Diario apócrifo: Timón

Bernar Freiría

Bernar Freiría

Qué bien se está en Sanxenxo rodeado de amigos y navegando en el Bribón. Pues no me quiso llamar a capítulo mi hijo cuando en abril hice otro viaje similar. Estaría bueno tener que pedir permiso a mi hijo. Viajé porque me dio la real gana, ¡faltaría más! Bastante he hecho con no venir durante la campaña electoral. Ni tengo que pedir permiso, ni tengo que justificar nada. ¡Cómo si yo fuera un anciano al que se le cae la baba! Tengo problemas por mis lesiones y por las operaciones que me han hecho. Que no hay para tanto con algunos de esos médicos que gastan fama de genios de la cirugía, que alguna que otra chapuza también me han hecho. Ya digo, que sí, que tengo problemas de movilidad, pero estoy en pleno uso de mis facultades.

Mis 85 años no son ningún inconveniente para pilotar el Bribón. Pues no se extrañaron poco marinos a los que casi les triplicaba la edad cuando quedé campeón del mundo de la Clase 6mR en 2019, en Finlandia. Para tensar los cabos y trimar las velas sí hará falta ser joven, pero para llevar la caña la experiencia lo es todo. Y yo tengo mucha experiencia al timón en muchos mares, algunos bien procelosos. Además, quisiera participar otra vez a finales de agosto en el campeonato mundial y para eso necesito entrenar. Si no, por mucho que sepas, pierdes sensaciones y no estás fino.

Y lo de pedir permiso me toca las narices. Supongo que detrás de la actitud de mi hijo está Sánchez, que parece que va a repetir legislatura. Felipe sabrá hasta qué punto debe plegarse a la voluntad del presidente de turno. A él ya le hicieron una felonía cuando en 2020 no le dejaron acudir a la entrega de despachos a los nuevos jueces en la Escuela Judicial de Barcelona. Pero la pataleta de llamar por teléfono a Carlos Lesmes, el que era presidente del CGPJ, después del acto es una muestra de impotencia. No era una cuestión de seguridad como alegó el Gobierno. Se trataba de demostrar quién mandaba. Y un rey no puede dejar que un presidente se le suba a las barbas. Hoy es Sánchez y mañana será Feijóo, o quien sea. Pero el rey es el rey y eso hay que hacérselo saber a quién no lo haya entendido.