Lori Meyers sois un grupo pasional? ¿La música nos salvará?

Creo que amar tu trabajo con pasión es una de las cosas que te puede marcar la diferencia. Si hiciéramos las cosas por inercia, no sería lo mismo. A nosotros la música, más que salvarnos, lo que nos ha dado es un sentido a la vida.

¿Tenéis pendiente algún gran desafío?

En el mundo actual cada disco es un desafío, cada año que pasa en la carrera de un grupo es un desafío, cada bolo es un desafío. Seguir existiendo es un desafío. Todavía tenemos ‘todo’ pendiente.