Murcian@s de dinamita

Ana Barqueros, una luchadora por los derechos de la mujer

Ana Barqueros, Una luchadora por los derechos de la mujer

Ana Barqueros, Una luchadora por los derechos de la mujer / Por PASCUAL VERA

Pascual Vera

Pascual Vera

Si alguien me hubiera preguntado hace veinte años por el futuro de Ana Barqueros, le habría dicho que iba para sindicalista. Nadie lo hizo, pero lo digo por estos lares igualmente. Y como podéis comprobar, no me habría equivocado.

Su carácter reivindicativo la ha llevado siempre a luchar por lo que considera justo. Y ahora también por sus compañeros, especialmente las mujeres, desde su cargo de Secretaria de Mujer en el sindicato UGT. Barqueros también forma parte del Observatorio de Igualdad de la Región de Murcia, un órgano, a su parecer, muy necesario para conocer la situación de las mujeres a nivel laboral, educacional y social, que es de gran utilidad para proponer políticas o actuaciones al respecto. Antes de entrar en la Universidad de Murcia, Ana trabajó en la empresa privada. Concretamente en nueve, y de todas se marchó porque no se cumplían los derechos laborales. Pero el detonante para ser sindicalista le llegó cuando fue despedida por estar en estado de gestación. Le dijeron que allí no admitían a mujeres embarazadas. Curiosamente, no era la Edad Media. Corría el año 2007. Esto hoy sería impensable, señal inequívoca, a juicio de Ana, de que sí se va avanzando en este tema. Fue en los sindicatos donde encontró información y apoyo.

En aquellos momentos, Barqueros entró en la UMU a través de una bolsa de trabajo, y pensó que, desde un sindicato, ella podría ejercer también esa labor de ayuda al trabajador necesitado.

Desde la Secretaría de Mujer sigue viendo situaciones de discriminación, sobre todo cuando negocia planes de igualdad en las empresas privadas, donde se puede encontrar situaciones aberrantes, y a numerosos empresarios que no reconocen que existe una brecha salarial en su propia empresa, cuando se trata de algo que resulta evidente. Según Ana, esta situación, negar la evidencia de esa discriminación no se da exclusivamente a nivel laboral, sino que se extiende al social: hay mucha gente que se niega a los avances en igualdad porque entienden que no existe esa diferencia.

Según Ana, es necesario que la ciudadanía, en su conjunto, se percate de que no se busca la igualdad entre hombres y mujeres, sino de que ambos colectivos tengan el mismo trato, los mismos derechos, la misma forma de acceder a un empleo. En su opinión, este es el verdadero problema cuando se lucha por los derechos de la mujer, que «muchos creen que estamos pretendiendo algo que realmente no perseguimos».

Aunque Ana piensa que siempre hay una espada de Damocles que amenaza con un retroceso en temas sociales y de la mujer, el avance registrado en los últimos años ha sido de enormes proporciones en los últimos tiempos.

También se percibe esto en la extensión del trabajo femenino en determinados puestos en los que era impensable que hombres y mujeres se dedicaran a ello.

Por todos esos logros, que se van incorporando paulatinamente a la ciudadanía, es algo por lo que Ana está convencida de que vale la pena luchar, y lo hace cada día, con convencimiento y denuedo, con pasión y arrojo, como ella es.