Murcian@s de dinamita

María Manzanera, la fotógrafa de lo murciano

Universidad de Murcia

María Manzanera.  | L.O.

María Manzanera. | L.O. / Por PASCUAL VERA

Pascual Vera

Pascual Vera

Hubo un tiempo, allá por la segunda mitad de los ochenta, en el que María Manzanera era la fotógrafa oficial de la Universidad de Murcia, y acudía a eventos más o menos protocolarios para proporcionarnos ilustraciones para nuestra revista Campus. Y cumplía escrupulosamente lo encargado. Pero María no era, ni lo ha sido nunca, fotógrafa de prensa, lo suyo era perderse por rincones ignorados u olvidados de nuestra geografía regional, de nuestros barrios, de nuestra huerta, transitar por sendas, recorrer acequias, deambular sin rumbo ni horario en busca de territorios a los que su fino olfato de fotógrafa la llevaba. Ella siempre ha sido una enamorada de parajes solitarios sobre los que depositar su perspicaz mirada coronada por su objetivo, esa que siempre ha sido capaz de captar belleza donde el resto solo intuía ramplonería. Y siempre tenía razón. Tras sus cacerías de imágenes a menudo volvía cargada de unas vistas hermosas en las que nunca habríamos reparado nosotros.

Murcia, su río, rincones humildes de nuestros barrios, la Semana Santa, los salzillos, las acequias, los rincones del Segura, Puente Tocinos, el Esparragal, el puente de los Peligros, los sembrados tradicionales, las tinajas, esas sillas bajas de anea en las que las mujeres huertanas realizaban sus labores de costura, el vinagrillo, las sendas poco transitadas, los reflejos del agua, la Contraparada, las norias y los molinos… María se ha convertido en un apóstol seglar, productora de imágenes que nos conmueven y llaman nuestra atención con el fin de conseguir proteger este patrimonio que hemos heredado de nuestros ancestros para que puedan ser, a su vez, disfrutados por quienes nos sucedan y salvar la huerta de la destrucción, demostrando que, como quienes la cantaron con la pasión de nuestro amigo Francisco Sánchez Bautista, la queremos y la intentamos preservar.

María ha realizado multitud de exposiciones y es una experta en fotografía antigua, especialmente de finales del siglo XIX y de comienzos del XX, como acreditan los libros que ha publicado con esta temática, así como en cine de animación.

Le gustan los viajes y los pájaros en libertad. Ambos motivos apresa a través de sus fotografías para gozar de ellos a posteriori: «siento la necesidad de captar imágenes hermosas con mi cámara», nos ha dicho y así lleva haciéndolo desde 1970, más de medio siglo.

Desde esa fecha ha sido estudiado su trabajo por Laura Cano Martínez, que habla en su tesis doctoral de la importancia de su legado fotográfico, no solo para Murcia sino para todo el país, ensalzando su trabajo fotográfico como creativa, como investigadora, historiadora, coleccionista y comisaria de exposiciones.

Aunque conoce perfectamente la técnica, afirma que no la valora demasiado, que prefiere una mirada especial sobre las cosas para captar el pequeño momento, ese que a menudo pasa desapercibido, como esa instantánea sobre una de nuestras acequias sobre la que exclama: «miraba la hermosura de la Alquibla sin detenerse, siempre activa, y dando vida y movimiento a nuestra huerta, enseñándonos lo que sería su paisaje si los árboles se dejaran en sus guijeros, dándonos sombra y verdor aparte de sus frutos. ¿Qué más puede pedir una tierra calcinada como la nuestra?», así son sus fotos.