Murcian@s de dinamita

Juan González, cinéfilo de pro y cronista

Juan González

Juan González / L.O.

Pascual Vera

Pascual Vera

Juan González Fernández es un cinéfilo empedernido que ve películas clásicas a una velocidad de crucero imposible de igualar. Lo más llamativo de su acción cinéfila es que acumula y almacena en su memoria miles de escenas para espolvorearlas en sobremesas y reuniones, con inclusión de los actores que intervenían y otras circunstancias que complementan las imágenes que comenta.

Lo más llamativo es su capacidad para recordar y rememorar actores de cintas del cine español o norteamericano clásico (también del francés, italiano, inglés o alemán) para situarlos con sus correspondientes papeles, e incorporando además tics o rasgos de su personalidad gesticuladora y ademanes interpretativos. Tengo para mí que no serán menos de 8 o 10.000 intérpretes los actores cuya filmografía domina sin despeinarse. El doble si se despeina.

Como un nuevo Funes el memorioso, el personaje de Borges condenado a recordar absolutamente todo, ya que carecía de la posibilidad del olvido, Juan recuerda todos y cada uno de los detalles de los filmes que ve, cada rostro, cada circunstancia, de manera que es capaz, caso de pretenderlo -afortunadamente no lo pretende nunca- de contar una película en el mismo número de minutos y segundos que dura su proyección.

En los últimos tiempos, empero, ha añadido a sus actividades propias de profesor de química jubilado una nueva dedicación a la que se ha consagrado en cuerpo y alma con la vehemencia de un Illuminati: contar la historia de su patria chica (aquí también valdría decir pequeñica, en murciano, o bien chiquitina, por el tamaño del objeto estudiado), Cabezo de la Plata, una pedanía de Murcia que, con sus 226 habitantes, constituye, con 66 kilómetros cuadrados, la segunda pedanía de Murcia más extensa. En los últimos tiempos intenta desentrañar y exponer a la luz la historia de este lugar semi milenario con la meticulosidad del personaje memorioso en el que se convirtió por mor del cine y los personajes que pueblan sus westerns.

Con tal actitud y una entrega total, Juan se ha metido durante media vida entre legajos, documentos y papeles de archivos e iglesias y ha ido escribiendo numerosos artículos con los que va componiendo la historia de esta pequeña pedanía que es tanto como decir un pequeño trozo de Murcia, en el que pone el foco sobre esos personajes anónimos que la historia, indefectiblemente, olvida, pero que poseen la importancia de su singularidad y de su parte sine qua non para nuestra propia existencia, esa historia que nos apuntala y nos crea desde nuestro pasado.