Festival

El legado de los Morente vive en el Cante de las Minas

Estrella Morente

Estrella Morente

La Opinión

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El público unionense acogió a una de las mayores representantes del cante jondo como mejor sabe hacer: con el cartel de todo vendido. A última hora de la mañana del pasado martes, las localidades de la Catedral del Cante se agotaban ante la expectación de ver esa noche a Estrella Morente, representante del inmenso legado de una familia flamenca.

Con más de 20 años de carrera en el género a sus espaldas, no era la primera vez que la cantaora granadina visitaba La Unión, aunque afirmó ante un patio de butacas repleto que se sentía «como la primera vez». «He cantado en muchos sitios, pero esta siempre será la Catedral del Cante», dijo, antes de iniciar un viaje por el flamenco más tradicional haciendo alarde del talento que va en sus genes y le permite improvisar con maestría.

Su flamenco, lleno de matices, fluyó en los cantes de levante, un guiño ineludible a La Unión: «Mi padre, enamorado de los Cantes de Levante, me los enseñaba de niña», contó, antes de citar a Pencho Cros y Encarnación Fernández. Como no podía ser de otra manera en la noche de una de las mayores galas de esta edición del festival, la presencia intangible de Enrique Morente se palpaba en el ambiente.

Con la Habanera imposible le cantó su Granada natal y con La noche de mi amor lanzó un guiño a La Unión para poner el broche de oro a su noche en una tierra que es «cuna de artistas muy grandes».

«Me voy con el corazón lleno de que hayáis disfrutado un poco lo que lo he hecho yo esta noche», dijo despidiéndose, interpretando a capella Volver ante un público en pie.