Murcian@s de dinamita

Ángela Molina Gómez, La investigadora que rompió techos de cristal

Ángela Molina Gómez, La investigadora que rompió techos de cristal

Ángela Molina Gómez, La investigadora que rompió techos de cristal / Por PASCUAL VERA

Pascual Vera

Pascual Vera

Afirma Ángela Molina Gómez que las mujeres son fundamentales en el avance de la investigación. Quien lo dice ha sido Catedrática del departamento de Química y Física de la Universidad de Murcia, investigadora responsable del grupo de excelencia investigadora Electroquímica Teórica y Aplicada, y ha participado en decenas de proyectos de investigación, la mayoría como investigadora principal, siendo, además, académica de número de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia.

Molina Gómez forma parte de ese pequeño porcentaje de mujeres científicas que han desarrollado su labor en una actividad copada por hombres en un porcentaje abrumadoramente alto, como indican las cifras de todas las academias de Ciencias europeas. Ella, sin embargo, asegura que en el mundo universitario e investigador en el que siempre se ha movido, no se ha sentido nunca discriminada. Y tiene una fórmula de éxito asegurado para luchar contra esa discriminación que existe en la sociedad en general: «que se haga efectivo de una vez el reparto de tareas en la pareja».

Nos comentó hace años que vivimos todavía en un mundo de hombres, donde a la mujer aún no se le considera de manera adecuada. En los estudios de ciencias, tradicionalmente han sido más los hombres que las mujeres, pero en los últimos años se ha invertido la situación, afirmaba entonces, para añadir que, en cierto modo, «las mujeres tenemos cierta culpa de eso».

Según ella, se sigue produciendo el denominado efecto tijera: las mujeres obtienen las mejores calificaciones en la carrera; en el doctorado el número ya está equiparado con el de hombres, sin embargo, a partir de ahí, en la industria y en la carrera científica ya no participan tanto. La causa es clara según ella: la mujer tiene una doble tarea: la profesional y la del hogar, y la segunda aún no está compensada por la sociedad en general por la manera de pensar.

Asegura que «en la Universidad no he tenido obstáculos por ser mujer». Desde el punto de vista científico, su condición no ha supuesto un problema, aunque sí remarcaba que observa discriminación en la empresa privada.

Para paliar esas dificultades que sí que tienen las mujeres en la sociedad en general es preciso, indefectiblemente, asumir que la maternidad es una labor social, una labor importantísima. Por lo tanto, se debe ayudar en todo momento y desde todos los niveles, estatal e institucional, a que se desarrolle esa función. Y después de la maternidad, a la mujer se le debe ofrecer todas las posibilidades para que se reincorpore a su trabajo, porque cuando alguien se separa de su puesto de trabajo, sufre un retraso, pierde conocimientos que debe volver a readquirir, pero eso es algo que se puede paliar si se ofrece la posibilidad de hacer cursos.

Ángela es perfecta y rigurosa en opinión del alumnado que ha pasado por sus aulas y por sus explicaciones durante más de 40 años que ha ejercido como profesora en la Universidad de Murcia. Para ellos y sus compañeros, la ausencia de Ángela Molina, que ofreció su última lección el pasado mes de mayo, será imposible de rellenar. Pero ella dejó un mensaje para unos y otros: «Nunca perdáis la ilusión y las ganas de luchas». Así, seremos invencibles.