Rafaelillo, Fernando Adrián y Jorge Martínez se reparten la 'Puerta Grande'

Más de un tercio de plaza en la cuarta corrida de la Feria Taurina de Murcia, que también fue de la prensa. La corrida más para el aficionado de lo que llevamos de feria y todo un triunfo. Rafaelillo, Fernando Adrián y Jorge Martínez cruzaron el umbral de la ‘Puerta Grande’ de La Condomina en un encierro de la Palmosilla de escasa presentación, nobles, manejables y toreables, siendo aplaudidos varios en el arrastre.

A todo trapo salió Rafaelillo a la arena de su plaza. Recibió a su primero a portagayola, un toro con buena pinta que salió dando un salto sobre las rayas, dudando un poco antes de entrar al capote del murciano, que a continuación le endosó una larga y un afarolado también de rodillas. Tras brindar a su público, inició la faena de muleta con coraje y rodillas en tierra. Se le notaba a Rafael el nuevo compromiso ante sus paisanos viéndosele un poco acelerado, para en el transcurso de la faena ir amainando, como el viento de Levante, y conseguir varias tandas muy estimables sobre todo por el pitón derecho, sin perder ni un gramo de la pólvora de su coraje y pisando los terrenos donde él realiza sus faenas. Necesitó varios intentos hasta dejar una casi entera. Aplausos al toro y ovación para él con saludos.

Con la misma fuerza salió a recibir el segundo de su lote, con dos largas cambiadas, rodillas en tierra y para posteriormente lancear en los medios ya más reposado y templado, cerrando con una media a manos bajísimas. Los primeros compases de la faena fueron ya una versión más calmada del carmelitano. Dio comienzo también de rodillas con cuatro derechazos para irse a los medios , el terreno propio donde lucen las faenas, como lucen las flamencas en la feria de abril. A partir de aquí salió a relucir el dominio con que torea Rafael, vibrante, a manos bajas y con recorrido. Poco a poco fue armando un lío con pases de casi todas las marcas plenas de torería y pisando el terreno donde te salpican las babas de los bichos. Con la espada fue a por la puerta grande, con gran estocada, tras pinchazo en lo alto. Dos orejas y aplausos a su enemigo en el arrastre.

Fernando Adrián, sustituto de Luque, se presentó en Murcia con aseadas verónicas, sacando al toro al centro del anillo, tras salir suelto de los primeros compases y apretando después en el caballo, metiendo los riñones al sentir la puya. De frente y a pies juntos, citó el triunfador del pasado San Isidro. La faena prosiguió por la derecha en muletazos muy acelerados. Después vino el toreo al natural, sin demasiado calado, ídem para el toreo en redondo. Lo que fueron muletazos huérfanos de temple, poniendo un punto vibrante cuando se lo pasó por la espalda. Con la espada se pasó de largo, clavando trasera y caída. La nota en este su primer toro es de discreto. El palco le obsequió con una oreja sin haber petición mayoritaria.

En su segundo, un toro de buenas hechuras, el madrileño apretó el acelerador para no salir a pie de La Condomina, recibiéndolo con dos afarolados de mucha parsimonia. En banderillas se desmonteró Víctor Prieto. El comienzo con la franela fue de rodillas en la boca de riego. Estuvo valentísimo pasándolo por detrás y muleteando con clase con la derecha. Adrián tenía un aire diferente del primero, en una faena vibrante y de más hondura. Calentó a los tendidos y concluyó dándose un arrimón enorme. Fue otra versión del madrileño más acorde con sus recientes triunfos. Entró a matar con decisión, logrando hundir la espada y firmando dos orejas.

Jorge Martínez abrió el compás a partir del tercer lance, ganándole terreno al toro y rematando en los medios, cargando la suerte sin que el público reaccionara hasta la media de remate, estando muy frío con el totanero. Antes de banderillas realizó un torero quite por tafalleras invertidas, echándose el capote a la espalda para cerrarlo con una primorosa media. Esta vez sí fue aplaudió con fuerza por el respetable. Tras brindar pausadamente al público, hincó las rodillas en tierra para correr con gusto la muleta, viéndose muy apretado en el muletazo que cerraba la tanda. Pasó al lado izquierdo, ante un toro bueno, pero falto de codicia y que por ese lado era menos claro. Las tandas finales en redondo, vistosas y aplaudidas, cerrando con molinetes y el de pecho. Estocada casi entera, traserilla, tras pinchazo. Fuerte petición que fue rubricada por el palco con una oreja.

Con la plaza a media luz, los dos, toro y torero, como dice la célebre canción del pasado siglo, saltó al ruedo el sexto de la tarde, un ojo perdiz que fue acariciado por los vuelos de Martínez en suaves y templadas verónicas, que iluminaron el firmamento a pesar de los oscuros focos. El totanero también quería la llave de la puerta grande. Gustándose y dando sitio, dibujó dos tandas en redondo superiores con la muleta barriendo el polvo de la arena. Toreo de quilates al natural, más el de pecho y dos magníficos y templados circulares. La genial faena tuvo un epílogo evocando al monstruo cordobés, con dos manoletinas. Estocada al primer golpe, más allá del hoyo. Tardó mucho en doblar el toro, sonando el primer aviso de la tarde. Consiguió desorejar a su enemigo. Aplausos al toro y pitos al palco.

Recuerdo a los toreros acartelados

Corrida de la prensa. La cuarta corrida de la Feria Taurina de Murcia fue también de la prensa. Tras el paseíllo, el presidente de honor del Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia, Juan Antonio de Heras, que se encontraba acompañado por varios miembros de la Junta de Gobierno, hacía entrega de un recuerdo a los tres toreros acartelados, así como al ganadero de La Palmosilla.