En su rincón

Marta Gómez de la Vega: la dulzura tiene magia

Marta Gómez de la Vega.

Marta Gómez de la Vega. / L.O.

Javier Lorente

Javier Lorente

Me encuentro con Marta Gómez de la Vega Martínez en su domicilio de Murcia. En sus propias palabras, es «mujer, madre, hermana, amiga, amante, compañera, psicóloga, psicoterapeuta, escritora, artista…». Los puntos suspensivos, muy acertados, son suyos, y por mi parte he de reconocer que, conforme uno se acerca a esta madrileña de nacimiento y murciana de elección, uno se da cuenta de que nos encontramos ante una mujer excepcional, rebosante de sensibilidad, sabiduría, creatividad y conciencia solidaria, liberadora y feminista. Me recibe con amabilidad y toda vestida de naranja, su color favorito. Tras la entrada hay dos puertas, una que lleva a su despacho y clínica, donde atiende a sus pacientes, y otra que da a su vivienda familiar. Me sorprende la paz que desprende la luz relajante, la música de fondo y el olor de las velas y el incienso. La foto se la hago en una pequeña terracita que da a la plaza Pintor Mariano Ballester, con una bonita luz de la tarde que ilumina las palmeras. Hay libros por doquier, en las estanterías, en las mesitas y en el sofá. Me enseña algunas de sus acuarelas y noto su entusiasmo por esta técnica que le permite expresarse casi tanto como la poesía, tal como pudimos comprobar en su último y hermoso libro, Pinceladas de inspiración, del que es autora tanto del texto como de las ilustraciones.

Me cuenta que nació en Madrid: «Pero venía de niña con mi familia a veranear a Santiago de la Ribera. ¡Qué bonito aquel Mar Menor de nuestra infancia, qué baños inolvidables! Después de terminar Psicología me volví, porque un amor de verano se convirtió en una relación estable. Tuve a mi hijo y ya me quedé en la Región. El amor se acabó, pero mi vida ya se ha vinculado a estas tierras y a estas gentes». Y me habla de su interesantísima labor como profesional: «Soy especialista en duelo, traumas y terapias creativas. Me influyó una experiencia personal que viví al perder demasiado pronto a mi madre, y a partir de ahí he dedicado mi vida a este tema. Hay un poco siempre de ayudar a los demás desde la propia experiencia pero también desde la especialización en terapias pioneras en unos pocos países del mundo».

Me deja maravillado mientras me cuenta, con palabras sencillas, la complejidad de sus terapias (’brainspotting’) que trabajan, entre otras cosas, con la mirada del paciente, para llegar a la carga emocional que los traumas dejan en el cerebro: «A lo oculto del cerebro se accede por la mirada. El cerebro tiene una capacidad de sanación propia, todo un mundo apasionante. El cuerpo está conectado a nuestra historia traumática a través del cerebro». Y me cuenta que en la Región de Murcia ella es la única especialista oficial en este tipo de terapia. «A veces las personas se quedan con la mirada perdida, tú no sabes dónde estás, pero tu cerebro sí. Estas terapias también se trabajan con deportistas, músicos, actores y artistas plásticaos». Marta tiene consulta propia desde hace 12 años, antes trabajó en varias ONG en labores de terapia con colectivos como los inmigrantes, haciendo apoyo psicológico, apoyo laboral y terapias con niños, mujeres y familias.

«Es un trabajo hermoso y necesario, que da sentido a tu vida, pero con los años es muy agotador. Vivimos en unos tiempos y en una sociedad capitalista dominados por la ansiedad, la depresión o el aumento de los suicidios, muy preocupante en los casos de los adolescentes. Faltan muchos más psicólogos y los responsables políticos no se preocupan de esta urgencia ni de todo lo que habría que hacer. No todo se resuelve con fármacos y nadie se atreve a quitarle el negocio a las grandes corporaciones farmacéuticas». La conversación es interesantísima con esta mujer ante la que ya hace rato que me quité el sombrero y a la que conocí en un recital de poesía y acto de homenaje al poeta Miguel Hernández. La poesía le gusta como lectora y la domina como escritora. Recomiendo encarecidamente sus libros, el citado y el anterior, Pinceladas de sentimientos, relatos de duelo.

Sus publicaciones destacan por unas páginas llenas de verdad, sentimientos, vida y reflexiones. También ha escrito artículos en revistas especializadas de psicología y otros sobre la escritura terapéutica o los cuentos como herramienta curativa. Leo sus propias palabras: «Soy una mujer que poco a poco ha ido saliendo de sus oscuridades. Soy valiente, luchadora y soñadora. He ido avanzando con determinación en el camino, sin miedo a mirar dentro. Aprendiendo a cuidar y a cuidarme, he ido conectándome con ese entorno nutricio que me ha rescatado siempre, permitiéndome explorar y fomentar mi lado más creativo y artístico». Y añade: «Combatir la soledad era mi objetivo hace unos años, cuando escribí mi primer libro. Hoy me encuentro en un momento diferente, el de sembrar la esperanza; esa semilla que crece en cada una de nosotras con una fuerza invisible y poderosa, que nos envuelve y acaricia con los destellos de la sabiduría innata y la magia del corazón sensible, confiable y auténtico. Transformar el dolor en algo bello, ese es el camino de la vida».

Y no puedo dejar de citar aquí algunos de sus versos: «Defiendo la suavidad de los gestos y el terciopelo en las palabras. Defiendo la mano que te agarra ante la torpeza que te arrastra. Defiendo el soplo en la herida y esos dedos que acarician las lágrimas». En nuestra conversación, Marta me dice: «Mi terapia es el arte, la belleza, los ensayos, la novela, la poesía…», y me confiesa que, tras la muerte de su madre, empezó a escribir y a leer «desde el dolor». La gente y los colectivos también le han ayudado, me cuenta su relación con «el mercado social», con un grupo que hay en Murcia donde cada uno vende lo suyo, en plan compartir solidario, verde y sostenible. Me recomienda Cuántos de los tuyos han muerto de Eduardo Ruiz Sosa, y añade: «Defiendo que la literatura tiene mucho que decirnos aún. Muchos de los temas que se han puesto sobre la mesa los ha sacado antes la literatura, cuando aún eran tabúes». No en vano, Marta es una de las primeras que empezaron a hacer talleres de escritura terapéutica, a lo que ahora ha añadido la expresión con la acuarela.

Se ha ido unos días a Portugal, a terminar de escribir su próxima publicación. Nuestra conversación termina hablando de la fluidez y la espontaneidad de la acuarela y que se trajo pigmentos naturales de un viaje a Marruecos. Un descubrimiento.