Murcian@s de dinamita

Gonzalo Sobejano, un hispanista murciano en Nueva York

Gonzalo Sobejano.

Gonzalo Sobejano. / Ana Martín

Pascual Vera

Pascual Vera

Gonzalo Sobejano, nacido prácticamente en la Universidad de Murcia, en 1928, forma parte de esa cohorte de académicos que emigraron de España en los cuarenta y cincuenta en busca de más oportunidades y unas salidas profesionales que no les daba la universidad de su tiempo. Marchó primero a Alemania y más tarde a Nueva York, en cuya Universidad de Columbia ejerció durante más de 30 años y donde finalmente murió en abril de 2019.

Sobejano mantuvo una gran amistad con Miguel Delibes, a quien definió como un provinciano universal, y para el que Valladolid fue su patria literaria, como antes lo había sido también Gustave Flaubert, que hizo de Rouen su centro creador. 

El 10 de enero de 1989, Sobejano compartió una emotiva ceremonia de investidura con el escritor argentino Ernesto Sábato, una ceremonia que tuvo como padrino al profesor Francisco Javier Díez de Revenga y que sirvió también de homenaje y recuerdo a su padre, Andrés Sobejano, maestro de maestros en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Murcia, que fue director de la Biblioteca Universitaria y ostentó diversos cargos en la institución docente durante más de medio siglo. "En la Universidad de Murcia inicié mis estudios y continúo disfrutando de la amistad de profesores como Javier Díez de Revenga, Mariano de Paco, Virtudes Serrano, José María Pozuelo o Ana Baquero". 

 Pese a la lejanía física, Gonzalo Sobejano vivió siempre volcado, en cuerpo y alma, con nuestro país y con lo mejor de nuestra producción literaria de la segunda mitad del siglo XX. Sus ediciones, estudios y ensayos sobre escritores de su misma generación, como Sánchez Ferlosio, Fernández Santos, los hermanos Goytisolo, García Hortelano, Luis Martín Santos, Juan Benet, Miguel Espinosa, y otros algo anteriores como Miguel Delibes, Carmen Laforet, Castillo Puche y Torrente Ballester ,consiguieron descifrar los mensajes más profundos de nuestra mejor literatura contemporánea, como también lo consiguieron sus estudios sobre clásicos como Cervantes, Gracián o su admirado Clarín

Ante la ingente producción investigadora y de crítica literaria, con más de un centenar de monografías publicadas y ediciones críticas auténticamente modélicas de muchos de nuestros autores clásicos y modernos más respetados, es difícil no preguntarse de dónde provenía la enorme capacidad de trabajo de este profesor, investigador y escritor a la antigua usanza que no usaba el ordenador: "lo usé durante un tiempo, sólo como máquina de escribir, y me resultaba muy cómodo, porque se podía borrar y cambiar el texto, pero acabó quedando indefectiblemente anticuado".

Gonzalo Sobejano vivió plácidamente su retiro en el Campus de la Universidad de Columbia, en Nueva York, la universidad que le acogió durante 30 años y en la que realizó buena parte de sus investigaciones. En su entorno continuó leyendo – "ahora con más tiempo y menos prisas" –, hasta su muerte, escribiendo y prestando atención a lo que siempre ha sido su gran pasión: la buena literatura española.