Murcian@s de dinamita

Isabelle García Molina, dinamizadora cultural y literaria

Universidad de Murcia

Isabelle García Molina,  dinamizadora cultural y literaria

Isabelle García Molina, dinamizadora cultural y literaria / L.O.

Pascual Vera

Pascual Vera

Si buscamos en el diccionario la palabra ‘dinamizador/a cultural’, veremos que se trata de una persona capaz de intensificar o aumentar las acciones culturales en un sector. Existe en la RAE una segunda acepción: Isabelle García Molina.

Nadie como ella ha impreso en la cultura regional y nacional tal auge y empuje en el último cuarto de siglo, organizando veladas literarias, presentaciones de libros y recitales, organizando premios de letras y atrayendo a nuestra tierra a una pléyade de escritores que no hubiéramos conocido sin ella.

Isabelle es el colmo de la amabilidad -aunque esconde bajo su amable y aparentemente imperturbable rostro un volcán presto a erupcionar si la ocasión lo requiere-, posee una afabilidad casi mítica, atenta siempre a proporcionar cualquier información cultural a quien lo requiera. Informaciones que tienen, además, el valor de proceder de una experta y lectora contumaz, cultivada a golpe de libros. Aunque le ha gustado propagar por doquier el infundio de que es un erizo. Tal vez para evitar que haya más malos escritores que le traigan sus tochos infumables para que ella misma mejore su contenido.

Se la llevan los diablos con el narcisismo y ego los de escritores mediocres que no se percatan de sus limitaciones: todo el mundo puede escribir, pero no todo el mundo puede ni debería publicar, afirma. Tampoco puede con esa manía de algunos escritores de presentar su obra autopublicada una y otra vez en cada localidad de nuestra Región para costear su publicación.

Dice, modesta y algo falsaria, que cuando vio que no podía escribir como nuestros grandes, se dedicó a organizar eventos para traer a la Universidad de Murcia -a través del Aula de Poesía de la UMU, que coordina-, a nuestros autores más preclaros. Y a ello se ha dedicado durante más de dos décadas.

De rostro adusto y sonrisas contadas, le gusta pensar que es el resultado de la celebración del reencuentro de sus padres en la localidad de Annecy, en los Alpes franceses. Murcia vio llegar, en 1978, a la familia García Molina, con una niña de 12 años ya lectora voraz y bilingüe. Estudió en el colegio La Milagrosa y el Bachillerato en el Saavedra Fajardo, llamando la atención de sus profesores por su pasión por la escritura y la lectura: organizaba la revista del instituto y actividades culturales, y participaba y ganaba concursos literarios del centro.

Comenta a menudo, con la socarronería que le caracteriza, que la mierda -su limpieza- le ayudó a sacar la carrera: ayudaba a su padre en su empresa de limpieza mientras cursaba Filología hispánica.

Sus primeros pasos en las actividades culturales en la UMU fue la organización de varios números de la revista oral Zauma. En 1996 pone en marcha el Aula de Poesía de la UMU. En esa época comienza a publicar las primeras obras de muchos de los escritores que hoy forman parte de los más destacado de las letras murcianas. En el año 2000 creó el premio Dionisia García.

Velaine, Prevert…. La poesía le entró en las venas desde niña. Ahora le gusta compartir sus conocimientos en los talleres de escritura, que dirige desde hace años en la Universidad de Murcia.