Murcian@s de dinamita

Elena Tormo, positivismo ante la vida

Universidad de Murcia

Elena Tormo,  positivismo ante la vida

Elena Tormo, positivismo ante la vida / Por PASCUAL VERA

Pascual Vera

Pascual Vera

Pertenece Elena Tormo Sotomayor a ese grupo de personas positivas y positivistas –en su tercera acepción– a las que cualquier contratiempo no hace más que actuar de acicate para superarlo, situándose unos pasos más allá incluso que cuando apareció.

Elena encuentra un contratiempo e inventa cualquier cosa para superarlo y se cuenta 20, como si jugara continuamente un parchís de la vida en un juego vital en el que hay que poner todos los sentidos, pero juego al fin.

Ella habría inventado las burbujas de agua comestibles en caso de estar en el baño y necesitar perentoriamente comer o unos hoy traductores simultáneos para hablar con una nueva amiga con la que tuviese necesidad entenderse, un analizador de calorías instantáneo...

Por eso, cuando ya de adulta le diagnosticaron intolerancia a la lactosa, todo se le vino abajo... durante unos minutos. Cuando vio que no podía comer un montón de cosas a las que estaba acostumbrada, decidió ponerse manos a la obra y crear ella misma su propio libro de recetas. Recopiló información y decidió buscar soluciones alternativas para poder seguir comiendo lo mismo. Comenzaron a surgir recetas que no tuvieran lactosa. Pero Elena, persona solidaria donde las haya, pensó, que por el mismo precio, podía hacer algo apto para celíacos y diabéticos, así que se puso a investigar y preparar recetas que tampoco llevaran gluten ni azúcar.

Persona metódica, sistemática, cuidadosa y ordenada –como si no fueran la misma cosa estos cuatro sinónimos–, este cronista la ha visto durante años desayunar sus propias recetas que ella llevaba primorosamente envueltas de casa ya cocinadas, acompañándolas de una infusión mañanera.

Elena comenzó a compartir sus recetas en Facebook, y los amigos fueron pidiéndole más y más.

En un momento determinado, alguien le habló de Amazon y la posibilidad de publicar, y allí que se plantó ella, editando su libro de recetas que hizo las delicias –espero, y sobre todo lo espera ella– de sus consumidores al módico precio de diez euros, que no es más ni menos que lo que le costó, porque Elena no quiere ganar un céntimo, pero, en la medida de lo posible, tampoco quedarse sin poder desayunar esos alimentos qué tan primorosamente envuelve cada mañana para llevar al trabajo.

Posee Elena un carácter inquieto que la lleva a realizar numerosas actividades que no se queda en el trabajo estricto y la vida rutinaria de un funcionario.

Senderismo, kayak, excursiones... Son actividades que realiza de forma cotidiana, pero por encima de todas ellas hay dos con las que se encuentra especialmente a gusto: la historia antigua «me encanta que me expliquen monumentos, ruinas, civilizaciones antiguas...» Y nos habla de un disertador casi mítico para ella, con quien ha disfrutado y aprendido tanto: el ex profesor de la UMU Javier García del Toro. Y la fotografía, una dedicación que se ha convertido en pasión con el paso de los años. Utiliza en sus imágenes colores muy intensos, porque probablemente constituyan una prolongación de su personalidad y forma de ser. En sus viajes, en sus excursiones, ella va ojo avizor, y si hay algo que le emociona, indefectiblemente se detiene y capta el momento.