Murcian@s de dinamita

Pedro Mª Egea Bruno, el incansable luchador por la Memoria Histórica

Universidad de Murcia

Pedro Mª Egea Bruno, el incansable luchador  por la Memoria Histórica

Pedro Mª Egea Bruno, el incansable luchador por la Memoria Histórica / Por PASCUAL VERA

Pascual Vera

Pascual Vera

Experto en rescatar la memoria de tantos hechos, el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Murcia, Pedro Mª Egea Bruno, es también el responsable de rescatar del ostracismo el hecho más oculto de la historia de la UMU, un acontecimiento que, durante 90 años nos fue birlado a todos: la identidad de los dos rectores de la Universidad de Murcia durante un período tan convulso y crítico como la última parte de nuestra Guerra Civil.

La empresa fue una iniciativa personal que inició Egea Bruno hacia 2015, con motivo del centenario de la universidad murciana, y que contó con el entusiasta impulso inicial del rector Orihuela, siendo culminado con el rector Luján. Fue en la revista Centum, que tuve el honor de dirigir. En aquella publicación sacamos a la luz, con la ayuda de Pedro, las acciones y los desvelos por conseguir la subsistencia de la Universidad de Murcia entre 1936 y 1939 de dos de los más enormes profesores que ha tenido nunca esa institución. Los nombres de estos dos rectores y sus rostros hoy pueden ser contemplados y conocidos por todos gracias a su trabajo, que abrió las puertas para que sus retratos pasaran a integrar, por primera vez tras casi un siglo, la Galería de Rectores de la UMU. Las figuras de Laureano Sánchez Gallego, muerto en el exilio mexicano, y Manuel Pérez Xambó, condenado a muerte por el franquismo y desposeído de sus derechos como funcionario, rectores quinto y sexto de nuestra principal institución de enseñanza, pueden ser hoy contemplados en la planta noble del Rectorado.

El hecho, con ser una de las últimas referencias sobre su particular compromiso con la Memoria Histórica no es, ni mucho menos, el primero, ni tampoco el último, en un ímprobo trabajo en el que ha estudiado la represión franquista en la Región, especialmente en Cartagena. Todo ello le ha valido estar en el ojo del huracán de los recalcitrantes, y recibir amenazas de muerte de grupos ultras.

Egea Bruno es un luchador, un hercúleo y académico luchador que defiende su derecho a bucear en nuestra historia reciente para, con el rigor que siempre ha caracterizado sus investigaciones y dar a conocer nuestra historia y algunos de los episodios más trágicos. Pedro es inasequible al desaliento y promete seguir al pie del cañón desenterrando injusticias.

Gasta Pedro mostacho –ahora entrecano–, que lo emparenta con el carácter severo y adusto que mostraban aquellos héroes suyos de las asonadas militares liberales del siglo XIX. Pero es una pura pose, tras la que se parapeta una persona afable y cercana. Así lo reconocieron sus alumnos hace pocas semanas, que lo eligieron padrino de su promoción y ante los que pronunció un desternillante, socarrón e irónico discurso en el que elogió la ideología que siempre ha defendido. «Soy republicano y tengo una enfermedad coronaria», comenzó su discurso ante el jolgorio general. Tuvo un recuerdo para las 13 rosas: «que su nombre no se borre de la historia» –ante un estruendoso aplauso– y para las víctimas del franquismo «que yacen enterrados en el olvido», «una democracia –dijo– no puede construirse con muertos en las cunetas».

«Que vuestras vidas sean un continuo aprendizaje, estoy seguro de que seréis capaces de crear una sociedad más justa y un mundo más humano». «Indignaos, no nos vale callar, ¡Salud y República!».