Murcian@s de dinamita

Dorleta Uribe Onandia, la mujer que mejoraba los textos ajenos

Dorleta Uribe.

Dorleta Uribe. / L.O.

Pascual Vera

Pascual Vera

Debo decir que desde el momento en que conocí la ocupación de Dorleta Uribe sentí por ellas -por la mujer y por la ocupación-, un gran interés. Es el suyo un trabajo en el que, además de ser una experta conocedora de la gramática española, de sus normas, de sus usos y costumbres, es preciso tener una paciencia de orfebre. Enfrentarse a los textos de alguien y enmendarle fallos y defectos e intentar encauzar cada futuro libro que cae en sus manos en la categoría de novel y -normalmente, no siempre-, indigente literario, sería para quien esto suscribe el suplicio más grande al que podría dedicarse. Antes haría 25 veces cada una de las hazañas de Hércules que tener el ánimo de enfrentarme a algo que considero, como mínimo, un suplicio literario. Probablemente quemaría el ejemplar en la página cuatro o cinco y le diría al aspirante a superventas que se dedicara a otra cosa.

Pero ella no, ella es capaz de achinar los ojos para esforzarlos al máximo y detectar defectos, conseguir mejoras y ofrecer consejos para alcanzar una obra de bastante más calidad que la que le llegó a las manos.

Ella es lectora beta y correctora profesional, por lo que le llegan continuamente obras de literatos primerizos e incluso de algún advenedizo que ha cambiado su dedicación normal por la suprema aspiración de escribir un libro. Me consta que Dorleta, persona sincera donde las haya, es siempre sincera: «Les hago saber que no tendrán respuesta de amor y que les diré siempre lo que pienso».

Y allá que se mete Dorleta Uribe en lo más intrincado de cada escrito hasta componer ideas, enviar sugerencias o suscribir proclamas y directrices que mejoran indefectiblemente el original que le llegó.

Nacida en 1975 en El País Vasco, en el 92 llegó con su familia a Murcia, donde se topó con un clima mucho más benigno que invitaba a las deserciones de clases. Se dedicaba al mismo tiempo al teatro, un tema en el que se involucró intensamente durante años, ganando incluso el Murcia Joven con su grupo. Las correcciones comenzaron a llegarle primero de forma casual, y luego en modo más organizado

Un lector o lectora beta es quien, después de que el autor termine la novela, la lee de una manera ajena, analizándola y tratando de encontrar todas las incoherencias que el autor ha pasado por alto, desde cambios de nombre, cambios de escena y otros despistes -no siempre porque el escritor sea malo, aunque también-, bien porque la escena no aporte nada, porque le ha puesto demasiado relleno... Desde hace años, Dorleta se dedica a desentrañar y reconvenir defectos en la escritura a través de Facebook ,valiéndose de juegos y acertijos que ella misma compone e inventa.

Y al contrario que yo, que desconfío de la autoedición casi de manera sistemática -, ella cree a pies juntillas en la capacidad de escritura de muchos de los aspirantes a literatos que le dirigen sus obras, hasta el punto de que, no le cabe duda, confía en que algunos lograrán esa pertenencia al grupo de los buenos escritores en lengua castellana. Y nosotros que los leamos, amiga Dorleta.