Murcian@s de dinamita

José Iniesta Medina, el proyeccionista del cine Rex

José Iniesta Medina, el proyeccionista del cine Rex

José Iniesta Medina, el proyeccionista del cine Rex / Por PASCUAL VERA

Pascual Vera

Pascual Vera

Probablemente no exista, ni en Murcia ni en el resto del planeta, una persona que haya pasado más tiempo en nuestro querido cine Rex que José Iniesta Medina, encargado y operador de esta mítica sala durante medio siglo: desde 1970 hasta su cierre –esperemos que no definitivo– en plena pandemia.

El camino profesional de Pepe Iniesta parecía irremisiblemente encadenado al cine, quizás a causa de ese apellido, que en nuestra región, ha ido siempre unido al Séptimo Arte.

A los 14 años comenzó como meritorio en la cabina del cinema Iniesta. Lo de meritorio era un bonito término para encubrir que, por su tierna edad, no podía cobrar, pero sí trabajar con aquellas pesadas bobinas en esas lúgubres cabinas de proyección que, en aquellos tiempos, se parecían demasiado a las que todos hemos visto en la película Cinema Paraíso. Cambiar, rebobinar, almacenar, clasificar, remover, barrer, transportar..., el pequeño Pepe Iniesta hizo todo eso durante varios años por el módico salario de 0 pesetas.

Más tarde el jornal sufriría un brusco ascenso porcentual –es lo que tiene partir de cero–, Alcanzando las 7 pesetas diarias. Al Iniesta le siguieron otros cines: Sport Vidal -conocido como el cine tomate-, en el barrio de San Andrés y el Teatro Circo. Y en los veranos el cine imperial, ubicado en el patio de recreo del mítico Colegio de San Antonio.

Eran tiempos de bonanza en el cine en Murcia, y sobre todo en el Rex, la sala de los grandes éxitos, que compartía en esos tiempos la condición de buque insignia de la empresa Iniesta con el Coy. Recuerda Pepe que la sala contaba en aquellos años con cinco limpiadoras, cinco porteros y acomodadores, tres personas en la cabina, una taquillera, un taquillero y la persona que limpiaba los aseos. Ahora diez salas pueden funcionar con un taquillero y un proyeccionista, exclama José Iniesta en un tono que tiene más de lamento que de admiración por unos tiempos mucho más capaces.

En el ínterin, Pepe Iniesta fue llamado a filas e intentó cambiar su futuro haciéndose maquinista en Renfe. Pero el fin de su etapa de instrucción supuso también el final de sus aspiraciones laborales en el ferrocarril. De regreso a Murcia y a su vida civil volvió a lo suyo: la cabina del Teatro Circo y, muy poco después, en 1970, la del Rex, ya como operador

En 1982 pasó a los cines Floridablanca, que acababan de abrir en el barrio del Carmen, con una nueva empresa que estaba llamada a revolucionar el cine en Murcia: Carceserna, que pronto abriría los Centrofama y las primeras multisalas en la capital: Zigzag, Thader, El Tiro…

Él fue probablemente el último en abandonar el barco del cine Floridablanca y el que acudía a enseñar la sala, ya vacía y convertido su interior en un solar, a posibles compradores.

En el ´91 volvió de nuevo al Rex, donde actuó como encargado de las obras de remodelación de un cine que reabría sus puertas en noviembre de ese año con un cambio asombroso, aprovechando antiguas construcciones e instalando las más innovadoras tecnologías.

Recuerda el mal estado del material con el que se funcionaba entonces, con películas enormemente baqueteadas que había que reparar con acetona antes de ser proyectadas. No se le olvida aquella ocasión en que proyectó las cinco copas del Real Madrid en la casa de uno de los prohombres de Murcia . Y sobre todo, recuerda aquellas proyecciones nocturnas, casi de madrugada, en las que revisaban las películas que se iban a exhibir al día siguiente, en compañía de su inseparable amigo Ángel Verdú y de algún restaurador de la zona. Hoy todo son sombras.